Lluvias en el sur de California: entre beneficios para los bomberos y el peligro de flujos de escombros tóxicos

Las recientes tormentas han ayudado a controlar incendios masivos, pero también han expuesto a las zonas quemadas al riesgo de deslaves y contaminación por cenizas tóxicas.

¿El agua como arma de doble filo?

En los últimos días, el sur de California ha recibido lluvias intensas tras semanas de clima seco y ventoso. Estas precipitaciones, aunque han sido un alivio para los bomberos que luchan contra varios incendios devastadores, también han desencadenado una nueva serie de desafíos: flujos de lodo, inundaciones y la propagación de cenizas tóxicas provenientes de las áreas quemadas. Las lluvias llegan en un momento en que grandes incendios, como el de Palisades y Eaton, han arrasado vecindarios enteros, dejando viviendas reducidas a escombros y cenizas. Según el Servicio Meteorológico Nacional, los "nuevos quemados" son especialmente vulnerables a deslizamientos de tierra debido a la pérdida de cobertura vegetal y la compactación del suelo. Tan solo una pequeña cantidad de lluvia puede desencadenar flujos de lodo y escombros.

Impacto en la comunidad

Los efectos inmediatos de las lluvias ya se sienten en la región. Varias escuelas de Malibu tuvieron que cerrar, mientras que partes de la famosa Pacific Coast Highway fueron bloqueadas en Topanga Canyon debido a flujos de lodo. Además, el condado de Los Ángeles ha emitido alertas de inundación para zonas afectadas por incendios y ha desplegado equipos para instalar barreras, limpiar cuencas de drenaje y distribuir sacos de arena. Las cenizas generadas por los incendios contienen componentes tóxicos, como amianto, plomo y plásticos, que representan un peligro para la salud pública, particularmente en sus efectos sobre el agua potable y los sistemas acuáticos. Autoridades y científicos recomiendan que los residentes utilicen equipo de protección al limpiar sus propiedades dañadas.

Apoyo para los bomberos

Pese a los riesgos, las lluvias recientes también han ayudado notablemente en la contención de incendios en áreas como Palisades y Hughes, donde decenas de miles de personas habían sido evacuadas previamente. Actualmente, los incendios más grandes están contenidos en más del 90%, ofreciendo un respiro a los equipos que trabajan sin descanso desde enero. En el condado de San Diego, las precipitaciones ayudaron a controlar el incendio Border 2, que había estado devastando una zona remota cerca de la frontera con México. "El agua nos está dando la ventaja que necesitábamos para finalmente controlar varias frentes del fuego" comentó un oficial de bomberos.

Una lección del pasado: el caso de Montecito

El reciente temor por deslizamientos de tierra evoca recuerdos trágicos del desastre de 2018 en Montecito, cuando fuertes lluvias causaron flujos masivos de barro en laderas desnudas por incendios forestales, resultando en la muerte de 23 personas. Lecciones aprendidas de este evento llevaron a mejoras en la infraestructura de control de agua en ciertas áreas, aunque las emergencias actuales revelan que los desafíos persisten.

El contexto climático: de sequías extremas a tormentas

Paradójicamente, las lluvias intensas han llegado tras una de las sequías más graves en la historia reciente de California. Según datos del Monitor de Sequía de EE.UU., la mayor parte del estado se encuentra en condiciones de "sequía extrema" o "sequía severa". La combinación de climas extremos pone de manifiesto los efectos del cambio climático, que intensifica tanto los periodos de sequía como de precipitaciones.

Acciones y recomendaciones para los residentes

Para mitigar los impactos, la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, emitió una orden ejecutiva para agilizar la limpieza y reducir la contaminación por desechos tóxicos. Por su parte, los residentes han sido instados a tomar medidas preventivas, como llenar y utilizar sacos de arena, revisar sistemas de drenaje, y evitar zonas de alto riesgo durante las lluvias. Los efectos de las recientes tormentas muestran la complejidad de la gestión de emergencias en un estado devastado regularmente por incendios forestales. Mientras tanto, con el clima en constante cambio, se hace evidente que la preparación a largo plazo será vital para hacer frente a futuros desastres naturales.
Este artículo fue redactado con información de Associated Press