Entre el diamante y la diplomacia: cuando el béisbol y la política se cruzan en la Casa Blanca
La reciente visita de los Dodgers campeones de la Serie Mundial al presidente Donald Trump reaviva la eterna relación entre el deporte y la política, con toques de historia, controversia y orgullo
Una bienvenida con sabor a campeones
El presidente Donald Trump recibió este lunes en la Casa Blanca a los Los Angeles Dodgers, campeones de la Serie Mundial de béisbol del año pasado. Entre los homenajeados estuvieron estrellas como Shohei Ohtani, Mookie Betts y Tommy Edman, jugadores cuya actuación fue clave para derrotar a los Yankees de Nueva York en solo cinco juegos.
La ceremonia, realizada en el Salón Este, contrastó momentos de regocijo con algunos roces políticos e intervenciones peculiarmente personalizadas de Trump, quien no dudó en mencionar a su “amigo” George Steinbrenner —expropietario de los Yankees— y en omitir a senadores demócratas porque sencillamente, en sus palabras, "no me agradan particularmente".
Fuera de lo habitual, el acto fue un claro recordatorio de cómo el ámbito deportivo y el político se entrelazan en Estados Unidos, a veces de forma armoniosa, a veces envueltos en tensión.
La presencia de Mookie Betts: una segunda vuelta con un nuevo significado
Uno de los momentos más simbólicos lo protagonizó Mookie Betts. El jardinero, que en 2018 fue la estrella del campeonato de los Boston Red Sox, no asistió a la Casa Blanca cuando su entonces equipo celebró con Trump en el primer mandato presidencial. Pero ahora, ya como jugador de los Dodgers, Betts participó en la ceremonia.
A sus 32 años, Betts es el único jugador afroamericano del equipo campeón que regresó este año, y su decisión de asistir no fue fácil. Según sus declaraciones:
“Nadie más en este vestuario tiene que tomar una decisión como esta, excepto yo. Eso es lo que lo hace difícil. Pero es lo que es. No intento hacer esto político de ninguna manera. Solo quiero estar con mi equipo y celebrar algo. Es un privilegio recibir una invitación como esta.”
Betts, que ha sido una voz importante en temas de justicia social dentro de MLB, dejó claro que su presencia era un acto de unidad con sus compañeros, y no una validación ideológica.
Jackie Robinson: el gran ausente simbólico
Una omisión que muchos notaron fue la falta de mención a Jackie Robinson, leyenda de los Brooklyn Dodgers y figura clave en el movimiento por los derechos civiles.
Esta omisión se produce después de que el Departamento de Defensa removiera —y luego restableciera— de su sitio web una página con información sobre el servicio militar de Robinson. El hecho coincidió con lo que analistas han catalogado como un intento de la administración Trump por remover contenidos centrados en la historia de contribuciones de mujeres y minorías bajo lo que ellos rechazan como "marco DEI" (Diversidad, Equidad e Inclusión).
Al no mencionarlo, muchos interpretaron el silencio como una decisión deliberada que dejó fuera al personaje que rompió la barrera racial del béisbol en las Grandes Ligas.
Una temporada que promete regreso: Trump augura futuro triunfal
Durante la ceremonia, Trump recibió de manos del lanzador Clayton Kershaw una camiseta de los Dodgers con el número 47, aludiendo claramente a su aspiración de volver como el 47º presidente. No faltaron sus comentarios sobre el buen arranque del equipo (9-2 al momento del evento), diciendo:
“Después de ver lo bien que han comenzado, les puedo decir que pueden planear volver aquí. Espero tenerlos aquí el próximo año.”
Este tipo de presencia recurrente en la Casa Blanca es una tradición para los campeones del deporte profesional estadounidense. La primera organización en visitar a Trump en su segundo mandato fueron los Florida Panthers, campeones de la Stanley Cup, en febrero pasado. Y ya los Philadelphia Eagles —ganadores del Super Bowl— han confirmado su visita para el 28 de abril.
Ohtani, Yamamoto y la nueva ola japonesa en la MLB
Trump también dedicó palabras a Shohei Ohtani, quien hizo historia con un récord único: 50 cuadrangulares y 50 bases robadas en una misma temporada.
El presidente destacó igualmente al lanzador Yoshi Yamamoto, consolidando así el fuerte peso del talento japonés en las Grandes Ligas. El reconocimiento a Edman, MVP de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, también hizo parte del tono celebratorio del evento.
Ohtani, quien ha sido una sensación en ambos lados del Pacífico, no solo es un fenómeno deportivo, sino también un símbolo del creciente acercamiento entre Japón y MLB, una tendencia que comenzó a formarse desde los años 90 con la llegada de Hideo Nomo.
Hoy día hay más de 10 peloteros japoneses activos en MLB, cifras que muestran un fenómeno en ascenso:
- En 2023, se registró un récord de 16 jugadores japoneses en las Grandes Ligas.
- El mercado de béisbol japonés representa ingresos estimados de $2 mil millones anuales según Statista.
Además, los Dodgers, al haber concentrado dos de las mayores estrellas japonesas actuales, se posicionan como el equipo más popular en Japón junto a los Yankees.
La conexión histórica entre el béisbol y la Casa Blanca
Desde que Calvin Coolidge recibió al equipo de los Washington Senators en 1924, los campeones del béisbol han hecho visitas presidenciales regulares. Franklin D. Roosevelt, Harry Truman y John F. Kennedy también fueron conocidos por su afición al deporte.
Algunos episodios memorables incluyen:
- George W. Bush lanzando el primer lanzamiento después del 11 de septiembre de 2001.
- Barack Obama recibiendo con orgullo al equipo de los Chicago Cubs en 2017, rompiendo con una sequía de 108 años.
- Algunos equipos, como los 2018 Red Sox o los Warriors de la NBA, rechazaron la invitación durante administraciones con las que no simpatizaban políticamente.
Trump, por su parte, ha utilizado estos eventos a menudo como plataforma para enviar mensajes específicos, como lo hizo este lunes al aludir al rendimiento y disciplina del equipo como ejemplo para el país.
¿Es realmente un evento solo deportivo?
Aunque muchos sostienen que estas ceremonias deberían restringirse al ámbito deportivo, es inevitable que el contexto y las personalidades involucradas marquen un tono político.
La decisión de jugadores como Betts de participar (o ausentarse, como lo hizo anteriormente) demuestra que para muchos atletas, la política no es una dimensión ajena, sino un componente clave en su identidad profesional. Como escribiera el historiador Howard Bryant:
“En Estados Unidos, el deporte nunca ha estado desconectado de la política; ha sido su espejo más constante.”
Trump, los Dodgers y 2025: ¿una postal del futuro?
No pasó desapercibida la entrega de la camiseta con el número 47. Fue un gesto simbólico que unió la esperanza de los Dodgers de repetir su campeonato y la del expresidente de ocupar la Casa Blanca nuevamente tras las elecciones de 2024.
Con los Dodgers liderando su conferencia y con una de las plantillas más profundas de la liga, no es descabellado pensar que el equipo regrese a la Casa Blanca en 2025.
¿Será nuevamente Trump el anfitrión?
El tiempo —y las urnas— lo dirán. Por ahora, lo que es seguro es que el béisbol seguirá siendo más que un juego cuando se juega también en el escenario de la política nacional.