“Trump Slump”: Cómo la política de EE.UU. está arruinando su industria turística

Cancelaciones de viajes, caídas en reservas y una imagen deteriorada hacen que turistas del mundo opten por evitar EE.UU. en 2025

Olja Ivanic, directora ejecutiva en Estados Unidos de una startup de salud con sede en Austria, había planeado recibir con entusiasmo a cuatro primos provenientes de Suecia en su casa de Denver. Juntos recorrerían Colorado, Los Ángeles y San Francisco. Pero ese plan se vino abajo cuando el presidente Donald Trump tuvo un tenso y polémico encuentro con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy en febrero. Sus primos cancelaron el viaje de inmediato, optando por pasar sus vacaciones en Europa. "No podían entender ese trato hacia un presidente democrático en guerra", dijo Ivanic.

Un comienzo prometedor... hasta que llegó el impacto político

2024 cerró con números alentadores para el sector turístico estadounidense. La cifra de visitantes internacionales aumentó, y se tenía la esperanza de que 2025 igualara los niveles previos a la pandemia. Sin embargo, tres meses dentro del nuevo año, el número de llegadas desde el extranjero ha sufrido una caída significativa.

El National Travel and Tourism Office de EE.UU. reveló que en marzo de 2025 las visitas desde el extranjero (sin incluir Canadá ni los cruces terrestres desde México) cayeron un 11.6% en relación con el mismo mes del año anterior. Los vuelos desde México también descendieron en un alarmante 23%.

El "Trump Slump": una marca negativa para EE.UU.

La empresa de análisis Tourism Economics rebajó drásticamente su pronóstico: en diciembre de 2024 preveía un aumento del 9% en llegadas internacionales, pero en abril cambió su estimación a una caída del 9.4%. Entre los mercados más afectados están:

  • Canadá: era el mayor emisor de visitantes en 2024 con más de 20 millones.
  • Escandinavia: la retórica de Trump respecto a Groenlandia despertó rechazo en Dinamarca y países vecinos.
  • China y Japón: con disminuciones por motivos políticos y económicos.

Alejarse dejándose llevar por la indignación

Ian Urquhart, profesor emérito en la Universidad de Alberta (Canadá) canceló una escapada a Las Vegas y un concierto de Coldplay en junio, perdiendo un depósito de 500 dólares. "Queríamos protestar contra el tono despectivo constante hacia Canadá", explicó. Caso similar es el de su hija, quien canceló un viaje a Sedona, Arizona, y su cuñado dejó de asistir a un torneo de golf anual en Scottsdale.

Desde Madrid, Pepa Cuevas y su esposo también decidieron cancelar su viaje invernal a Colorado tras la victoria electoral de Trump. “Nos dejó en shock. Perdimos las ganas de volver”, expresó ella.

No solo política: motivos económicos también afectan

No todo se reduce al ámbito político. La debilidad del yen japonés también ha hecho que destinos como Corea del Sur, Tailandia o Taiwán se vuelvan más atractivos para los viajeros nipones. Esto afecta incluso a viajeros de larga data como Haruka Atomiya, quien visitaba Los Ángeles anualmente con sus hijos. “Los hoteles están el doble o triple de caros con la tasa de cambio”, agregó.

Turismo como víctima colateral: el caso de Sudáfrica

Las decisiones de política económica de Trump también alcanzan a Sudáfrica. La reciente imposición de aranceles del 30% a las exportaciones de cítricos amenaza con destruir parte de la economía agrícola del país. La Asociación de Productores de Cítricos de Sudáfrica advirtió que las nuevas tarifas podrían eliminar hasta 35,000 empleos y afectar gravemente pueblos como Citrusdal, que dependen casi exclusivamente de las exportaciones a EE.UU.

“Hay una ansiedad inmensa en nuestras comunidades”, dijo Gerrit van der Merwe, presidente de la asociación.

Según la World Citrus Organization, Sudáfrica es el segundo exportador mundial de naranjas, después de España, y el cuarto en exportación de cítricos blandos. Exporta entre el 5% y el 6% de su producción cítrica a Estados Unidos (más de 6.5 millones de cajas anualmente), sobre todo cuando EE.UU. se encuentra fuera de temporada.

Un golpe a la imagen de "nación acogedora"

Marco Jahn, presidente de New World Travel, una empresa empaquetadora de viajes estadounidense, ha notado una caída de entre 20% y 50% en las reservas de ciertos mercados. “El país ya no se percibe como un destino acogedor”, lamenta. Del mismo modo, American Ring Travel —operador turístico con sede en California— informa que las reservas desde Alemania, uno de sus mercados claves, se estancaron desde que Elon Musk anunció apoyo a un partido de extrema derecha en Alemania.

Efecto dominó en la industria aérea y hotelera

Air Canada confirmó una disminución del 40% en las reservas de ocio hacia EE.UU. en marzo de 2025. Como respuesta, recortó rutas a Florida, Las Vegas y Arizona. La plataforma Beyond, especializada en alquileres vacacionales, informó que las búsquedas de canadienses para alojarse a corto plazo en EE.UU. se redujeron en un 44% tras la implementación de un arancel temporal del 25% sobre productos provenientes de Canadá y México.

Pérdidas cuantificables: la caída del gasto en turismo extranjero

Tourism Economics proyecta que el gasto de turistas internacionales en Estados Unidos descenderá en 9 mil millones de dólares en 2025. Esto afecta a aerolíneas, hoteles, restaurantes, operadores turísticos y trabajadores de transporte. Aun así, el National Travel and Tourism Office sostiene una visión más optimista: espera una recuperación para 2026 con un incremento del 6.5% en llegadas, aunque reconoce que podría tardar hasta 2029 en alcanzarse los niveles de 2019.

¿Qué queda del "sueño americano" para los turistas?

El caso de Atomiya ilustra el dilema de muchos viajeros: “Amo la diversidad y la libertad en EE.UU. No entiendo cómo eligieron a Trump, pero seguiré visitando mientras no sienta peligro físico”. Su comentario revela que Estados Unidos aún puede ofrecer una experiencia positiva, pero su imagen deteriorada pesa cada vez más.

Más allá de gustos políticos, el turismo es una señal. Habla de percepción, de confianza y de voluntad. La migración de turistas hacia otros destinos refleja cada vez más una opinión colectiva: según encuestas, muchos ciudadanos europeos ya no ven a EE.UU. como un lugar seguro o amigable. Algunas voces incluso hablan de boicot.

Lo que está en juego no solo es el ingreso de divisas o el volumen de viajeros, sino la reputación global de una nación. Trump podrá ser defendido por sus seguidores dentro del país, pero su gestión ya tiene un visible precio fuera de él: playas vacías, hoteles con habitaciones sin ocupar y tienditas turísticas cerradas antes de tiempo.

La pregunta que flota en el aire es: ¿puede Estados Unidos volver a ser un destino turístico líder si su narrativa política propone paredes en lugar de puentes?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press