Si tan solo fuese una narrativa inventada para paralizarnos, tan peligrosa como la falsa alegría del Twitter, una tristeza que sirve para que las industrias de las drogas aumenten su mercado mundial. ¿Quién está dejando una generación postrada en el silencio de la melancolía?, toda la escritura universal sostenida en hombres depresivos... ¿Son las palabras necesarias para resistir a la dinámica del mundo actual?

  Sabernos derrotados es un gran inicio.  Si no hay nada que perder, hay que levantarse de la cama y festejar la derrota como nunca, somos hombres de hierro cuyas ideas no podrán matar, estaremos aquí contemplando en las olas nuestros sueños. Que los poetas vestidos de izquierda no nos engañen, ellos solo saben beber tequila y pulque en los bares, su máscara sólo esconde el drama burgués, pero el gobierno de turno les hace cambiar sus banderas. Nosotros pertenecemos a la literatura que nunca tendrá autor, la que se escribe en las aceras poco transitada, la que no se arma por encargo en la casa presidencia...     "Somos del vino y la joda".

"Love is A Losing Game"... Tal vez no tenemos nada que ganar, entregarse al derroche de sabernos que tendrá un final inesperado, apartarnos de la imagen de ganar, y disfrutar ese instante efímero e irrepetible, nada se quedará, sin embargo todo nos acompañará en el tránsito. Hay que disfrutar ese juego perdido, derrotados que se besan en medio de las luces de neón que no nos dejan mirar el asfalto, derrotados que por un segundo detuvieron el tiempo, derrotados que ciegos de amor rozaron la eternidad.

Si la tristeza nos vence, alguien de la banda   nos sostendrá para seguir la fiesta juntas, entender que realmente no estamos solos, aunque la luz del computador que nos aísla en habitaciones distinta diga lo contrario. Por favor hay que subir el volumen, que todos salgan de sus casas, a partir de hoy cuestionaremos esta tristeza invasiva, congelante, egoísta. Armaremos la revolución con alegría.

Es tan fuerte la narrativa de la tristeza que este artículo no se dejaba escribir, lágrimas invasivas se colaban entre las figuras del teclado.

Te lo digo una vez más: si la tristeza te vence, estaremos aquí para acompañarte, porque de eso se trata la amistad, de eso se trata el vínculo, fortalecernos desde las narrativas no imaginadas. Es hora de abandonar el mercado de la melancolía.

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