El atentado contra la ayuda humanitaria en Gaza: ¿Crimen de guerra o consecuencia del conflicto?
Un análisis detallado de la masacre de 15 paramédicos palestinos por parte del ejército israelí y la creciente indignación internacional
Una tragedia filmada: las imágenes que contradicen al ejército israelí
El 23 de marzo de 2025, en Tel al-Sultán, distrito de Rafah, sur de la Franja de Gaza, ocurrió uno de los episodios más desgarradores del conflicto actual entre Israel y Hamás. Quince trabajadores humanitarios palestinos —ocho de la Media Luna Roja, seis de Defensa Civil y un empleado de Naciones Unidas— fueron asesinados a tiros por tropas israelíes mientras acudían en convoy a socorrer una ambulancia previamente atacada.
Este suceso cobró aún mayor relevancia mediática e internacional una vez que surgió un video filmado desde uno de los vehículos implicados. La grabación, tomada desde el tablero de un coche de emergencia, muestra claramente cómo las luces de emergencia de todas las ambulancias y vehículos de rescate estaban activadas en todo momento. Tres hombres descienden con uniformes visibles en un entorno desértico —sin presencia armada alguna o comportamiento sospechoso— cuando repentinamente estalla una lluvia de disparos. La cámara se apaga, pero el micrófono continúa registrando el horror de más de cinco minutos de ráfagas y gritos de auxilio.
¿Por qué esta grabación cambia la narrativa?
El ejército israelí sostuvo en un primer momento que los vehículos se estaban aproximando “de forma sospechosa” sin luces ni señales de emergencia, argumento que ahora luce altamente cuestionable. El video, encontrado en el bolsillo de uno de los paramédicos muertos, fue entregado por el embajador palestino al Consejo de Seguridad de la ONU. La escena que allí se muestra desarma el argumento de “legítima defensa” y sugiere la posibilidad de una ejecución extrajudicial o un crimen de guerra.
“Perdóname, madre. Este es el camino que elegí, madre, para ayudar al prójimo”, dice entre sollozos el dueño del teléfono antes de que todo se apague. Esas palabras contienen una pesada carga emocional y política que resuena más allá de la grabación.
La mecánica de la masacre: más de cinco minutos de fuego sostenido
El paramédico Munzer Abed, sobreviviente del ataque y miembro de la Media Luna Roja desde hace una década, narró su experiencia con detalles escalofriantes. Abed viajaba en el asiento trasero de su ambulancia cuando fue sorprendida por el tiroteo. Se tiró al suelo, pero sus dos colegas, que iban en el frente, murieron de inmediato. Las fuerzas israelíes lo sacaron a la fuerza del vehículo, lo golpearon con culatas de fusil, lo interrogaron bajo amenazas de muerte y lo obligaron a desnudarse hasta quedar en ropa interior.
Durante los interrogatorios, Abed fue testigo de cómo se abría fuego contra otras ambulancias que llegaban para asistir a las víctimas. Dijo que soldados presionaban fusiles y cuchillos contra su cuerpo, y solo la intervención de un oficial evitó su ejecución sumaria.
Tropas israelíes habrían enterrado los cuerpos con sus vehículos
Según el testimonio del vicepresidente de la Media Luna Roja, Marwan Jilani, el ejército israelí no solo asesinó a los trabajadores sino que bulldozó sobre sus cuerpos y ambulancias, creando una fosa común improvisada bajo toneladas de escombros metálicos. Naciones Unidas y rescatistas palestinos solo pudieron desenterrar los restos una semana después.
La brutalidad del acto ha sido comparada con métodos de limpieza étnica o represalias directas contra personal humanitario, lo cual está expresamente prohibido por el Derecho Internacional Humanitario y por los Convenios de Ginebra de 1949.
¿Dónde está el paramédico desaparecido?
Uno de los paramédicos, Assaad al-Nassasra, continúa desaparecido desde los hechos. Abed afirma haberlo visto siendo conducido por soldados israelíes con los ojos vendados. La Media Luna Roja ha solicitado al ejército israelí información sobre su paradero, pero no ha obtenido respuesta. El temor es que haya sido ejecutado posteriormente como parte de una campaña sistemática contra profesionales de salud en zonas de combate.
