Crisis en Goma: La ofensiva de los rebeldes del M23 y un mosaico de conflictos en el Congo oriental

El avance de los rebeldes hacia Goma intensifica la inestabilidad en una región plagada de desplazamientos masivos y una crisis humanitaria prolongada.

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Un conflicto sin fin en el este del Congo

Desde hace décadas, el este de la República Democrática del Congo (RDC) ha sido el epicentro de un conflicto armado complejo, donde más de 100 grupos armados compiten por el control de territorios ricos en minerales. Entre esos grupos se encuentra el M23, una facción rebelde con historial de ocupación temporal de la ciudad estratégica de Goma, como ocurrió por primera vez en 2012.

La reciente escalada comenzó en 2021 y ha cobrado fuerza con un supuesto apoyo de Ruanda, una acusación rechazada por el gobierno ruandés pero respaldada por informes de expertos de la ONU y el gobierno congoleño. La situación se ha agravado hasta el punto de que miles de civiles han huido de Goma, buscando refugio, mientras los rebeldes han tomado posiciones en la ciudad.

El avance del M23 hacia Goma

La ofensiva reciente del M23 ha alcanzado Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte y una de las ciudades más importantes en el este del Congo. Los rebeldes, vestidos con uniformes militares, han marchado hacia la ciudad al amanecer, alegando haber tomado el control total.

"Estamos huyendo porque vimos soldados en la frontera con Ruanda lanzando bombas y disparando", comentó Safi Shangwe, una habitante desplazada que describió las situaciones de pánico entre los civiles. Según un informe de la ONU, al menos un tercio de la población de Kivu del Norte está desplazada debido a conflictos.

Por su parte, el gobierno congoleño ha declarado que está "en una situación de guerra" y ha culpado directamente a Ruanda, calificando su apoyo al M23 como una "agresión frontal" y "declaración de guerra".

El papel de la ONU y el deterioro humanitario

La ONU ha reaccionado enérgicamente ante la situación, con el Consejo de Seguridad pidiendo al M23 que se retire inmediatamente y detenga la creación de administraciones paralelas en los territorios ocupados. Sin embargo, la capacidad de respuesta internacional enfrenta limitaciones, ya que los combates han obligado al cierre del aeropuerto local y han bloqueado carreteras clave.

La misión de paz de la ONU en el Congo, conocida como MONUSCO, lleva más de dos décadas desplegada en el país. Con un contingente de 14,000 efectivos, su tarea se vuelve cada vez más desafiante. En la última semana, 13 cascos azules han perdido la vida en los enfrentamientos, dejando en evidencia los riesgos para todo el personal involucrado.

Una crisis con raíces profundas

Para entender la situación actual es necesario retroceder en el tiempo. El Congo oriental ha estado plagado de conflictos desde los años 90, alimentados por tensiones étnicas, la explotación de recursos naturales y la injerencia de países vecinos como Ruanda y Uganda. Estos conflictos han desplazado a más de 6 millones de personas y han creado una de las crisis humanitarias más graves del mundo.

El cobre, el oro y especialmente el coltán, un mineral usado en la fabricación de dispositivos electrónicos, han sido tanto la bendición como la maldición de esta región. El apetito global por estos recursos perpetúa los ciclos de violencia, ya que los grupos armados imponen su control sobre las minas y rutas comerciales.

Una población atrapada sin opciones

Mientras los líderes y organizaciones internacionales discuten estrategias, son los civiles quienes cargan con el costo más alto. Familias como la de Chibalonza Habimana, que decidió quedarse en Goma con sus hijos por no tener otra opción, representan el rostro de una tragedia silenciosa. "No tenemos a dónde ir", mencionó, reflejando una realidad compartida por miles.

El llamado a la acción

Si bien la comunidad internacional ha incrementado los llamados al cese de hostilidades, la región necesita algo más que resoluciones diplomáticas. Será fundamental fortalecer las misiones de paz, implementar sanciones efectivas contra actores implicados en la violencia e invertir en el desarrollo social y económico del Congo oriental.

Por ahora, Goma es un símbolo de resistencia y vulnerabilidad en medio de un conflicto que infla las cifras de desplazados y vuelve más compleja una solución duradera.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press