Rusia y su gobierno es sin duda, hoy un tema de interés mundial y no es para menos, se le atribuye al Presidente de la Federación Rusa, Vladímir Vladímirovich Putin, ser el protagonista principal tras la injerencia en las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, Holanda y  Francia, aunque al parecer solo en Estados Unidos tuvo éxito, esto según el culebrón en que se ha convertido la investigación de los nexos rusos con la campaña del presidente estadounidense Donald Trump. Lo cierto es que al margen de la veracidad o no de lo mucho que se dice al respecto, Rusia apuesta por una escalada no solo armamentista, su expansionismo territorial es inquietante ya lo vimos con Crimea y Osetia del Sur.

Pero al parecer para el hombre fuerte del Kremlin el tema de la cercanía con su principal "adversario" Estados Unidos, es de vital importancia. En tal sentido hemos visto la celeridad con la que el gobierno ruso ha hecho presencia en Nicaragua desde el año 2014, en donde además de hacer llegar equipo bélico como los 50 tanques rusos T-72, ha logrado instalar en el año 2016 un laboratorio para elaboración de "vacunas", el cual por cierto a la fecha no funciona, también se ha suscrito un convenio inquietante entre el Instituto Nicaragüense de Telecomunicaciones (Telcor) y la Agencia Federal Rusa para la Implementación del Sistema Satelital (Glonass).

El nebuloso acuerdo en su parte medular dice que Nicaragua tendrá acceso a 24 satélites rusos y habrá otros cuatro de reserva que darán servicios de observación y monitoreo (¿a qué o quiénes?), solo Daniel Ortega y Vladímir Putin lo saben. Lo cierto es que se ha instalado una base terrestre de monitoreo satelital la cual parece servir para espionaje, y lo grave del asunto es que ya en  el año 2014, el propio ministro de Defensa ruso, general Serguéi Shoigú, anunció que su gobierno "estaba negociando" la instalación de bases rusas en Venezuela, Cuba y Nicaragua para el equipamiento de su fuerza área en Latinoamérica, según informó la cadena rusa de Televisión RT.

Paradójicamente y con todos los problemas domésticos que enfrenta Daniel Ortega por su recurrente violación a la institucionalidad, los fraudes electorales y los altos índices de corrupción gubernamental, este, parece no tener reparo en ubicarse en el lente del escrutinio internacional provocando inclusive, a los Estados Unidos a quienes esta alianza con tintes de caballo de Troya le han hecho suponer que Nicaragua ha empezado a ser un problema de seguridad nacional.

En semanas recientes llegó  a las dos Cámaras Legislativas de Estados Unidos, el proyecto de Ley; Nicaraguan Investment Conditionality Act (Nica Act), esta iniciativa que busca castigar al gobierno de Ortega por su falta de vocación democrática y de trasparencia, además ha sido justificada por el  senador Ted Cruz, quien asegura que el fortalecimiento de las relaciones militares y de inteligencia entre Rusia y Nicaragua, representan una verdadera amenaza para Estados Unidos.  Daniel Ortega que no entiende de separación de poderes y controla de facto todo los poderes de Estado con la complacencia de sus partidarios disfrazados de magistrados, al parecer olvidó también lo importante de la prudencia política.

Por lo tanto no sería de extrañar que una vez que la Nica Act sea aprobada en los Estados Unidos, Ortega vía decreto declare a Nicaragua como provincia de Rusia, además, en el tema de dignidad y soberanía nacional ya demostró Daniel Ortega ser un vulgar entreguista al conceder sin pudor alguno el país entero a Wang Jing, el ciudadano Chino que supuestamente construiría en Nicaragua un canal interoceánico en el año 2013. Lo claro por ahora en este escabroso tema de la afición rusa por espiar descaradamente y tratar de incidir en la política interna de los países a quienes considera una amenaza para sus intereses expansionistas, es que las piezas del ajedrez continuan moviéndose de modo torpe pero no por ello de manera inocua.  

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