Las polémicas tarifas al acero y aluminio de Trump: ¿Beneficio o perjuicio para EE. UU.?

El expresidente impone nuevamente aranceles del 25% al acero y aluminio extranjeros, pero ¿a qué costo?

El regreso de las tarifas al acero y aluminio

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha vuelto a imponer un arancel del 25% al acero y el aluminio extranjeros, una medida que recuerda a sus políticas comerciales de 2018. La justificación detrás de la decisión es fortalecer la industria metalúrgica del país, protegida de la competencia extranjera. Sin embargo, esta política ha generado un debate sobre sus repercusiones económicas, su impacto en el empleo y sus consecuencias diplomáticas.

Un análisis del impacto de las tarifas

Cuando Trump implementó estas mismas tarifas hace siete años, los resultados fueron mixtos. Por un lado, la industria del acero y el aluminio en EE. UU. ganó un respiro, logrando precios más altos y beneficiando a los productores locales. Como reflejo de esta expectativa, empresas como Nucor (5.6% al alza), Cleveland-Cliffs (17.9%) y Alcoa (2.2%) vieron subir sus acciones apenas se anunció la reinstalación de los aranceles.

Sin embargo, el impacto negativo también fue evidente. Un reporte de 2023 de la Comisión de Comercio Internacional de EE. UU. determinó que en 2021 la producción de empresas dependientes de estos materiales cayó en 3.5 mil millones de dólares, contrarrestando los beneficios percibidos para los productores. Además, un estudio de 2020 de Harvard y la Universidad de California señaló que, pese a que las tarifas generaron alrededor de 1,000 empleos, en otros sectores se perdieron aproximadamente 75,000 puestos de trabajo.

Empresarios afectados y sus preocupaciones

Uno de los empresarios más vocales sobre los efectos negativos de estas tarifas es Timothy Zimmerman, CEO de Mitchell Metal Products en Wisconsin, quien recordó cómo su negocio fue impactado en 2018: "Vimos un aumento del 70% en los precios del acero en cuestión de meses. Nuestros proveedores rompieron contratos y nos dieron dos opciones: aceptar los precios elevados o quedarnos sin suministros".

El aumento en costos dejó a empresas como la de Zimmerman sin margen de maniobra, pues sus propios contratos con clientes les impedían trasladar el costo adicional. Esto resultó en pérdidas significativas y pérdida de competitividad frente a fabricantes europeos no afectados por los aranceles.

El conflicto comercial con aliados

Las tarifas de Trump no solo afectan a la economía interna, sino que también repercuten en las relaciones con aliados estratégicos de EE. UU. Canadá es el suministrador principal de acero y aluminio al país, seguido de México, Japón y Corea del Sur, todos los cuales podrían responder con aranceles en represalia, afectando otros sectores de la economía estadounidense.

La decisión tampoco parece afectar significativamente a China, el país más señalado por la sobreproducción mundial de acero. Actualmente, menos del 2% de las importaciones de acero estadounidense provienen de territorio chino, ya que EE. UU. ha impuesto restricciones comerciales adicionales a lo largo de los años.

El uso de la justificación de "seguridad nacional"

Trump utilizó la Sección 232 de la Ley de Expansión del Comercio de 1962 para justificar estas tarifas bajo el argumento de la seguridad nacional. Este mismo recurso fue aplicado en 2018, provocando indignación en aliados que no veían con buenos ojos ser considerados una amenaza a la seguridad estadounidense. El enojo llevó entonces a represalias como aranceles canadienses al bourbon de Kentucky y a los jeans de Levi's.

¿Beneficio real o daño colateral?

Las tarifas al acero y aluminio parecen beneficiar a los productores nacionales en el corto plazo, pero perjudican a fabricantes que dependen de estos insumos, aumentando los costos y afectando su competitividad. Con el antecedente de las pérdidas de empleo y crecimiento económico limitado en 2018, la nueva imposición plantea dudas sobre si la historia se repetirá, y a qué costo.

Zimmerman, que aún se recupera del golpe de hace siete años, se prepara esta vez con una visión más estratégica: "Ahora intentaremos trasladar más costos a nuestros clientes, porque no es sostenible operar como lo hicimos la última vez". Sin embargo, la incertidumbre económica sigue latente.

Con la reinstauración de estas tarifas, la pregunta persiste: ¿realmente fortalecen a Estados Unidos o simplemente generan más problemas de los que resuelven?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press