Trump evita los insultos y dice que México es amigo querido

Trump evita los insultos y dice que México es amigo querido
Fotografía de archivo del 5 de abril de 2020 del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, hablando en el Palacio Nacional en la ciudad de México. En su primer viaje al extranjero como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador viaja el martes 7 de julio de 2020 a Washington para reunirse con su homólogo Donald Trump, un líder que ha utilizado repetidamente a México como piñata para ganarse simpatizantes. (AP Foto/Eduardo Verdugo, Archivo)

WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump, quien ha denigrado a los inmigrantes mexicanos y amenazado con imponer aranceles a México, le dio la bienvenida al presidente Andrés Manuel López Obrador en la Casa Blanca el miércoles, lo llamó un socio querido y dijo que los vínculos económicos y de seguridad entre ambos países están alcanzando nuevas alturas.

Las afectuosas palabras del presidente estadounidense contrastan fuertemente con los días en los que calificó a los mexicanos de “violadores” y despotricó contra los inmigrantes que ingresan ilegalmente a Estados Unidos. López Obrador también tuvo palabras cordiales para Trump, diciendo que, aunque en ocasiones han estado en desacuerdo, es mejor hallar terreno común y evitar los insultos.

La reunión fue promocionada como una celebración de los vínculos económicos y del nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, pero a los críticos en México les preocupa que López Obrador esté siendo utilizado como un peón político para impulsar la campaña del mandatario estadounidense y su agenda de “Estados Unidos primero” opuesta a la inmigración ilegal.

A pesar de los elogios mutuos en la Casa Blanca, aún hay asuntos espinosos entre los dos países, desde la inmigración hasta las inversiones.

Trump ha evitado pronunciar palabras duras hacia México desde que López Obrador asumió la presidencia hace año y medio. Y el mandatario mexicano indicó que desea dejar los insultos en el pasado.

“Como en los mejores tiempos de nuestras relaciones políticas, durante mi mandato como presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona, y lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted comprensión y respeto”, afirmó.

Su relación es inusitadamente cálida: López Obrador es un izquierdista veterano y Trump es de derecha.

“Algunos pensaban que nuestras diferencias ideológicas habrían de llevarnos de manera inevitable al enfrentamiento. Afortunadamente, ese mal augurio no se cumplió y considero que hacia el futuro no habrá motivo ni necesidad de romper nuestras buenas relaciones políticas ni la amistad entre nuestros gobiernos”, afirmó el presidente mexicano.

Más tarde, López Obrador dijo que “fallaron los pronósticos. No nos peleamos, somos amigos, y vamos a seguir siendo amigos”.

Trump dijo que su amistad se desarrolló “contra todo pronóstico”.

Robert O’Brien, asesor de seguridad nacional del mandatario estadounidense, dijo que los dos gobernantes “realmente han congeniado” e intercambiaron bates de béisbol durante su reunión. Trump firmó y le dio a López Obrador un Louisville Slugger fabricado bajo pedido, y el presidente mexicano le dio a su colega un bate hecho por indígenas en el sur de México, declaró O’Brien en el programa “Lou Dobbs Tonight” de Fox Business Network.

Ambos firmaron una declaración en la que destacaron las relaciones entre México y Estados Unidos y el T-MEC, el nombre del nuevo tratado. El primer ministro canadiense Justin Trudeau decidió no acudir a Washington para celebrar el acuerdo argumentando que tenía compromisos programados previamente.

Trump y López Obrador también se comprometieron a cooperar en la respuesta al coronavirus, que ha sacudido fuertemente a las dos naciones. Desde marzo de 2020, el flujo a través de la frontera ha sido restringido a los viajes esenciales, aunque sí se ha permitido el flujo de bienes y servicios. El año pasado, México se convirtió en el mayor socio comercial de Estados Unidos.

López Obrador llegó a la Casa Blanca por la tarde, luego de visitar durante la mañana el monumento a Lincoln y una estatua del expresidente mexicano Benito Juárez, un héroe nacional. Trump y una guardia militar de honor le dieron la bienvenida a la Casa Blanca. Ambos posaron para los fotógrafos y Trump hizo una señal de aprobación con el pulgar. Para culminar la visita cenarían en la Casa Blanca con aproximadamente 20 empresarios estadounidenses y mexicanos, entre los cuales destacaba Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo.

Estados Unidos intenta disminuir su dependencia de la cadena de suministro proveniente de China, ante lo cual México está bien posicionado para ocupar ese vacío, aunque empresas estadounidenses han considerado que algunas acciones recientes tomadas por el gobierno mexicano son dañinas para los inversionistas del país del norte y dicen que socavan el marco de trabajo del T-MEC.

“Si no hay un mejor ambiente de inversión tanto para la inversión extranjera como privada, será muy difícil utilizar la oportunidad del T-MEC y el alejamiento entre China y Estados Unidos a nuestro favor”, dijo Gerónimo Gutiérrez, que fue embajador de México en Estados Unidos en 2017 y 2018, durante un evento virtual organizado por el Centro Wilson, un organismo de investigación.

Sin reuniones programadas con el exvicepresidente Joe Biden, aparentemente el mandatario mexicano está apostando a que Trump será elegido para un segundo período. Tom Perez, presidente del Partido Demócrata, recordó los insultos de Trump a los mexicanos y dijo que ahora el mandatario intenta adjudicarse el crédito de un acuerdo comercial que los congresistas demócratas ayudaron a hacer posible.

“Las comunidades latinas, los inmigrantes, y el pueblo estadounidense merecen un presidente con la empatía y la experiencia para guiarnos hacia adelante, no a un demagogo que aplaude la intolerancia desde la Casa Blanca”, afirmó Perez, exhortando a los votantes a elegir a Biden.

En una carta dirigida a Trump la semana pasada, una docena de integrantes de la bancada hispana del Congreso calificaron la reunión con el presidente mexicano como un intento de distraer a los electores de los crecientes casos de coronavirus en Estados Unidos, y señalaron que se trata de un “intento descarado” de politizar las relaciones entre ambos países.

A su llegada a la Casa Blanca, López Obrador y Trump no se estrecharon las manos como habría sido usual antes de la pandemia. Judd Deere, portavoz de la residencia presidencial, dijo que a todos los integrantes de la delegación mexicana se les hicieron pruebas de detección de coronavirus. Los presidentes se sentaron en mesas separadas para firmar su declaración conjunta.

A López Obrador le agrada hacer notar que Trump le ayudó a México a alcanzar un acuerdo con otros países petroleros para que la paraestatal Pemex hiciera un recorte menor a su producción, y que le ayudó al gobierno mexicano a obtener más respiradores artificiales para hacer frente a la pandemia de coronavirus.

Los dos presidentes hablan de una floreciente amistad que parece derivarse de su interés común en desarrollar planes de gobierno nacionalistas.

Sin embargo, muchos mexicanos siguen desconfiando de Trump, cuyos señalamientos están enfocados en arengar a su base de votantes. El mandatario estadounidense ha amenazado con imponer aranceles para presionar a México a desempeñar un papel incómodo en la política migratoria de Estados Unidos, e insistió en que los mexicanos pagarían un muro fronterizo para evitar que los migrantes ingresen a territorio estadounidense.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca Kayleigh McEnany no dio detalles sobre lo que los dos mandatarios dijeron acerca de la inmigración. México envió guardias a su frontera sur para ayudar a detener la ola de inmigrantes centroamericanos.

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El periodista de The Associated Press Christopher Sherman en la Ciudad de México y Aamer Madhani en Washington contribuyeron a este despacho.

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