Tensión política en Serbia: estudiantes y ciudadanos se rebelan contra el gobierno de Vucic
Protestas masivas lideradas por estudiantes buscan justicia tras el derrumbe mortal de un techo de estación ferroviaria y desafían la hegemonía del presidente serbio.
Un país en el punto de ebullición
Serbia atraviesa uno de los momentos políticos y sociales más críticos de la última década. Estudiantes universitarios se han convertido en el epicentro de las protestas masivas contra el gobierno de Aleksandar Vucic, quien lleva más de una década en el poder. La chispa que encendió esta ola de manifestaciones fue el derrumbe de una enorme cubierta de concreto en una estación ferroviaria de Novi Sad en noviembre pasado, que dejó un saldo trágico de 15 fallecidos. Muchas voces señalan que la tragedia fue causada por negligencia y corrupción relacionadas con trabajos de reconstrucción deficientes.
El impacto de las protestas
El viernes 24 de enero, Serbia vivió un paro general liderado por estudiantes, acompañado de bloqueos en el tráfico y marchas multitudinarias en ciudades como Belgrado, Novi Sad y Nis. Negocios de diversos tipos —desde restaurantes hasta librerías— se sumaron al paro en solidaridad, reflejando el hartazgo de gran parte de la población. En la capital, Belgrado, miles de personas inyectaron energía y ruido a las calles con marchas que exigían “tomar la libertad en nuestras manos”.
Las universidades y escuelas han estado paralizadas durante meses, mientras que gremios como el de los abogados también han mostrado su apoyo. “No se puede seguir igual. Los estudiantes nos ofrecen una posibilidad de cambio”, declaró el actor Goran Susljik a la televisión regional N1.
Acusaciones de corrupción y manipulación
Las autoridades han presentado cargos contra 13 personas, entre ellas un ministro del gobierno y varios funcionarios estatales, por su posible implicación en el fallo estructural que causó el derrumbe en Novi Sad. Sin embargo, la liberación del exministro de construcción, Goran Vesic, ha minado la credibilidad de la investigación. Los manifestantes ven este caso como un ejemplo más de la impunidad y corrupción en el país.
El proyecto de renovación de la estación, ejecutado dos veces en años recientes, fue parte de un acuerdo de infraestructura con empresas estatales chinas. Este vínculo internacional ha también alimentado preocupaciones sobre cómo contratos extranjeros pueden afectar la calidad de la infraestructura local.
El contraataque de Vucic
Mientras las manifestaciones ganan fuerza, el presidente Vucic intenta reafirmar su control. Planea formar un movimiento político nacionalista inspirado en el modelo de Vladimir Putin para solidificar el dominio de su Partido Progresista Serbio. Además, celebró un mitin en la ciudad de Jagodina, intentando minimizar la narrativa de las protestas al acusar a los estudiantes de recibir órdenes de servicios de inteligencia extranjeros.
El aparato mediático afín al gobierno también ha contribuido a la desinformación, mientras que matones pro-Vucic han intimidado a manifestantes en eventos previos. Sin embargo, los bloqueos de tráfico del viernes se llevaron a cabo sin incidentes graves, una señal de la creciente organización y apoyo popular detrás de los manifestantes.
El impacto histórico de las protestas
Los serbios están viendo en estas movilizaciones una oportunidad para generar un cambio significativo en su sistema político. Como lo expresó un estudiante: “Esto no es solo sobre Novi Sad o el derrumbe; es sobre el destino de todo el país”. Estas son las protestas más grandes desde que Vucic asumió el poder, y han puesto en duda su capacidad de seguir controlando férreamente el escenario político serbio.
Un futuro incierto
Con su enfoque autoritario y una narrativa que busca desacreditar a los manifestantes, Vucic enfrenta uno de los mayores retos a su dominio. Los acontecimientos en Serbia podrían sentar un precedente en los Balcanes sobre cómo sociedades civiles pueden desafiar ostensiblemente a líderes populistas en busca de mayor transparencia, rendición de cuentas y derechos democráticos.
Internacionalización del conflicto
Además, al tratar de buscar afiliación con la Unión Europea mientras mantiene tendencias autoritarias al estilo ruso, Serbia sigue generando un equilibrio complicado en la escena internacional. Las protestas no solo son vistas como un evento nacional, sino también como un termómetro del potencial cambio en la política balcánica y su alineación geopolítica.
De cara al futuro, las semanas y meses venideros serán críticos para la evolución de Serbia. Si los manifestantes logran mantener su momentum y unidad, podrían abrir la puerta a transformaciones profundas en un sistema que muchos consideran roto.