Trump desata una nueva guerra comercial: ¿Qué significan sus aranceles para la economía global?

Con nuevas tarifas de hasta 104% y amenazas de futuras represalias, el presidente estadounidense desafía el orden comercial internacional

Donald Trump lo ha vuelto a hacer. En su intento por reconfigurar el comercio internacional, el expresidente y actual candidato republicano para las próximas elecciones ha desatado una nueva batalla arancelaria de proporciones históricas. Esta vez, asegura que es por justicia: “aranceles recíprocos” que, según él, buscan equilibrar décadas de abuso por parte de socios comerciales que –afirma– han "saqueado" a Estados Unidos.

Sin embargo, detrás del discurso populista y de confrontación, se esconde una realidad más compleja que amenaza con inflamar tensiones geopolíticas, aumentar precios para consumidores y provocar una recesión global.

¿Qué está ocurriendo exactamente?

Trump anunció el pasado 2 de abril lo que él denominó el “Día de la Liberación” del comercio estadounidense. Con efectos inmediatos, entraron en vigor aranceles del 10%, considerados un umbral mínimo, para prácticamente todos los socios comerciales. Sin embargo, la bomba cayó con la segunda fase: un aumento drástico en los aranceles para países específicos, a implementarse a partir de medianoche del miércoles.

Algunos de los impuestos destacados por país incluyen:

  • 50% para Lesoto
  • 47% para Madagascar
  • 46% para Vietnam
  • 32% para Taiwán
  • 25% para Corea del Sur
  • 24% para Japón
  • 20% para la Unión Europea
  • Y el caso más impactante: un arancel combinado de hasta 104% sobre productos procedentes de China

Los expertos ya están advirtiendo que estos impuestos tendrán consecuencias inmediatas en los bolsillos de los ciudadanos estadounidenses y también en la economía mundial.

El caso de China: 104% de aranceles y la respuesta contundente de Pekín

China no tardó en reaccionar. El Ministerio de Comercio del país asiático calificó la ofensiva estadounidense como “un error sobre otro error” y aseguró que “pelearán hasta el final”. A partir del jueves, China impondrá su propio paquete de aranceles del 34% a todos los productos estadounidenses.

En este contexto, se reaviva un conflicto comercial que tiene antecedentes: durante su primer mandato, Trump ya implementó paquetes similares que, aunque parcialmente revertidos por la administración Biden, en gran medida se mantuvieron. La diferencia ahora es el escenario económico global más tenso, con inflación persistente, desaceleración manufacturera, y vulnerabilidades en las cadenas de suministro internacionales.

Desde 2018, Estados Unidos y China han intercambiado medidas arancelarias como parte de una guerra comercial sin precedentes. Aquel año, la primera ronda de aranceles afectó a productos por un valor aproximado de $360 mil millones. Esta nueva ola de impuestos amenaza con duplicar esas cifras.

¿Hay alguna lógica económica detrás de estos aranceles?

Según Trump, la jugada busca “nivelar el campo de juego”. En su retórica, los aranceles son herramientas para castigar a los países que tienen superávits comerciales con Estados Unidos. Ejemplos repetitivos en su discurso incluyen China, Alemania y Japón.

No obstante, la mayoría de los economistas están en desacuerdo. El Premio Nobel Paul Krugman declaró en su columna de opinión para The New York Times que “los aranceles de Trump son una forma cara, ineficiente e inefectiva de abordar los desequilibrios comerciales”. Por su parte, la Brookings Institution enfatiza que, aunque pueda haber efectos positivos a corto plazo para ciertas industrias nacionalizadas, el resultado neto casi siempre es una pérdida de bienestar para el consumidor promedio.

De hecho, el Congreso de EE. UU. recibió un estudio del Congressional Budget Office (CBO) en 2019 que indicó que la primera guerra comercial de Trump costó a las familias estadounidenses un promedio de $1,300 adicionales al año debido al aumento de precios.

