Houston y su muro defensivo frenan a Duke en una semifinal épica del Final Four
La asfixiante defensa de los Cougars remonta un déficit de 14 puntos y elimina a una favorita liderada por Cooper Flagg
Una defensa legendaria que hizo historia
En una noche que pasará a los anales del baloncesto universitario, la Universidad de Houston demostró que cuando las ofensivas fallan, la defensa puede convertirse en un arte letal. Ante un Alamodome repleto y expectante, los Cougars sellaron una remontada espectacular derrotando 70-67 a los Blue Devils de Duke en las semifinales del Final Four de la NCAA.
La victoria no solo eliminó a uno de los favoritos del torneo, guiado por la superestrella Cooper Flagg, sino que acercó a Houston a un título nacional que se le ha escapado desde 1984, año que marcó el final de aquella mítica era “Phi Slama Jama”. Hoy, una nueva generación de Cougars quiere reescribir la historia.
Una hazaña en números: defensa que gana títulos
- Houston permitió solo un campo encestado en los últimos 10 minutos y medio del juego.
- Los Cougars terminaron el partido con 6 bloqueos, 6 robos y 37.5% de efectivos de tiro concedido en la segunda mitad.
- Duke, que promediaba 82.3 puntos en el torneo, se quedó en 67 ante una defensa que saturó cada espacio.
“Sabíamos que no iba a ser bonito, pero esto es baloncesto. Y Houston te obliga a bailar al ritmo de su defensa”, dijo L.J. Cryer, máximo anotador del encuentro con 26 puntos.
Cooper Flagg, el fenómeno humano, se encontró con un muro
La estrella de Duke, Cooper Flagg, elegido recientemente como Jugador del Año por la AP, se quedó sin respuestas cuando más se le necesitaba. A pesar de anotar 27 puntos, su efectividad fue limitada: 8 aciertos en 19 intentos. Tras meter un triple a falta de tres minutos que parecía llevar a los Blue Devils al partido final, Flagg desapareció frente al tsunami defensivo de los Cougars: robos, manos activas, ayudas implacables.
“Tienes que darles mucho crédito. Sabían cómo encerrarme”, reconoció Flagg, visiblemente abatido tras escuchar la bocina final.
El alma de Houston: Tugler, Roberts y un código llamado ‘stop killer’
Una parte esencial del ADN de Houston es lo que llaman el ‘stop killer’, una racha de tres defensas seguidas sin permitir puntos al rival. En el último cuarto, los Cougars tejieron dos secuencias de stops killer consecutivas, anulando todas las opciones de Duke. Incluso hubo una secuencia en la que el técnico Kelvin Sampson exclamó: “¡Cooper no lo va a hacer solo!”.
Joseph Tugler, con cuatro bloqueos, se mostró como una sombra constante bajo el aro, recordando por momentos al mismísimo Hakeem Olajuwon. Su compañero J’Wan Roberts fue clave no solo en defensa, sino que clavó dos tiros libres que pusieron a Houston al frente con 19.6 segundos por jugarse.
El adiós de una promesa y el renacer de una leyenda
Con su eliminación, Cooper Flagg jugó probablemente su último partido universitario antes de declararse para el Draft de la NBA, donde muchos analistas lo colocan como elección número uno. Su despedida llegó entre abucheos y aplausos mientras Houston celebraba en una avalancha emocional.
Del otro lado, Hakeem Olajuwon observaba desde la tribuna. Testigo del enorme legado defensivo que ayudó a construir, ahora ve renacer en la escuadra de Kelvin Sampson una nueva dinastía. “Lo que hicieron es digno de campeonato. Esta defensa me hace revivir los mejores días”, se le oyó decir tras el juego.
Florida espera en la final
La victoria de Houston prepara un duelo intenso frente a la Universidad de Florida, que eliminó a Auburn 79-73 en una semifinal más fluida y ofensiva. Será un choque de estilos: el baloncesto físico y áspero de Houston contra la rapidez y versatilidad ofensiva de los Gators. “Ganar feo también vale”, dijo orgulloso Cryer. “Este grupo merece este momento”.
Será la primera final de Houston desde 1984, y también su primera oportunidad real de alzar el título. Florida, por su parte, busca su tercer campeonato tras los obtenidos en 2006 y 2007.
Bonus: victoria para la inteligencia artificial
El partido también tuvo un impacto fuera del parqué. Un sistema de inteligencia artificial desarrollado por el disruptor Alan Levy superó a un apostador profesional en la predicción del bracket de March Madness, ganando un premio de un millón de dólares. La apuesta se resolvía con el resultado entre Houston y Duke. Con la victoria de los Cougars, el AI bracket tenía más puntos, consolidando una sorprendente victoria digital.
“Así como Houston aplicó lógica, presión y consistencia en la defensa, así funcionó mi IA. Estudiamos patrones emocionales. Y funcionó”, dijo Levy tras el juego.
Una noche que redefine el baloncesto universitario
Pocos esperaban que un equipo basado casi exclusivamente en la defensa fuera capaz de derrotar a una escuadra plagada de futuros NBA. En una era dominada por ofensivas explosivas y estadísticas avanzadas, Houston demostró que el baloncesto fundamental, táctico y desgastante sigue teniendo espacio.
¿Se puede ganar un campeonato en pleno 2025 defendiendo como en los 80? Houston lo está probando. Este lunes, en la gran final, sabremos si la nostalgia puede volver a convertirse en gloria.
¿Será que esta vez, ‘Phi Slama Jama’ tiene finalmente su heredero?