Revolucionaria investigación en trasplante de riñón de cerdo en humano abre nuevas posibilidades
Científicos logran que un riñón de cerdo funcione dos meses en el cuerpo de un humano fallecido, marcando un hito en la lucha contra la escasez de órganos.
En un silencioso corredor del hospital, un grupo de médicos y enfermeras rindieron homenaje a un hito histórico en la medicina: durante dos meses, un riñón de cerdo funcionó con normalidad en el cuerpo de un hombre en muerte cerebral, Maurice “Mo” Miller. Este experimento, realizado por un equipo de cirujanos en el NYU Langone Health, concluyó con la extracción del riñón de cerdo y la entrega del cuerpo de Mo Miller a su familia para la cremación. Este logro marca la mayor duración de funcionamiento de un riñón de cerdo genéticamente modificado dentro de un ser humano, aunque fallecido, y ofrece valiosas lecciones que los científicos compartirán con la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), con la esperanza de probar estos órganos en personas vivas.
Un avance crucial para resolver la escasez de órganos
Dr. Robert Montgomery, el cirujano que lideró el experimento, expresó una mezcla de emoción y alivio por el resultado. Montgomery, quien también ha sido receptor de un trasplante de corazón, ve en los trasplantes de animales a humanos una solución para la escasez de órganos en el país. Hay más de 100,000 personas en la lista de espera nacional, la mayoría de las cuales necesita un riñón, y miles mueren cada año a la espera de un trasplante.
Durante décadas, los intentos de xenotrasplantes, o trasplantes de un animal a un humano, fracasaron debido a que el sistema inmunológico humano destruía inmediatamente los tejidos animales extraños. Lo novedoso de este experimento reside en el uso de cerdos genéticamente modificados para que sus órganos sean más similares a los humanos.
Superando los retos del rechazo inmunológico
Algunos experimentos breves en cuerpos fallecidos evitaron un ataque inmunológico inmediato pero no arrojaron luz sobre formas más comunes de rechazo que pueden surgir después de un mes. El año pasado, cirujanos de la Universidad de Maryland intentaron salvar a un hombre moribundo con un corazón de cerdo, pero este solo sobrevivió dos meses por razones aún no totalmente comprendidas. La FDA le pidió al equipo de Montgomery responder una serie de preguntas sobre cómo realmente los órganos de cerdo desempeñan sus funciones.
Montgomery tomó el riesgo de mantener el cuerpo de Miller con un ventilador durante dos meses para observar cómo funcionaba el riñón de cerdo, con la esperanza de responder a algunas de esas preguntas. Este hecho fue posible gracias a la decisión de Mary Miller-Duffy, hermana de Mo, quien donó generosamente el cuerpo de su hermano para la investigación tras su muerte por colapso y diagnóstico de muerte cerebral. Miller-Duffy compartió que recibió una tarjeta de agradecimiento de un extraño en California esperando un trasplante de riñón, quien se mostró agradecido por el avance en la investigación.
La experiencia y lo aprendido
El 14 de julio, poco antes de cumplir 58 años, los cirujanos reemplazaron los riñones de Miller por un único riñón y el timo del cerdo, una glándula que entrena a las células inmunitarias. Al cabo de un mes, el riñón funcionaba sin problemas, pero luego se observó un leve descenso en la producción de orina, lo que fue identificado como un pequeño signo de rechazo. El desempeño del riñón mejoró gracias a un ajuste en los medicamentos inmunosupresores que se utilizan hoy en día.
“Estamos aprendiendo que esto realmente es posible”, dijo Massimo Mangiola, inmunólogo de trasplantes de NYU, pues no se encontraron diferencias significativas en cómo el riñón de cerdo reaccionó ante las hormonas humanas, ni en cómo procesaba los antibióticos y medicinas.
Próximos pasos en la investigación
La investigación está ahora centrada en 180 muestras de tejido tomadas del cuerpo para identificar cualquier señal de problemas derivados del xenotrasplante. Aunque los experimentos en cuerpos fallecidos no pueden predecir cómo funcionarán los órganos en personas vivas, proporcionan información valiosa sobre cómo mejorar estos procedimientos en el futuro.
A pesar de los desafíos, como encontrar el equilibrio genético en los cerdos y mejorar las políticas éticas en las pruebas clínicas de xenotrasplantes, los investigadores están motivados: “Lo hacemos porque hay mucha gente que, lamentablemente, fallece antes de tener la oportunidad de un segundo chance en la vida”, explicó Mangiola.
En definitiva, estos logros y los conocimientos derivados son pasos clave hacia el inicio de ensayos clínicos que podrían cambiar el panorama de los trasplantes en humanos y ofrecer una nueva esperanza para quienes languidecen en listas de espera a nivel mundial.