El futuro de los Dodgers bajo la dirección de Dave Roberts
El estratega extiende su contrato hasta 2029, consolidando su legado en Los Ángeles
Los Dodgers de Los Ángeles han asegurado su futuro a largo plazo con la extensión de contrato de su mánager, Dave Roberts, hasta 2029. La decisión reafirma la confianza del equipo en el hombre que ha llevado a la franquicia a un éxito sostenido en la última década.
Un legado ganador
Desde que asumió el mando en 2016, Roberts ha sido una pieza clave en el éxito de los Dodgers. Bajo su dirección, el equipo ha alcanzado los playoffs en nueve temporadas consecutivas, un récord en la Liga Nacional. Además, ha guiado al equipo a cuatro títulos de la Liga Nacional y dos campeonatos de la Serie Mundial, en 2020 y 2023.
Con un porcentaje de victorias de .627 (851-507), Roberts ostenta la mejor marca en la historia de las Grandes Ligas entre mánagers con más de 1,000 juegos dirigidos. Su liderazgo ha sido especialmente destacado en la gestión del vestuario, facilitando la incorporación de superestrellas como Shohei Ohtani y otros talento emergentes.
Continuidad y estabilidad
Andrew Friedman, presidente de operaciones de béisbol de los Dodgers, resaltó la importancia de la continuidad: "Como hemos repetido una y otra vez, la estabilidad y la consistencia son pilares de esta organización. Estamos increíblemente emocionados de seguir construyendo un equipo exitoso con Roberts al mando".
El propio Roberts mostró su entusiasmo tras la firma del nuevo contrato: "Estoy emocionado y agradecido de continuar este viaje con los Dodgers, la mejor organización deportiva. Construir relaciones con los jugadores y los aficionados ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida".
Los desafíos por delante
A pesar del éxito, Roberts y los Dodgers enfrentan grandes expectativas. Con la llegada de Shohei Ohtani, Yoshinobu Yamamoto y Rōki Sasaki, el equipo busca seguir dominando la MLB. La meta inmediata es repetir la Serie Mundial y consolidar una dinastía.
El equipo abrirá la temporada el 18 de marzo en Tokio contra los Chicago Cubs, un inicio simbólico dado el fuerte componente japonés en su plantilla.