La controversia en la Iglesia de Nueva Orleans: ¿Justicia o manipulación financiera?

El despido de líderes de Second Harvest Food Bank revela tensiones sobre el uso de fondos para resolver demandas por abuso clerical

Un conflicto que sacude la Iglesia Católica en Nueva Orleans

El despido de altos líderes del Second Harvest Food Bank of Greater New Orleans and Acadiana ha generado controversia y dudas sobre la ética de la Archidiócesis de Nueva Orleans. Según declaraciones de dos miembros despedidos de la junta directiva, el arzobispo Gregory Aymond los destituyó tras resistirse a redirigir hasta 16 millones de dólares del banco de alimentos para apoyar las negociaciones de bancarrota de la Iglesia, vinculadas a cientos de demandas por abuso clerical.

¿Un intento de desviar fondos de la lucha contra el hambre?

El banco de alimentos, que proporciona más de 39 millones de libras de alimentos a familias necesitadas en Luisiana, ha sido visto como un pilar en la lucha contra la inseguridad alimentaria. Natalie Jayroe, quien lideró la organización durante 19 años antes de ser despedida, fue señalada por su férrea negativa a desviar dinero destinado exclusivamente a combatir el hambre en la región.

Bert Wilson, ex presidente de la junta también destituido, afirmó que reorientar estos fondos habría sido “tan moralmente inapropiado como legalmente injustificable”, dado que los acuerdos con los donantes especificaban su uso exclusivo para proyectos de alimentación.

Las respuestas del arzobispo y la Archidiócesis

En un video publicado en su página de Facebook, el arzobispo Aymond negó categóricamente que la Archidiócesis estuviera intentando tomar dinero a expensas de los hambrientos. Según él, la cifra de 16 millones de dólares solamente se discutió teóricamente como un medio para que Second Harvest adquiriera bienes de la Iglesia y se separara por completo de su control.

Además, sostuvo que la remoción de los directivos obedeció a su rechazo a firmar un acuerdo que otorgaría protección legal a ciertas entidades religiosas durante las negociaciones de bancarrota. Sin embargo, Nick Karl, otro miembro despedido de la junta, refutó esta versión, argumentando que la fecha límite real para la firma del acuerdo era el 1 de mayo, y que la junta todavía estaba evaluando el documento cuando se produjo la destitución.

Preocupaciones sobre la transparencia y el futuro de Second Harvest

Tras la destitución de los líderes, Aymond nombró como director ejecutivo interino a Dirk Wild, director financiero de la Archidiócesis, junto con una nueva junta directiva. A pesar de los cambios, los nuevos administradores han asegurado que el banco de alimentos continuará funcionando sin interrupciones.

Sin embargo, muchas voces, incluidas las de donantes y sobrevivientes de abuso clerical, han manifestado su escepticismo. James Adams, una de las víctimas que ha demandado a la Archidiócesis, sugirió que Aymond podría simplemente renunciar al control de la organización sin fines de lucro para garantizar su independencia. “Los sobrevivientes solo quieren que este asunto se resuelva”, declaró Adams.

Organizaciones como Feeding America, uno de los donantes principales de Second Harvest, han enfatizado que los fondos deben mantenerse en línea con los propósitos originales de los donantes, reforzando las preocupaciones sobre cualquier uso indebido de los recursos.

Un patrón repetitivo en la Iglesia Católica

Este caso no es un episodio aislado dentro de la Iglesia Católica en Estados Unidos. Durante décadas, la institución ha sido acusada de intentar encubrir el abuso clerical y proteger sus bienes en lugar de abordar eficazmente las demandas de justicia de las víctimas.

En Nueva Orleans, la Archidiócesis ha enfrentado múltiples investigaciones federales debido a su manejo de casos de abuso sexual que datan de hace décadas. Según reportes de Nola.com, la Iglesia ha vendido más de 13 millones de dólares en propiedades para costear indemnizaciones a las víctimas, lo que sugiere que el dinero sigue siendo un tema central en la resolución del escándalo.

Impacto en la comunidad y en la confianza en la Iglesia

El conflicto en torno a Second Harvest ha generado un daño significativo a la confianza de la comunidad en la Iglesia. Muchos feligreses y benefactores del banco de alimentos temen que sus contribuciones puedan ser utilizadas para asuntos ajenos a la asistencia social. Al mismo tiempo, abogados de supervivientes y activistas han señalado que la Iglesia sigue priorizando la protección de su estructura financiera sobre la reparación del daño causado por años de abusos.

¿Estamos ante una institución que busca corregir sus errores, o ante una que sigue blindando sus activos mientras desplaza la carga financiera a organizaciones benéficas? Es una pregunta que seguirá resonando en la comunidad de Nueva Orleans y más allá.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press