Impactos en los mercados financieros

La respuesta de Wall Street ha sido clara: nerviosismo absoluto.

El martes se convirtió en un día de pérdidas generalizadas:

  • El S&P 500 cayó 1.6%, quedando en 4,982.77 puntos
  • El Dow Jones cerró con -0.8%, declinando 320 puntos
  • El Nasdaq sufrió una pérdida más acentuada: -2.1%
  • El Russell 2000 bajó 2.7%, un reflejo del temor de las pequeñas empresas

Para la semana, los cuatro índices principales están en números rojos, con el Nasdaq acumulando una baja del 20.9% en lo que va del año, y el Russell 2000 cayendo más de 21%.

Los inversionistas temen que la nueva política comercial restringa las exportaciones, frene la inversión y enfríe todavía más una economía global ya en dificultades.

Europa y Canadá: Réplicas y presión diplomática

El efecto dominó también ha comenzado. Canadá ya respondió con un arancel del 25% sobre autos procedentes de EE. UU. que no cumplan con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Europa, por su parte, aún evalúa sus acciones, pero Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, advirtió que están “dispuestos a responder con medidas similares si EE. UU. no reconsidera”.

Algunos líderes europeos están impulsando la opción de negociaciones bilaterales para reducir colectivamente los aranceles, aunque la confianza en Washington parece erosionada.

Industria farmacéutica, automotriz y metales: ¿los nuevos frentes?

Además de tarifar productos agrícolas, textiles y tecnológicos, Trump ha dejado entrever nuevas áreas de intervención comercial. Dentro de su mira están los medicamentos, insumos médicos, cobre, madera y autopartes.

En marzo, entraron en vigor nuevos aranceles del 25% para la importación de acero y aluminio, eliminando las exenciones que estaban vigentes desde 2018. Canadá y México recibieron una suspensión parcial en base al cumplimiento del T-MEC, pero los productos fuera de ese marco siguen siendo gravados.

Se espera que estos sectores sean altamente volátiles en los próximos trimestres, con cadenas de suministro reconfigurándose a la fuerza, cambios en las rutas comerciales y un encarecimiento generalizado en materiales base de construcción e infraestructura.

Walgreens, una víctima colateral

No todos los impactos provienen del exterior. La empresa farmacéutica Walgreens, en medio de su proceso de venta por $10 mil millones a Sycamore Partners, anunció una mejora en sus resultados del segundo trimestre, con una pérdida menor a la esperada ($2.85 mil millones frente a los $5.91 mil millones del año anterior).

La compañía advirtió que parte de su volatilidad proviene del aumento de precios en suministros médicos y farmacéuticos importados. A medida que se despliegan nuevos aranceles, este tipo de impactos se proyectan sobre gran parte del sector salud, generando preocupación por el encarecimiento de tratamientos y medicamentos.

¿Hacia dónde vamos?

La estrategia de Trump parece clara: imponer dolor arancelario como herramienta de negociación internacional. Pero en un mundo globalizado, donde los bienes cruzan fronteras múltiples veces antes de llegar al consumidor, esos impuestos son más un boomerang que un escudo.

Como dijo Thomas Donohue, expresidente de la Cámara de Comercio de los EE. UU., en 2020: “No hay guerra comercial sin consecuencias, y somos nosotros —las empresas, los trabajadores, los agricultores— los que sufrimos más”.

La pregunta no es solo económica. También es geopolítica: ¿Estamos ante una transición del orden comercial internacional post-Segunda Guerra Mundial hacia un sistema más proteccionista, sin reglas claras, dominado por quien tenga mayor capacidad de presión? ¿Estados Unidos está aislándose mientras China, la UE y otras regiones buscan consolidar nuevos bloques comerciales?

La historia aún no se ha escrito. Pero lo que es seguro es que el camino elegido por Trump representa un cambio de paradigma con riesgos incalculables. Y, una vez más, el mundo observa con preocupación el rumbo que tome Washington.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press