El legado del Domingo Sangriento: 60 años de lucha por los derechos civiles

La conmemoración de la marcha de Selma recuerda la valentía de quienes lucharon por el derecho al voto y alerta sobre los desafíos actuales.

El 7 de marzo de 1965, una multitud de manifestantes por los derechos civiles emprendió una marcha pacífica a través del puente Edmund Pettus en Selma, Alabama. Lo que ocurrió ese día quedó grabado en la historia de los Estados Unidos como el 'Domingo Sangriento', un evento que expuso la brutalidad policial y aceleró la aprobación de la Ley de Derecho al Voto de 1965.

El contexto de la lucha

En la década de 1960, los afroamericanos del sur de Estados Unidos enfrentaban severos obstáculos para ejercer su derecho al voto. Legislaciones discriminatorias, exámenes de alfabetización diseñados para excluir a los ciudadanos negros y actos de violencia e intimidación eran herramientas utilizadas por las autoridades para mantener la segregación y la supremacía blanca.

La muerte de Jimmie Lee Jackson, un activista que fue asesinado por un oficial del estado durante una manifestación en Marion, Alabama, fue el detonante para la organización de la marcha de Selma a Montgomery. Entre los líderes de la marcha se encontraban John Lewis y Hosea Williams, quienes guiaban a cientos de activistas cuando fueron brutalmente reprimidos por las fuerzas estatales.

El impacto del Domingo Sangriento

Las imágenes de oficiales golpeando a los manifestantes con porras, disparando gases lacrimógenos y utilizando látigos conmocionaron a la nación. La violencia extrema desatada contra ciudadanos que solo exigían derechos esenciales creó un cambio en la opinión pública y presionó al gobierno de Lyndon B. Johnson para impulsar la Ley de Derecho al Voto, que fue promulgada el 6 de agosto de 1965.

Para Charles Mauldin, quien tenía 17 años en ese momento y estuvo entre los golpeados, el evento marcó un punto de inflexión en la lucha por la justicia racial. 'Nosotros sabíamos que enfrentábamos peligro, pero nuestra determinación nos impulsó a caminar pese a todo', recuerda Mauldin.

Una lucha que continúa

A 60 años del Domingo Sangriento, la lucha por los derechos de voto en Estados Unidos sigue siendo relevante. En los últimos años, diversos estados han aprobado restricciones que, según activistas, buscan dificultar el acceso al voto de las minorías. Legislaciones como el requerimiento de identificación específica, la reducción de votación anticipada y la eliminación de buzones para boletas han sido señaladas como intentos de suprimir el poder político de comunidades racializadas.

'Este país no fue una verdadera democracia para los afroamericanos hasta que conseguimos el derecho a votar', enfatiza Mauldin. 'Hoy seguimos luchando para que ese derecho no sea erosionado'.

Homenaje y compromiso con el futuro

La conmemoración del Domingo Sangriento no solo busca recordar el sacrificio de quienes arriesgaron sus vidas por la equidad, sino también renovar el compromiso con la justicia social. Políticos como la congresista Terri Sewell han presentado proyectos para restaurar las protecciones de la Ley de Derecho al Voto, debilitadas en años recientes.

'Los valores que guiaron a John Lewis y a los demás manifestantes están bajo ataque nuevamente', advierte Sewell. 'Debemos seguir luchando para garantizar que el acceso al voto no sea restringido en función de la raza o la clase social'.

El legado del Domingo Sangriento sigue vivo en cada esfuerzo ciudadano por defender la igualdad y los derechos democráticos. En tiempos de incertidumbre y desafíos, la historia nos recuerda que la resistencia pacífica y la solidaridad pueden transformar naciones.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press