Las justificativos de Israel: una narrativa debilitada
Israel ha argumentado en múltiples ocasiones que Hamás utiliza ambulancias y hospitales como refugio o transporte de combatientes, una acusación que ha sido puesta en duda por investigadores internacionales. El ejército israelí afirma que, tras el tiroteo, mataron a “nueve militantes”, entre ellos a un supuesto comandante de Hamás llamado Mohammed Amin Shobaki. No obstante, ningún cadáver recuperado ese día corresponde a ese nombre, y hasta ahora no se han presentado evidencias de la presencia de militantes en los vehículos.
Jonathan Whittall, jefe interino en Gaza de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), ha respondido tajantemente: “Trabajamos personalmente con esos paramédicos. Todos murieron vestidos con sus uniformes y guantes puestos. Estaban preparados para salvar vidas, no para quitarlas”.
Más de 150 trabajadores humanitarios asesinados por ataques israelíes
El caso del 23 de marzo no es aislado. Desde el comienzo de la guerra en octubre de 2023 hasta principios de abril de 2025, se calcula que más de 150 socorristas de la Media Luna Roja y Defensa Civil han muerto en servicio, además de más de 1.000 profesionales de salud en Gaza, según datos de la ONU. Israel ha lanzado miles de bombardeos y operaciones terrestres en zonas densamente pobladas, muchas de las cuales albergaban hospitales, clínicas móviles u organismos de ayuda internacional.
¿Dónde están las investigaciones independientes?
Younes Al-Khatib, presidente de la Media Luna Roja Palestina, exige una investigación internacional independiente, ya que, según sus palabras, “no confiamos en las investigaciones del ejército israelí”. Las experiencias pasadas respaldan su escepticismo. Israel habitualmente no inicia procesos de investigación sobre acciones de sus tropas, y cuando lo hace, rara vez hay consecuencias penales o administrativas de por medio.
La comunidad internacional, representada por la ONU, la Unión Europea y diversas ONGs, ha cuestionado cada vez con más énfasis las actuaciones del ejército israelí, especialmente cuando se dirigen directamente contra personal humanitario identificado y en funciones.
¿Un punto de inflexión en la guerra de percepción internacional?
Este acto, documentado en video, puede marcar un antes y un después en la percepción global sobre el proceder del Estado israelí en Gaza. Si bien cabe reconocer que Hamás ha cometido graves crímenes —incluyendo el secuestro de civiles israelíes—, Israel enfrenta cada vez más acusaciones de responder con fuerza desproporcionada, castigo colectivo y ataques deliberados a infraestructuras médicas y civiles.
Las consecuencias pueden ir más allá de lo político. La Corte Penal Internacional ya ha iniciado procesos preliminares para establecer si hay elementos suficientes para imputaciones por crímenes de guerra. Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, ya se encuentra bajo escrutinio por presuntos crímenes contra la humanidad en Gaza.
El costo humano invisible: el futuro de la ayuda humanitaria en Gaza
Organizaciones como Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja Internacional, OCHA y la ONU han expresado su preocupación de que estas muertes sistemáticas de personal médico generen un efecto de retraimiento: menos voluntarios internacionales están dispuestos a arriesgar su vida en Gaza mientras tengan la certeza de que no serán protegidos por el derecho internacional.
Esta situación pone en peligro los pocos canales activos que quedan para hacer llegar medicamentos, alimentos, combustible y asistencia médica a una población de más de dos millones de personas atrapadas entre dos fuegos.
El legado de la grabación: un testimonio que podría cambiar la historia
El video encontrado en el teléfono de un joven paramédico, que entre lágrimas dijo adiós a su madre mientras intentaba ayudar a otros, puede ser el documento que marque la diferencia entre silencio y acción. Su imagen, en la penumbra de la muerte, con luces de ambulancia titilando tras él, es ya un símbolo involuntario de la tragedia humanitaria en Gaza y de la brutalidad del conflicto.
En palabras de Whittall: “Estaban allí para salvar vidas. No hay más verdad que esa. Nosotros los vimos, los conocimos, y ahora los lloramos.”