Israel y su derecho a la paz

Israel y su derecho a la paz
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Sí existe un tema complejo e imposible de tratar a la ligera para entenderlo, ese es precisamente el tema de Israel y sus constantes esfuerzos por alcanzar un acuerdo de paz definitivo con Palestina. La nación Hebrea desde su reconocimiento como Estado el 14 de mayo de 1948, se ha visto obligada a mantener una actitud defensiva debido a los constantes ataques terroristas por parte de diferentes grupos palestinos extremistas. Sucesos lamentables con víctimas inocentes, civiles, jóvenes, mujeres y niños en muchos de los casos, han escrito con sangre la historia real de Israel. Por supuesto, el terrorismo Palestino ha hecho carrera en el mundo mediático y a la par de asestar duros golpes al vecino, siempre difunde la versión conveniente de los hechos.

En el campo diplomático no ha sido diferente, el auto victimizarse le ha permitido a  Palestina contar con el apoyo de un número significativo de países en distintos continentes así como con organizaciones internacionales que condenan sin previo derecho a la contra argumentación a un Israel que pareciera cada vez más aislado diplomáticamente, y además, forzado, a alcanzar un acuerdo de paz a la medida del verdugo. Recientemente se celebró en París una reunión cuya pretensión era (según sus organizadores) promover un acuerdo de paz definitivo entre Israel y Palestina, pero dicha reunión, sin representación Israelí quedó únicamente como un acto propagandístico calificado por Israel como "Impostura Palestina bajo el auspicio de Francia".

El proceso de paz y el acuerdo definitivo para alcanzarla debe darse, es un hecho que en un conflicto de esas proporciones es imperativo el cese de acciones sean estas, ofensivas o defensivas para no contar con más víctimas inocentes, pero son las dos partes las llamadas a sentarse a dialogar con franqueza. Es a Israel y Palestina  a quienes les asiste el derecho para allanar el camino hacia una paz firme, duradera y deseablemente definitiva. Pero resulta contradictorio que mientras Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina se rasga las vestiduras frente a la "amenaza Israelí" terroristas palestinos prosigan perpetrando actos criminales como el del domingo 9 de enero del presente año, donde murieron cuatro jóvenes israelíes, quedando en estado de gravedad otras 17 personas.

Es tiempo que la objetividad pese más que la propaganda. El camino hacia la paz en medio oriente no debe ser una camisa de fuerza en donde solo se exija a Israel hacer concesiones. Ya fuimos testigos del pobre y penoso papel de la ONU con una resolución halada de los cabellos, llegando incluso a demarcar territorios y a decir, que pertenece a Israel y que no, por supuesto, desde una temeraria ignorancia que solo afectó aún más la ya desgastada credibilidad que el organismo arrastra por su ineficacia en conflictos como el de Siria. Hay que dejar atrás la hipocresía política, no es posible que se siga sosteniendo la mentira de una Palestina víctima pero los muertos los siga poniendo Israel.

Como ejemplo, en Colombia se firmó recientemente la "paz" con un grupo subversivo que secuestró por años, mató, robó, extorsionó, traficó drogas, pero todos aplaudieron el acuerdo, y hasta un nobel de paz le dieron al presidente colombiano, pero, con el Estado de Israel que no ha hecho más que defender su derecho a la paz con determinación, todo es condena. La paz será el resultado de una voluntad permanente por la no violencia, se dará al sustituir la cultura de muerte por la defensa de la vida, es contradictorio invocar la paz cuando apuntas con un arma a la cabeza a la contraparte. La paz, en conclusión, es un tema que solo Israel y Palestina pueden construir a partir de sentarse cara a cara sin cartas bajo la manga y sin el aparataje mediático que está más interesado en desacreditar a Israel para victimizar a Palestina.

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