La resistencia de las familias militares en el Congo: entre la guerra y la incertidumbre
Los familiares de soldados congoleños enfrentan el desalojo, la persecución y la desesperación en medio del conflicto con los rebeldes M23
La toma de la ciudad de Goma por parte de los rebeldes del M23 ha dejado a cientos de familias de soldados congoleños en una situación desesperada. Expulsadas de sus hogares y en constante peligro, estas familias relatan su lucha por sobrevivir y la incertidumbre de un futuro que parece cada vez más sombrío.
El avance del M23 y sus consecuencias
Desde su reaparición en el conflicto en el Congo, el grupo rebelde M23, respaldado por Ruanda, ha logrado tomar el control de Goma y Bukavu, dos de las principales ciudades del este del país. Este avance ha resultado en la muerte de al menos 2,000 personas y ha obligado a miles de soldados y sus familias a huir o a esconderse.
Los rebeldes han tomado posiciones en campamentos militares que anteriormente albergaban a familias de soldados congoleños. Estas mujeres y niños han sido desalojados violentamente, dejándolos sin hogar ni protección. En su lucha por la supervivencia, muchas de estas familias han buscado refugio en escuelas y otros edificios abandonados dentro de la ciudad.
Historias de desesperación
Las historias de sufrimiento son innumerables. Francine Kayenga, quien escapó del campamento de Mubambiro con sus tres hijos, cuenta que solo pudo llevar consigo algo de ropa y una estera antes de ser expulsada. Su esposo, soldado del ejército congoleño, murió recientemente en combate. “Lloro todas las noches”, dice Kayenga, que está embarazada. “Si no tuviera a mis hijos, habría terminado con mi vida”.
Albertine Malongi, de 33 años, perdió a su esposo en el conflicto y ahora teme por su hijo de 19 años, quien huyó ante el riesgo de ser reclutado a la fuerza por los rebeldes. “Ellos quieren a los hijos de los soldados en su ejército”, advierte.
Si bien no se ha podido comprobar de forma independiente que el M23 reclute forzosamente a jóvenes, informes de la ONU han documentado casos de reclutamiento infantil y la ejecución sumaria de menores en Bukavu y otras zonas controladas por los rebeldes.
Viviendo con miedo y sin recursos
Las condiciones de vida de estas familias en los refugios improvisados son extremas. Sin acceso a alimentos suficientes ni servicios básicos, muchas han vendido sus pocas pertenencias para comprar comida. Louise Sabina, madre de 10 hijos, lamenta: “Hemos vendido todo para poder comer. Un día no quedará nada y moriremos de hambre”.
El temor a nuevas incursiones del M23 es constante. Lucie Mapasa, quien perdió a su esposo en la guerra, recuerda una visita de los rebeldes en una de las escuelas donde se refugian. “Apuntaron un arma contra mí, exigiendo saber dónde estaba mi esposo”, cuenta. “Les mostré a mis hijos y les dije que su padre estaba muerto”.
El impacto de la guerra en la población civil
La crisis en el este del Congo se ha vuelto cada vez más preocupante para la comunidad internacional. La ONU ha instado a Ruanda y al M23 a respetar el derecho internacional y a detener los abusos contra la población civil. Sin embargo, el conflicto sigue escalando y la situación humanitaria en las ciudades ocupadas sigue deteriorándose.
Para estas familias, el futuro es incierto. La posibilidad de que las escuelas donde se refugian reanuden sus clases en los próximos meses las deja aún más vulnerables. Sin un lugar seguro a donde ir, su destino permanece en el aire.
La guerra en el Congo ha cobrado miles de vidas, pero para las familias de los soldados caídos, la batalla por la supervivencia apenas comienza. Mientras los conflictos sigan en marcha y no haya una solución diplomática efectiva, estas familias seguirán atrapadas en un limbo de miseria y desesperación.