De duchas abundantes al 'Domo Dorado': el nuevo giro de Trump entre la estética, la defensa y el caos comercial

El expresidente desata una ola de medidas que van desde cambiar reglas sobre duchas hasta lanzar armas al espacio y agitar las aguas del comercio global. ¿Retroceso, estrategia o simplemente caos?

Por años, Donald Trump ha logrado captar la atención mundial no solo por sus políticas inesperadas, sino por los motivos detrás de ellas. Desde su frustración con la presión de agua en la ducha hasta su ambiciosa visión de una defensa espacial, su segunda administración parece decidida a dejar huella—para bien o para mal.

"¡Quiero ducharme como antes!": El retorno de las duchas "poderosas"

Trump ha repetido incansablemente su molestia con las regulaciones impuestas por las administraciones de Barack Obama y Joe Biden sobre los showerheads (cabezales de ducha). Dichas normas, parte de un plan de ahorro de agua y energía, limitaban el flujo de agua a 2.5 galones por minuto. Trump cree firmemente que eso afecta su habilidad para “cuidar su bello cabello”.

Al firmar una nueva orden ejecutiva que desregula este control, señaló de manera enfática:

"Tengo que estar 15 minutos bajo la ducha para mojarme. Sale gota a gota. Es ridículo."

Su argumentación se basa en una lógica sencilla: "uno termina usando más agua porque tarda más, así que no tiene sentido". En su primer mandato impulsó esta medida, que luego fue revertida por Biden. Ahora, Trump vuelve con la misma consigna: más flujo, menos burocracia.

¿Retroceso en eficiencia o libertad doméstica?

Organizaciones como el Appliance Standards Awareness Project (ASAP) señalan que estas medidas afectan el medio ambiente y encarecen la vida a largo plazo. Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), el uso de agua en las duchas representa un 20% del consumo doméstico diario. Además, calentar el agua para esas duchas implica casi otro 20% del uso de energía residencial.

Andrew deLaski, director ejecutivo de ASAP, criticó con dureza la medida: “No hay un problema que resolver. La mayoría de los cabezales de ducha actuales satisfacen al consumidor promedio”.

El ‘Domo Dorado’: Una visión de guerra desde el espacio

En otro giro de ciencia ficción que parece sacado del universo de Ronald Reagan, Trump revivió el concepto de defensa espacial con la creación del "Golden Dome" (Domo Dorado), un sistema de armas espaciales diseñado para interceptar misiles en cuestión de segundos tras su lanzamiento.

Ordenado en su primera semana del nuevo mandato, este sistema es la reencarnación del fallido proyecto "Star Wars" de Reagan. Trump ha dado 60 días al Pentágono para presentar modelos y costos del plan, que ahora pasaron a análisis del secretario de Defensa Chris Hegseth.

"Necesitamos interceptores orbitales. Los llamamos armas, y las necesitamos para disuadir un conflicto espacial", dijo el general Stephen Whiting.

Con referencias a los avances hipersónicos de China —quien logró colocar una ojiva en órbita en 2021—, Estados Unidos argumenta que debe preparar su defensa más allá de la atmósfera.

El presupuesto de defensa propuesto para 2026 por Trump rozaría el billón de dólares, gran parte destinado a tecnologías espaciales como el Golden Dome, que integraría armas ya existentes con nuevas capacidades orbitales.

Pero… ¿cuánto cuesta soñar con guerras estelares?

Mientras el Pentágono no ha revelado públicamente las cifras detalladas, expertos como Col. Matthew Wroten indican que las propuestas incluyen cálculos iniciales, y se espera que empleen tecnologías disponibles en el mercado para acelerar la implantación del sistema.

Al igual que con las duchas, la administración Trump apuesta por la eficiencia a su modo, esta vez invirtiendo en lo que muchos ven como una fantasía militar de dudosa viabilidad técnica y estratégica.

Un comercio mundial cautivo de los caprichos de Twitter

Como si eso fuera poco, durante la misma semana, Trump protagonizó uno de los vaivenes más abruptos en política comercial: impuso aranceles masivos a casi todos los países del planeta… solo para revertir la decisión 13 horas después, con una pausa de 90 días.

Estas medidas, que sorprendieron a inversores y a los propios funcionarios, dejaron a empresas de todos los sectores —desde el automotriz, como Stellantis, hasta el comercio minorista— sin planes claros. Algunas compañías comenzaron despidos o paralizaron expansión ante la falta de claridad.

El caos de la guerra comercial con China

Trump fue enfático al no incluir a China en la pausa. De hecho, elevó los aranceles a los productos chinos a un 125%, castigando al país por represalias anteriores. La respuesta de China no se hizo esperar, y la tensión escaló aún más.

Ngozi Okonjo-Iweala, directora de la Organización Mundial del Comercio, advirtió:

“La división de la economía global en dos bloques podría reducir el PIB mundial en un 7%.”

Este impacto podría ser devastador, particularmente para las economías en desarrollo, y provocaría un efecto dominó en el abastecimiento de productos esenciales.

Empresas desorientadas ante el vaivén de políticas

Compañías como Delta Airlines, Cleveland-Cliffs y Klem's han tomado medidas drásticas. Desde ajustes en vuelos hasta cancelación de pedidos de temporada, la incertidumbre ha paralizado decisiones estratégicas.

“Lo peor es la incertidumbre”, declaró Jason Goldberg, jefe de estrategia de comercio de Publicis Groupe. “Nadie puede moverse, y eso implica despidos y cancelaciones de pedidos”.

¿Política o vanidad?

Las decisiones de Trump parecen responder tanto a creencias personales como a una narrativa populista centrada en la “libertad del consumidor” y la independencia militar. Desde su peinado hasta las órbitas espaciales, sus medidas se inspiran en una versión de Estados Unidos que quiere recuperar “grandeza” a cualquier costo.

Ya sea buscando un mayor chorro de agua, la dominación espacial o redefiniendo el libre comercio, el magnate-presidente apuesta por el espectáculo, el impacto inmediato y un profundo desprecio por la diplomacia tradicional.

Pero mientras algunos celebran estos cambios como necesarios correctivos a un sistema que 'sofoca' la libertad individual, otros —especialmente empresas e inversores— temen que este enfoque errático lleve a una tormenta perfecta económica, medioambiental y geoestratégica.

¿Vivimos en la era del 'golden shower' político? Solo el tiempo —y más órdenes ejecutivas— lo dirán.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press