Donald Trump y su guerra contra la supervisión gubernamental
El expresidente avanza con rapidez para eliminar los controles de ética y vigilancia en su administración
En apenas tres semanas desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha iniciado una ofensiva sin precedentes contra los mecanismos de supervisión y ética del gobierno federal en Estados Unidos. Desde destituciones masivas de funcionarios encargados de la rendición de cuentas hasta la suspensión de leyes anticorrupción, el expresidente parece decidido a evitar cualquier tipo de control durante su nueva gestión.
Purga de inspectores generales y funcionarios clave
A lo largo de las últimas semanas, Trump ha despedido a múltiples inspectores generales encargados de investigar corrupción y abuso de autoridad en diversas agencias gubernamentales. Entre los afectados se encuentran funcionarios clave en el Departamento de Justicia, la Oficina de Ética Gubernamental y la Oficina del Asesor Especial, que se ocupa de proteger a los denunciantes y hacer cumplir la Ley Hatch, la cual restringe la actividad política de empleados federales.
“El objetivo final es evitar la rendición de cuentas esta vez”, señala el historiador presidencial Julian Zelizer de la Universidad de Princeton. “En su primer mandato, Trump se sintió limitado por abogados, jueces y organismos de control. Ahora, planea eliminarlos por completo.”
El desmantelamiento de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero
Uno de los cambios más impactantes ha sido la decisión de Trump de suspender la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, una regulación de 1977 diseñada para prevenir sobornos por parte de empresas estadounidenses en el extranjero. El gobierno de Trump argumenta que la medida coloca a las empresas de EE.UU. en desventaja frente a sus competidores internacionales.
“Sobre el papel suena bien, pero en la práctica es un desastre”, dijo Trump al defender su decisión, indicando que ejecutivos estadounidenses no deberían estar sujetos a estas restricciones.
Conflictos de interés y la ‘puerta giratoria’ en Washington
Trump también ha revocado una orden ejecutiva firmada por Joe Biden que prohibía que los empleados del Poder Ejecutivo aceptaran regalos de lobistas y restringía la “puerta giratoria” entre el gobierno y las empresas privadas. Esto podría facilitar la corrupción al permitir que funcionarios gubernamentales hagan favores a corporaciones y luego obtengan lucrativos empleos en ellas.
A la par, la Organización Trump ha seguido firmando acuerdos comerciales en países como Vietnam, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, lo que ha despertado inquietudes sobre posibles influencias de intereses personales en la política exterior del presidente.
Intervención en el Departamento de Justicia
La administración de Trump también ha tomado medidas radicales contra funcionarios del Departamento de Justicia. Más de una docena de fiscales que condujeron investigaciones sobre su intento de revertir los resultados de las elecciones de 2020 o el manejo de documentos clasificados fueron despedidos. Además, ha exigido listas con los nombres de agentes que participaron en indagaciones sobre los sucesos del 6 de enero de 2021, lo que muchos ven como una cacería de brujas.
El exfiscal general adjunto Neal Katyal advierte que estas acciones “son una forma descarada de consolidar un Departamento de Justicia completamente leal al presidente, lo que reduce drásticamente la independencia judicial.”
¿Hacia una presidencia sin control?
La velocidad con la que Trump está desmantelando los puntos de control del gobierno ha generado alarma entre expertos y legisladores. Para algunos, esto representa un signo de que el expresidente busca consolidar un nivel de poder inédito sin someterse al escrutinio de otras instituciones.
Con un Congreso dominado por aliados de Trump y tribunales federales repletos de jueces conservadores nombrados durante su gobierno, sus movimientos podrían enfrentar poca resistencia. Donald Sherman, director de la organización Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, advierte: “Por todas las señales que vemos, Trump está preparando el terreno para una administración sin leyes ni supervisión. Lo que estamos presenciando es alarmante.”
La pregunta clave ahora es si habrá algún contrapeso que detenga esta ofensiva contra los pilares de transparencia y ética en el gobierno estadounidense.