Diespalos sobre Haití: Inversión y controversias ante la visita del presidente colombiano
Jacmel se transforma para recibir a Gustavo Petro mientras los haitianos exigen soluciones a sus propias crisis.
Un cambio abrupto en Jacmel
La pequeña ciudad de Jacmel, en el sur de Haití, experimentó una transformación súbita. Más de 3.8 millones de dólares se invirtieron en la expansión de la pista del aeropuerto, limpieza de calles, renovaciones de infraestructura y la recuperación parcial del suministro eléctrico, todo esto en preparación para la llegada del presidente colombiano Gustavo Petro. Sin embargo, ¿a qué costo real?
Descontento entre los haitianos
La rapidez con la que surgieron dichos fondos ha dejado perplejos a muchos haitianos, en especial aquellos que sufren los embates de una crisis humanitaria y de seguridad sin precedentes. Más de un millón de personas han sido desplazadas por la violencia de pandillas en el país, y áreas como Port-au-Prince enfrentan severas carencias básicas. Antoine Jean-Baptiste, un electricista desempleado, expresó su indignación al asegurar que "el gobierno tiene dinero para esto, pero no para asegurar nuestra seguridad ni ayudar a quienes vivimos en refugios".
¿Inversión o espectáculo?
Para muchos, estas mejoras parecían más un show político que un intento genuino de revitalizar la región. Según Wood-jerry Gabriel, periodista multimedia residente en Jacmel, no todos los hogares recuperaron el servicio eléctrico pese a los anuncios oficiales. Por su parte, Wilner Content, exlegislador local, señaló que los trabajadores de limpieza pública en la ciudad no han cobrado sus salarios durante meses. Esto plantea la pregunta: ¿Realmente estas inversiones benefician a todos los haitianos?
La visita de Gustavo Petro
La llegada del presidente colombiano estuvo marcada por un recibimiento fastuoso, que incluyó una alfombra roja, soldados armados y decorados que ondeaban pequeñas banderas colombianas por las calles. Petro aterrizó en un aeropuerto recién renovado y sostuvo una reunión con funcionarios haitianos en un hotel de lujo. Sin embargo, su estadía fue breve, de tan solo cuatro horas.
Reacciones mixtas en Jacmel
Aunque algunos residentes de Jacmel celebraron las inversiones, otros se mostraron escépticos sobre su sostenibilidad. Como mencionó Gabriel, "esto parece solo otro evento de relaciones públicas más que un cambio real". Muchos en Port-au-Prince compartieron esta indignación, subrayando cómo recursos vitales fueron desviados del resto del país hacia este pequeño rincón de Haití.
Haití en cifras alarmantes
- Más de un millón de personas desplazadas por la violencia de pandillas.
- El 90% de los habitantes en Port-au-Prince y las principales ciudades no tienen acceso a seguridad básica.
- La economía nacional continúa en picada, con una inflación de dos dígitos.
El dilema gubernamental
Mientras Jacmel se embellecía para la visita, las escuelas siguen cerradas, los hospitales enfrentan escasez severa, y las fuerzas de seguridad están desbordadas por la creciente actividad de pandillas. Según varios ciudadanos, esta inversión era destinada a "aparentar frente a otros gobiernos" en lugar de priorizar el bienestar de los haitianos.
Reflexiones de la ciudadanía
"Nuestro gobierno debería invertir en nuestra seguridad, fortalecer a nuestras fuerzas armadas y garantizar que los jóvenes encuentren empleo digno", afirmó Mario Jean-Pierre, un excamionero tap-tap que perdió su empleo debido al éxodo masivo provocado por la delincuencia. Entre enojo y frustración, los haitianos residentes dentro y fuera de Jacmel exigen un cambio.
El futuro de Jacmel: ¿Una promesa incumplida?
Mientras la ciudad alardea de sus mejoras temporales, los haitianos de otras regiones del país continúan exigiendo justicia económica y social. Tal como expresó Jean-Baptiste: "¿Qué sentido tiene verse bien ante el mundo si en casa vivimos en ruinas?".