La Crisis Humanitaria en Goma: Entre el Conflicto y el Abandono
La ocupación rebelde y los desplazamientos masivos agravan una de las mayores crisis humanitarias del mundo en el este de la República Democrática del Congo.
El caos en Goma: Una ciudad atrapada
Goma, una ciudad clave en el este de la República Democrática del Congo (RDC), se encuentra sumida en un profundo caos tras la llegada de los rebeldes del grupo M23. Las calles están llenas de cadáveres, los hospitales están desbordados y cientos de miles de civiles enfrentan la incertidumbre en medio de disparos y explosiones. Este conflicto no solo ha desplazado a más de 1 millón de personas ya desarraigadas, sino que también amenaza con agravar una de las mayores crisis humanitarias del planeta, según la ONU.
¿Quiénes son los rebeldes del M23?
El grupo armado M23, formado en 2012, es una de las aproximadamente 100 facciones que luchan por el control del este del Congo, un área rica en minerales valorados en trillones de dólares. Aunque el grupo había sido contenido durante años, su reciente resurgimiento y ofensiva han desestabilizado la región, llevando a nuevas oleadas de violencia y desplazamientos masivos.
“La situación es confusa, compleja y horrible”, declaró Greg Ramm, director de Save The Children en el Congo. Agencias humanitarias reportan casos de violencia sexual en la ciudad ocupada y denuncian limitaciones extremas para ofrecer ayuda debido a los bloqueos y enfrentamientos.
Un sistema de salud al límite
El principal hospital de Goma, gestionado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), está completamente desbordado. Ante la falta de espacio, los equipos médicos han levantado carpas en los patios del hospital para tratar a los heridos, quienes llegan con heridas de balas o metralla.
“Los pacientes son transportados en motocicletas, autobuses o con ayuda de voluntarios de la Cruz Roja congoleña. El personal trabaja incansablemente, pero el espacio y los recursos son insuficientes”, explicó Myriam Favier, delegada del CICR en Goma. Trágicamente, los mismos trabajadores humanitarios y sus instalaciones se han convertido en objetivos, con informes de saqueo en los almacenes médicos y disparos dirigidos a ambulancias.
Una crisis de desplazamientos masivos
La violencia obligó a unas 300,000 personas a huir primero a los campamentos en las afueras de Goma y, posteriormente, hacia la misma ciudad, buscando seguridad. Sin embargo, dentro de Goma no encontraron alivio, sino un nuevo epicentro de violencia. Algunos desesperados lograron cruzar la frontera hacia Rwanda, donde más de 1,000 refugiados fueron registrados desde el lunes, según el gobierno ruandés.
“Lo único que queremos es que esta guerra termine”, demandó Christian Bahati, un maestro congoleño refugiado en Gisenyi, una ciudad fronteriza ruandesa.
Recursos bloqueados y ayuda suspendida
La organización cristiana World Vision, que brindaba apoyo vital en Goma y sus alrededores, ha suspendido temporalmente sus operaciones. “Las carreteras y líneas de suministro están cerradas debido a los combates entre grupos armados y el ejército congoleño”, dijo David Munkley, jefe de operaciones de World Vision en el este del Congo.
La ONU y otras organizaciones han advertido de consecuencias humanitarias “catastróficas” si no se restablece el acceso para brindar servicios esenciales como agua, alimentos y atención médica. Según datos oficiales, hay más de 6 millones de desplazados internos en el Congo debido al conflicto prolongado, lo que convierte esta crisis en una de las mayores a nivel mundial.
El impacto de la violencia de género
Alarmantes informes de violencia sexual y violaciones han surgido en Goma. Las Naciones Unidas señalaron a los combatientes del M23 como responsables de estos atroces crímenes, desafiando un ya frágil tejido social. Activistas locales y grupos humanitarios exigen acciones inmediatas para proteger a las mujeres y niños afectados.
El llamado a la comunidad internacional
La gravísima situación en el este del Congo necesita una respuesta global inmediata. Organismos como la ONU y organizaciones humanitarias están instando a las potencias mundiales a intervenir diplomáticamente para exigir un alto el fuego y garantizar la protección de los civiles. También se pide apoyo financiero sostenido para responder a las necesidades urgentes de los desplazados.
Dejar sin atender esta crisis no solo perpetuará el sufrimiento humano, sino que podría desestabilizar aún más la región africana de los Grandes Lagos.