Más allá de las esposas: el equipo que está cambiando cómo la policía responde a las crisis mentales en Filadelfia

Con compasión, tiempo y vivencias personales, el equipo CIRT está revolucionando la forma en que la policía interactúa con personas vulnerables

En medio del creciente debate nacional sobre el papel de la policía en situaciones de crisis mental, Filadelfia ha desarrollado una respuesta que está logrando cambiar expectativas y salvar vidas: el Crisis Intervention Response Team o CIRT. Este equipo, compuesto por oficiales de policía y profesionales de la salud mental, ha redefinido lo que significa proteger y servir en momentos críticos.

En lugar de luces parpadeantes y órdenes firmes, las intervenciones del CIRT suelen comenzar con una conversación, una comida caliente o una referencia empática a la familia. Es una respuesta basada en la humanidad, entendiendo que la violencia no es la solución cuando alguien atraviesa una tormenta mental.

El origen del cambio: una tragedia que marcó un antes y después

La historia del CIRT en Filadelfia no puede contarse sin mencionar el caso de Walter Wallace Jr., un joven afroamericano con problemas de salud mental fatalmente abatido por la policía en octubre de 2020. Wallace recibió múltiples disparos frente a su madre mientras ella pedía ayuda. Su muerte desató protestas, indignación nacional y la urgente necesidad de revisar cómo las fuerzas del orden manejaban estas situaciones.

A partir de ahí, la ciudad de Filadelfia y su departamento de policía apostaron por un enfoque más humano, basado en desescalar conflictos en lugar de resolverlos con fuerza. Así nació el programa piloto CIRT a finales de 2022, que hoy se consolida como una de las estrategias más efectivas para asistir a personas vulnerables sin criminalizarlas.

¿Qué hace único al CIRT?

El CIRT de Filadelfia no es un simple cuerpo policial. Su distinción radica en tres pilares fundamentales:

  • Intervención conjunta: Cada equipo está integrado por un oficial del Departamento de Policía y un profesional en salud mental de la organización sin fines de lucro Merakey.
  • Sin elementos intimidantes: No utilizan patrullas convencionales ni uniformes formales. Visten ropa informal y se desplazan en vehículos sin distintivos policiales.
  • Enfoque en el seguimiento: No se trata solo de asistir en un momento de crisis, sino también de mantener el contacto, entregar recursos e incluso visitar domicilios días después. La intervención dura más de una hora en promedio.

Como explicó la teniente Victoria Casale, responsable del programa, “no queremos dejar a la persona sola con su problema. Nuestra misión es quedarnos, acompañarlos y ayudar a encontrar una solución”.

La historia detrás del uniforme

Un factor decisivo en el impacto del CIRT es que sus miembros tienen fuertes motivaciones personales. Como Vanity Cordero, oficial de policía que creció con un tío con discapacidad intelectual. Su experiencia personal le da una paciencia distinta, una mirada más compasiva.

Cuando sirvo en la comunidad me pregunto: ¿y si fuera mi tío? ¿Y si fuera un hermano mío? Eso me cambia el enfoque”, cuenta Cordero.

En una fría mañana de febrero, Cordero recibió una llamada sobre un hombre intentando saltar desde un puente. Para su sorpresa, era el mismo hombre a quien había ayudado meses antes… en ese mismo lugar. Lo reconoció, compartieron una risa sobre cómo el sol ya no bronceaba su piel, y lo convenció de recibir ayuda nuevamente. Esa historia, lejos de ser una excepción, es parte del día a día del CIRT.

Un método que construye confianza

La clave ha sido dedicar tiempo real a las personas. En la rutina policial tradicional, cada intervención apenas dura unos minutos. Pero los miembros del CIRT llegan a pasar más de una hora con cada persona. Su objetivo es crear un espacio seguro, sin prisas ni amenazas.

Además, gracias al trabajo con Merakey, el equipo puede ofrecer ayuda concreta: alimentos, asistencia económica, asesoría legal, alojamiento y facilidades médicas. Como resaltó Audrey Lundy, directora de programas en Merakey, “una bolsa de víveres puede ser la llave que abre la puerta a conversaciones profundas sobre las necesidades reales de una familia”.

Veteranos ayudando a veteranos, y más allá

Otro rostro del CIRT es Kenneth Harper, un veterano de combate de la Marina, quien ha rescatado del abismo a exmilitares que enfrentaban crisis similares. Harper relata cómo logró convencer a un veterano de 30 años en el Ejército —un hombre muy respetado pero receloso de buscar ayuda— a iniciar tratamiento médico y obtener alojamiento.

Nos mantuvimos en contacto durante meses. Le dimos seguimiento. No fuimos un simple número de expediente”, comentó Harper.

Casale destaca que Harper reclutó colegas con experiencia militar para capacitar al resto de la fuerza policial en respuestas frente al trauma y necesidades específicas de veteranos.

Estadísticas que impulsan la transformación

Los datos respaldan esta iniciativa: según un estudio publicado en la revista Psychiatric Services, una persona con enfermedad mental tiene entre 11 y 16 veces más probabilidades de ser víctima de la fuerza policial en un encuentro con la policía. Responder sin preparación adecuada a una crisis emocional puede terminar muy mal.

En contraste, tras casi dos años de funcionamiento, el CIRT ha logrado intervenir exitosamente en decenas de crisis mentales sin necesidad de arrestos ni uso de fuerza letal. Aunque el equipo apenas cuenta con 8 oficiales para una ciudad de más de 1.5 millones de habitantes, su impacto emocional y social es enorme.

Un modelo digno de replicar

Filadelfia no es la única ciudad en Estados Unidos apostando por estas iniciativas. Lugares como Denver, San Francisco y Seattle han implementado programas similares con buenos resultados. Sin embargo, el enfoque profundamente humano —y centrado en el seguimiento— del CIRT está siendo observado por expertos y funcionarios de todo el país como modelo a emular.

Queremos que la gente sepa que puede pedir nuestra ayuda antes de que sea una emergencia. Queremos que nos llamen sin miedo”, dice Cordero. Su sueño es que las personas no esperen a estar en un extremo de un puente para buscar apoyo.

¿Y si este fuera el futuro del patrullaje?

La historia del equipo CIRT en Filadelfia nos deja una pregunta abierta pero poderosa: ¿puede el trabajo policial transformarse en algo más compasivo, menos punitivo, más social?

Quizás sí. El caso de Filadelfia lo demuestra: invertir en personas con vocación, ofrecerles recursos, y permitir que inviertan tiempo, puede salvar vidas. No se trata solo de reformar departamentos policiales; se trata de rehacer el contrato social con nuestras comunidades más vulnerables.

Si alguna vez te preguntas si la empatía tiene cabida en un uniforme, basta conocer el trabajo de Cordero, Harper o la teniente Casale para responder con firmeza: sí.

Si tú o alguien que conoces está pasando por una crisis de salud mental, puedes comunicarte en EE.UU. a la línea nacional de crisis y suicidio llamando o enviando un mensaje al 988, o visitar 988lifeline.org.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press