El Gigante del Este que no se duerme

El Gigante del Este que no se duerme

Cuando la Unión Soviética se vio llevada a la desaparición en 1991, todos dieron lugar a que Rusia (su sucesora directa) se dirigiría a un puesto secundario en el plano político. En principio así parecía cuando el gobierno ruso se dedicó, en los años siguientes de su reestructuración, a levantar el ánimo de una población que consideraba que sus años de grandeza quedaron grabados en la figura de la ex - Unión; y mientras esto sucedía en el interior del gigante del Este, Occidente (bajo la dirección de los Estados Unidos) dio rienda suelta a sus aspiraciones de un "nuevo orden mundial". Sin embargo, las cosas no son siempre lo que parecen, y además, siempre existe la constancia de la fluidez de los hechos y, por lo tanto, la consideración de que Rusia continuaba dentro de las decisiones más importantes del globo no se hicieron esperar.

Vladimir Putin y el partido Rusia Unida representan hoy en día la necesidad del pueblo ruso de reencontrar su posición dentro de la maquinaria política, y a lo largo de los años en que Putin, principalmente, ha llevado las riendas del estado, su comunidad se ha ido suscribiendo a la idea de que su país aún tiene posibilidades de retomar dicho lugar que se les fue retirado. De esta manera el gobierno Ruso ha ido ganando protagonismo en mayor escala.

Primeramente, su relación con los gobiernos sudamericanos ha ido en aumento, en un inicio con el gobierno de Venezuela, y a medida que otros gobiernos de izquierda se formaban en la región, de igual forma fueron acordando alianzas que reforzaron la posición de Rusia como potencia emergente. De igual forma, llevado por el deseo de oponerse al gobierno norteamericano (como lo ha sido desde los tiempos del comunismo) se ha aliado con el otro gigante del Este, La República Popular de China, mediante acuerdos que han fortalecidos sus relaciones diplomáticas; y de igual forma, también uniéndose a una alianza con otros gobiernos, que se consideran hostiles para los intereses de Washington, formando alianzas con los gobiernos de Irán y Siria, siendo éste último el punto de inflexión al que ha llegado el proyecto de recuperación nacional, en mayor parte, desde el periodo que inicio en 2008 donde la dupla Putin-Medvédev ha mantenido su proyecto hasta la actualidad.

Dado que la guerra de Siria se ha convertido en una especie de guerra mundial no declarada. La sola presencia de fuerzas del exterior en territorio sirio en apoyo del gobierno (Rusia) o de la oposición (coalición liderada por Estados Unidos), ha permitido considerar que las consideraciones sobre este territorio es tomado por estos mandos (éste consideración ya es tomada en cuenta en el artículo Siria: tierra de todos, tierra de nadie). Y dado que Rusia ha demostrado que su lugar como potencia del mundo sigue vigente, su presencia política y militar en la región ha reforzado dicho argumento hasta el punto en que las negociaciones por la paz se han visto detenidas por su necesidad de reforzar su política en frente de los proyectos de Occidente.

Bajo estos argumentos, si bien rayan en la superficialidad del asunto en sí, representan la escena de que la Guerra Fría se encuentra en una fase nueva, ya que durante el periodo de los 90 y principios de los 2000 tan sólo se encontraba un gigante en espera de despertarse; No obstante, y a manera de conclusión, la situación actual de Rusia responde principalmente a la actitud que tuvo Occidente durante los años de reestructuración rusa, y por ello, la constancia de Guerra Fría se mantuvo patente, como quien dice tuvo un leve respiro, y en estos momentos las consideraciones políticas de un lado han provocado este despertar, que sin embargo, se considera como una complicación de la que no dudan en rechazar como causante de dicha causa.

(Esta nota no intenta, o alega, consideraciones opuestas al gobierno Ruso; en cambio, pone de manifiesto las contrariedades del sistema político mundial que da nulidad, casi sistemática, de las lecciones históricas, y como estas en lugar de quedar en el pasado como simples episodios irrepetibles, simbolizan en cambio la fluidez de acontecimientos que continúan circulando hasta llegar hasta este punto que continuara de igual forma si no se tienen las consideraciones previsibles para su arreglo.) 

 

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