Corridos en lucha: El ejército mexicano y el renacimiento musical más polémico del país

Con 'Eddy Barrón' al frente, los militares abrazan el poder del corrido para transformar una tradición asociada al narcotráfico en una herramienta de orgullo, memoria y reclutamiento juvenil

«Narco vida está de moda, pero la realidad es otra», dice el capitán Eduardo Barrón. Este hombre de 33 años no empuña su arma para combatir directamente el narcotráfico, sino que alza un micrófono, entona baladas militares y busca librar una batalla distinta: la de cambiar corazones, narrativas y percepciones usando una de las expresiones culturales más populares y polémicas de México: el corrido.

La metamorfosis del corrido: de voz del pueblo a propaganda violenta

El corrido mexicano es un género que data del siglo XIX, nacido con fines informativos en contextos de analfabetismo y conflicto. En plena Revolución Mexicana fueron esenciales: contaban historias de héroes, gestas militares y resistencias. Estas narraciones cantadas trascendieron generaciones, creando subgéneros como los corridos tequileros y, desde los años 70, los famosísimos y controvertidos narco corridos.

Quienes alguna vez documentaron crónicas de rebeldía rural, pasaron a contar con crudeza -y en ocasiones apología- episodios violentos y sangrientos ligados a los cárteles y el crimen organizado. Narcos convertidos en estrellas; jóvenes atrapados por los cantos de sirena del dinero rápido y las armas.

En muchos aspectos, los narco corridos funcionan como una fuente alternativa de información y mitología popular”, sostiene el sociólogo José Manuel Valenzuela (Colegio de la Frontera Norte). Pero esta fuente se ha tornado tan potente que ahora preocupa a padres, políticos y hasta a Washington.

Narcocultura en el centro del escenario

El auge del género alcanzó su punto de ebullición en 2023. Ese año, Peso Pluma superó a Taylor Swift como el artista más reproducido en YouTube. Su estilo, conocido como corridos tumbados, mezcla los sonidos típicos del norte de México con trap, hip hop y letras cada vez más gráficas.

Pero la polémica no se limita al contenido. En abril de 2024, durante un concierto del grupo Los Alegres del Barranco en Jalisco, la imagen del líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, Nemesio 'El Mencho' Oseguera, fue proyectada en la pantalla principal del escenario. El hecho causó un escándalo nacional y provocó investigaciones penales, cancelaciones de giras y hasta revocaciones de visas por parte del gobierno estadounidense.

La tensión cultural y política alrededor de los corridos era evidente. Y entonces surgió una voz que resonó desde el interior de los cuarteles militares.

Eduardo Barrón: el sargento cantor

En medio de todo esto, el Capitán Eduardo Barrón, alias “Eddy Barrón”, comenzó a lanzar canciones con un giro inesperado: corridos militares.

Quiero recuperar el corrido como herramienta para hablar de amor, sacrificio y patria”, afirma Barrón, quien comenzó a tocar guitarra con su papá desde adolescente en una banda regional. Luego, tras enrolarse al ejército a los 20 años, llevó la música con él en sus misiones. En 2021 empezó a escribir sus propias canciones, pero fue hasta 2023 que, gracias al estallido de los corridos modernos, el ejército autorizó difundir su música oficialmente en redes sociales.

Sus videoclips, disponibles en YouTube y Spotify, están cargados de imágenes de bandera mexicana ondeando junto a armas largas, botas en formación y barras patrióticas que contrastan con las letras de violencia y lujo de los narco corridos.

Contrapunteo musical: de narco a patria

Los videos de Eddy Barrón suman miles de visualizaciones, pero su objetivo no es viralizarse: su meta es reclutar jóvenes e inspirar respeto por las fuerzas armadas; un contraataque musical sin censura, pero con valores distintos.

Esta iniciativa forma parte de un movimiento respaldado por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, quien propuso abiertamente que el gobierno fomente concursos musicales de corridos sanos: sin violencia, sin drogas, ni misoginia. En el estado de Durango ya se anunció un festival de este tipo.

Cambiará completamente la música mexicana”, declaró Sheinbaum. Aunque queda por ver cómo responde un público fiel a una narrativa que refleja un contexto demasiado real.

Una industria entre amenazas y cancelaciones

El camino para limpiar la música no será fácil. En 2023, varios artistas cancelaron conciertos por amenazas de cárteles rivales. La industria ha tenido que lidiar con la inseguridad asociada al contenido que promueve. Y aunque se implementan vetos estatales, como en Sinaloa y Chihuahua, muchos fans ven esas medidas como censura.

No se trata de esconder lo que pasa, pero sí de cambiar el foco”, argumenta Barrón. Para él, cambiar el mensaje desde dentro del mismo género es la mejor estrategia. Su modelo propone cantar sobre valores y honor, no sobre venganza y realeza criminal.

Y al parecer, la estrategia está empezando a dar frutos. El ejército planea lanzar nuevos sencillos y videoclips en los próximos meses como parte de su campaña de alistamiento joven.

Corridos: espejo de la sociedad

Desde su origen, el corrido ha sido una forma de cronicar injusticias, resistencias y sentimientos de comunidad. Prohibirlo solo lo transforma en símbolo de rebeldía. Por eso, reformular un género desde su esencia puede tener mayor impacto que cualquier decreto.

Todos los grandes temas sociales están en los corridos”, comenta Valenzuela, «pero la juventud se siente dolida y busca catarsis en sus músicas».

Es por eso que corridos como los de Barrón, aunque distintos, mantienen su alma narrativa. Cuentan historias personales de servicio, patria y coraje sin negarse a los desafíos del presente. Quizás no sean virales como Peso Pluma, pero en el frente cultural, se han convertido en un intento honesto de salvar una tradición mexicana crucial.

Nos encasillaron como el género del narco”, lamenta Barrón, “pero con cada canción, le estamos dando al corrido una segunda oportunidad”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press