Autopublicaci?n: Las revoluciones de pensamiento, lo que se cree vs la realidad

Autopublicaci?n: Las revoluciones de pensamiento, lo que se cree vs la realidad

¿Qué es lo primero que se les viene a la mente cuando escuchan la palabra 'autopublicación' ¿Acaso una novela hecha en una imprenta sobre pedido? ¿O tal vez un libro de cuentos que un amigo hizo para sus allegados, con el fin de quitarse la duda de cómo se sentía tener un libro propio?  Si esas son las primeras respuestas que atraen sus pensamientos, temo decirles que se encuentran un poco desactualizados en el tema.

Hoy en día, la autopublicación no solo se puede dar de forma impresa. Gracias a la tecnología, ha llegado una nueva y funcional gama de páginas que nos ofrece lo que en otros tiempos hubiera sido imposible conseguir en tan poco tiempo: llevar nuestros libros a los lectores en cuestión de segundos. Amazon, Barnes & Noble, Bubok, Lulu, Libros.com... Estos nombres son solo el principio de una lista que comienza a engrosarse a cada momento, llevando a los interesados otras opciones de lectura, que en condiciones normales tal vez nunca habrían podido ver la luz.

Y es que, a causa de la saturación de manuscritos que llegan a las editoriales tradicionales todos los días, únicamente un pequeño porcentaje consigue que su escrito sea leído; de ese porcentaje elijen solo unos cuantos para hacer su sueño realidad, lo que deja a miles al año sin la posibilidad de firmar un contrato con una casa editorial. Estas, cada día apuestan más por los escritores de renombre, dejando a los que apenas comienzan en un pozo sin fondo que o los desmotiva a continuar con esta labor, o les da el incentivo suficiente como para intentar salir adelante y cumplir sus deseos.

Muchos son los escritores que ya tienen en su haber toda una colección de cartas rechazando su obra. Pero muy pocos son los que han volteado la vista hacia esta nueva opción que nos brinda la tecnología. Algunos porque no conocen estas alternativas, otros porque continúan viviendo con el tabú de que 'si no publicas en una editorial, entonces no eres un escritor'.

Como escritores, sabemos sobre los arduos procesos de selección, a los que recurren las grandes firmas editoriales para elegir a sus próximos autores. Conocemos casi a detalle los filtros a superar, y que es lo que pasa cuando un mínimo error termina por vapulear todo nuestro trabajo.

No obstante, hay un pequeño dato que no conocemos y que podría sorprender a algunos lectores: Antes había "cuatro" escritores importantes acunados por las grandes editoriales, gracias a la autopublicación han salido a relucir unos 50.000 autores desconocidos hasta ahora (Este dato es sólo de Amazon España), autores que estaban deseando darse a conocer y que sólo gracias a la autopublicación lo han conseguido.

Sea cual sea la razón, un grupo de personas ha decidido dejar los estigmas de lado, adoptando una visión distinta en cuanto a la autopublicación digital. Se han dado la oportunidad de probar nuevas opciones, no obstante, estas personas están consientes de que, si quieren conseguir sus objetivos, deben dejar de ser solo escritores y convertirse en escritores-editores. Una ardua tarea para la que no muchos están listos todavía. 

Escribir, corregir, revisar, maquetar, diseñar, hacerse publicidad, llevar cuentas de los libros vendidos. Todo eso y más hacen los escritores-editores con el fin de poder sacar a flote sus historias, darlas a conocer y buscar lectores que compartan su visión de la vida.

La autopublicación digital (contrario a muchas creencias) comenzó a darse desde el momento en el que surgió Internet como una red global de acceso. Desde ese instante, las personas encontraron una manera de colocar sus textos en ella; ya fuera en foros o grupos de escritura, la gente quería compartir lo que hacían con otros, como una forma de que éstas les hicieran ver los errores que a simple vista no podían detectar por sí mismos.

De esta manera, las obras de autopublicación fueron extendiendo sus dominios hacia los blogs, que se convirtieron en las primeras plataformas personalizadas e individuales que estuvieron disponibles.

Tuvieron que pasar varios años para que alguien tomara esas muestras y diera forma a la idea que revolucionaría a una generación de escritores de habla anglosajona. La pionera Amazon se lleva el crédito por este hecho con el Kindle Digital Text Platform (ahora Kindle Direct Publishing / KDP) que no tardó en ser emulado por otros que vieron en la autopublicación un negocio en ciernes que podían explotar.

Así, en el 2010 se inició esta aventura para muchos escritores norteamericanos y no norteamericanos, que hoy en día han hallado en estas plataformas una forma de hacerse escuchar.

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