Ultraderecha cobra auge en Europa central y oriental

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Ultraderecha cobra auge en Europa central y oriental
En esta foto del 15 de marzo del 2018, el primer ministro húngaro Viktor Orban canta junto con musicos vestidos en trajes tradicionales al final de su discurso en las afueras del parlamento en Budapest. Orban y su partido Fidesz _ favoritos para las elecciones del 8 de abril del 2018_ han atraído votos con una campaña intensamente anti inmigrantes. (AP Foto/Darko Vojinovic)

ZAGREB, Croacia (AP) El primer ministro de Polonia dice que los judíos participaron en su propia destrucción en el Holocausto. Su contraparte de Hungría declara que el color de los europeos no debería mezclarse con el de africanos y árabes. Y el presidente de Croacia ha agradecido a Argentina por recibir a notorios criminales pronazis tras la II Guerra Mundial.

Desde la guerra, esas opiniones eran tabú e Europa, confinadas a los límites de la extrema derecha. Hoy son expresadas abiertamente por políticos en partes de Europa Central y Oriental, parte de un auge populista mundial en medio de la globalización y la migración masiva.

"Existe algo más amplio en la región que ha producido un discurso patriota, nativista y conservador por medio del cual ideas de la extrema derecha han logrado incorporarse a la corriente principal, dijo Tom Junes, un historiador y estudioso de la Fundación de Estudios Humanos y Sociales en Sofía, Bulgaria.

En muchos lugares, el giro a la derecha ha incluido la rehabilitación de colaboradores de los nazis, a menudo combatientes o grupos festejados como anticomunistas o defensores de la liberación nacional. En Hungría y Polonia, los gobiernos están erosionando la independencia de las cortes y la prensa, llevado a grupos de derechos humanos a advertir que la democracia es amenazada en partes de la región que derrocó dictadoras pro soviéticas en 1989.

Algunos analistas dicen que Rusia está ayudando encubiertamente a grupos extremistas para desestabilizar las democracias liberales de Occidente. Aunque es difícil ofrecer evidencia concreta de esa afirmación, es claro que el incremento de grupos radicales ha empujado a conservadores moderados a inclinarse a la derecha para retener votos.

Ese es el caso de Hungría, donde el primer ministro Viktor Orban y su partido Fidesz _ favoritos para las elecciones del 8 de abril _ han atraído votos con una campaña intensamente antiinmigrante.

Presentándose como el salvador de una Europa blanca y cristiana invadida por hordas de musulmanes y africanos, Orban ha dicho que los húngaros no quieren que su color, tradiciones y cultura nacional se mezclen con otros.

Orban, aliado del presidente ruso Vladimir Putin, fue además el primer gobernante europeo en respaldar a Donald Trump en la campaña presidencial del 2016 en Estados Unidos. En el 2015 erigió una cerca de alambre de púas en las fronteras de Hungría para impedir el cruce de migrantes y desde entonces ha estado advirtiendo con tonos apocalípticos que Occidente enfrenta un suicidio racial y de civilización si continúa la inmigración.

En Polonia, el lenguaje xenófobo está en ascenso también. El líder del partido de gobierno, Jaroslaw Kaczynski, dijo antes de las elecciones del 2015 que los inmigrantes tenían parásitos. Y cuando los nacionalistas realizaron una gran marcha el Día de la Independencia en noviembre _ algunos llevaban pancartas que decían Europa Blanca y Sangre Limpia _ el ministro del interior la llamó una imagen hermosa.

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Gera reportó desde Varsovia. Pablo Gorondi contribuyó desde Budapest.

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