Un Caso de Justicia: Richard Lapointe y su Larga Lucha Contra la Injusticia
El fallido sistema judicial le costó 26 años de libertad a Richard Lapointe, cuyo caso conmocionó a EE.UU.
El inicio de una tragedia
En 1987, Bernice Martin, abuela de la esposa de Richard Lapointe, fue brutalmente asesinada en su apartamento en Manchester, Connecticut. Fue encontrada apuñalada, violada y estrangulada en medio de un incendio. En 1992, Lapointe fue acusado y condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. El caso parecía cerrado, pero la verdad estaba muy lejos de ser simple.
Discapacidad y vulnerabilidad: las condiciones que llevaron a un falso testimonio
Richard Lapointe nació con síndrome de Dandy-Walker, una malformación congénita del cerebro que afecta el desarrollo motor y cognitivo. Sus abogados argumentaron que esta condición lo hacía extremadamente vulnerable a la manipulación. Fue sometido a un interrogatorio de nueve horas y media sin la presencia de un abogado defensor, lo que resultó en confesiones que luego se demostrarían falsas. Según sus abogados, estas confesiones fueron el producto de coerción policial.
Los expertos observan que los individuos con discapacidades cognitivas tienen una gran tendencia a confesar delitos que no cometieron, especialmente bajo presión. En el caso de Lapointe, esta vulnerabilidad fue explotada, sellando su destino de manera injusta.
El sistema judicial falla: pruebas omitidas y justicia atrasada
En 2015, la Corte Suprema de Connecticut dictaminó que a Lapointe se le había negado un juicio justo porque los fiscales no revelaron evidencia crucial que podría haber construido una defensa basada en coartadas. Estas notas policiales, nunca entregadas a la defensa, podrían haber demostrado que Lapointe estaba en otro lugar en el momento del asesinato. La corte decidió anular la condena por un voto cerrado de 4-2.
Además, nuevas pruebas de ADN llevadas a cabo ese mismo año no involucraban a Lapointe en el crimen. Sin embargo, a pesar de las inconsistencias en el caso, nunca se acusó a otra persona por el asesinato de Bernice Martin.
La liberación: "Yo no lo hice"
Diez días después de la decisión del tribunal, Richard Lapointe salió de la prisión luciendo una camiseta negra que decía: “Yo no lo hice”. El hombre, que para entonces tenía 69 años, alzó las manos en señal de triunfo y proclamó ante los medios: “Por supuesto que no lo hice. Eso no fui yo. No le haría algo así a nadie. Ni siquiera a mi peor enemigo”.
Aunque libre, Lapointe enfrentó una vida marcada por el trauma. Perdió el contacto con su familia, incluyendo a su hijo, y su matrimonio terminó poco después de su arresto inicial. Su exesposa, quien tiene parálisis cerebral, se divorció de él mientras estaba en prisión. Posteriormente, Lapointe desarrolló demencia y pasó sus últimos años en un hogar de cuidados antes de morir en 2020 debido a complicaciones del COVID-19.
El reconocimiento oficial: una compensación insuficiente
En enero de 2025, el comisionado de reclamos del estado de Connecticut aprobó una compensación de $5.9 millones para la familia de Lapointe. Aunque se llegó a este acuerdo a través de una resolución negociada, el abogado de Lapointe, Paul Casteleiro, afirma que esta suma no compensa el sufrimiento y los años perdidos del hombre. “Esto es un reconocimiento del estado del error que cometió al enjuiciar y encarcelar a un hombre inocente”, dijo Casteleiro, lamentando además que Lapointe no viviera para ver esta última victoria en su batalla por la justicia.
Una causa célebre
El caso de Richard Lapointe resonó no solo en Connecticut, sino en todo Estados Unidos, destacando los fracasos del sistema judicial. Su lucha fue apoyada por asociaciones y figuras prominentes como los escritores Arthur Miller y William Styron. Grupos como Centurion, que trabaja en la exoneración de presos injustamente condenados, también desempeñaron un papel clave en su liberación.
El impacto de los errores judiciales
- Estadísticas alarmantes: Según organizaciones que luchan contra las condenas indebidas, en Estados Unidos se exonera a un promedio de 150 personas al año, muchas de las cuales han pasado décadas en prisión.
- Desafíos mentales: Las personas liberadas tras una condena errónea enfrentan tasas significativamente altas de estrés postraumático y dificultades para reintegrarse a la sociedad.
El caso de Lapointe refleja tanto las debilidades de los sistemas legales como la resiliencia de quienes luchan por probar su inocencia.
Una lección para el futuro
La historia de Richard Lapointe deja una huella profunda y plantea preguntas esenciales sobre cómo las autoridades manejan los casos involucrando personas con discapacidades. Su vida, aunque trágicamente acotada por un sistema fallido, se erige como un recordatorio de la necesidad de reformar profundamente la justicia criminal.