Meta, espionaje digital y China: Revelaciones explosivas de una ex ejecutiva de Facebook

Sarah Wynn-Williams denuncia que Meta traicionó la seguridad nacional al colaborar con Pekín para expandir su imperio tecnológico

Sarah Wynn-Williams, exdirectora de política pública global de Facebook (hoy Meta), ha encendido una tormenta mediática y política después de declarar ante el Comité Judicial del Senado de Estados Unidos que la compañía no solo permitió influencias extranjeras dentro de sus operaciones, sino que también llegó a brindar capacidades e información sobre inteligencia artificial (IA) a China.

En su testimonio preparado, Wynn-Williams lanzó acusaciones demoledoras contra sus antiguos jefes, asegurando que Meta traicionó los valores estadounidenses y puso en riesgo la seguridad nacional para ganarse el favor del Partido Comunista Chino (PCC) con el objetivo de establecer un negocio multibillonario en el mercado asiático.

Una carrera dentro del gigante digital

Wynn-Williams trabajó en Facebook entre 2011 y 2017, desempeñando uno de los cargos más estratégicos en materia de políticas públicas globales. Durante esos años, presenció de primera mano cómo las ambiciones globales de la empresa crecieron sin freno, especialmente en lo que respecta a China.

«Durante esos siete años, vi a ejecutivos de Meta socavar repetidamente la seguridad nacional de EE.UU. al colaborar en secreto con Pekín, mientras mentían al Congreso y al público estadounidense», expresó Wynn-Williams ante los senadores. Según su testimonio, estas maniobras ayudaron a construir un negocio que llegó a estar valorado en 18.000 millones de dólares en China.

¿Qué hizo Meta en China realmente?

Aunque Facebook e Instagram están oficialmente prohibidos en China, la empresa matriz, Meta, ha realizado grandes esfuerzos por establecerse allí a través de colaboraciones indirectas. Según Wynn-Williams, esta estrategia incluyó proporcionar información sobre el desarrollo de IA estadounidense a autoridades chinas.

Meta, en respuesta oficial a las acusaciones, tachó el testimonio de «desvinculado de la realidad y lleno de falsedades». También recordó que su fundador, Mark Zuckerberg, fue transparente sobre el interés de la empresa en China y que estos esfuerzos fueron ampliamente reportados en medios de comunicación desde hace más de una década.

Una cultura interna «de amenazas e intimidaciones»

Wynn-Williams relató que tras expresar sus preocupaciones a nivel interno, fue blanco de una campaña sistemática de intimidación para silenciarla. «Meta aplicó una cultura corporativa donde se premiaba la obediencia ciega y se castigaba a quien planteara dudas en temas de ética o seguridad nacional», explicó.

El senador Richard Blumenthal (Partido Demócrata) respaldó sus afirmaciones, acusando a Meta de operar bajo un modelo corporativo que busca «el control total de la información y el silencio de sus empleados disidentes a través de amenazas legales y personales».

Un libro explosivo: "Careless People"

Las revelaciones de la exempleada están plasmadas en su libro titulado "Careless People", que ha vendido 60.000 copias en su primera semana, convirtiéndose en un éxito editorial. La obra ha ocupado el Top 10 de los libros más vendidos en Amazon, pese a que Meta intentó bloquear su publicación y desacreditar su contenido mediante filtraciones y presiones legales.

Wynn-Williams asegura que el libro es únicamente la punta del iceberg. Según ella, aún existen miles de documentos internos que pueden demostrar la connivencia entre Meta y autoridades extranjeras, incluyendo aspectos sensibles como desinformación, control ideológico y espionaje industrial.

El caso de la censura a un disidente chino en EE.UU.

Uno de los ejemplos más delicados presentados por Wynn-Williams fue la eliminación del perfil en Facebook de un disidente chino radicado en Estados Unidos. Según la exempleada, la eliminación fue resultado de presiones directas de Beijing, que exigió a la empresa cortar toda posibilidad de visibilidad para este activista, lo que la compañía habría accedido a hacer sin informar a sus empleados ni a legisladores.

Este hecho, de confirmarse, representaría una violación directa a los principios de libertad de expresión en suelo estadounidense y una concesión sin precedentes a un régimen autoritario extranjero.

Contexto delicado: Meta frente a otros frentes judiciales

Estas revelaciones llegan apenas días antes del inicio de un juicio antimonopolio histórico contra Meta. La Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) busca forzar a Meta a desinvertir en Instagram y WhatsApp, argumentando prácticas anticompetitivas impulsadas por su estructura corporativa.

Este proceso podría marcar un punto de inflexión en la historia de las grandes tecnológicas de EE.UU., y el testimonio de Wynn-Williams solo aumenta los interrogantes sobre si Meta ha operado bajo parámetros éticos y legales aceptables.

A medida que avanzan otras investigaciones —incluyendo sobre malas prácticas publicitarias, daño a menores en sus plataformas y colusión empresarial— la postura de la compañía ante sus responsabilidades legales parece cada vez más insostenible.

¿Saldrá Meta ilesa de esta crisis?

Meta ha sobrevivido a numerosos escándalos, desde las filtraciones de datos de Cambridge Analytica hasta casos de desinformación electoral. Sin embargo, la acusación de colaboración con potencias extranjeras para socavar la seguridad nacional podría representar un nuevo nivel de imputación. A diferencia de otras controversias, este asunto podría no resolverse con multas millonarias o disculpas públicas.

Se trata aquí de un choque entre valores democráticos y los intereses económicos transnacionales. ¿Puede una empresa estadounidense colaborar con China —una potencia rival— sin rendir cuentas ante sus ciudadanos y legisladores?

Implicaciones para el futuro de la inteligencia artificial

La batalla por la supremacía en IA entre EE.UU. y China es uno de los ejes más importantes de la política tecnológica global. De acuerdo con estudios del Center for Security and Emerging Technology, China ha invertido más de 70 mil millones de dólares solo en 2023 en investigación de IA, robótica avanzada y tecnologías cuánticas.

En ese contexto, dar acceso a algoritmos, códigos fuente o equipos de entrenamiento de IA a empresas estatales chinas —como supuestamente hizo Meta— puede tener implicaciones estratégicas semejantes a facilitar armamento.

«Estamos en una carrera de IA que no tiene vuelta atrás. El que domine la IA será quien dicte las reglas del poder global en las próximas décadas. No se trata de mercado, se trata de soberanía y seguridad», advirtió el senador Josh Hawley durante la audiencia.

Silicon Valley bajo el microscopio

Este escándalo no solo golpea a Meta. También deja bajo escrutinio a todo el ecosistema de Silicon Valley, donde la presión por competir a nivel global puede llevar a que las grandes tecnológicas sacrifiquen la ética en nombre del crecimiento.

¿Cuántas otras compañías han recurrido a prácticas similares para conseguir licencias en China, vender servidores en mercados autoritarios o silenciar voces incómodas?

Es posible que la declaración de Wynn-Williams sea tan solo el inicio de una nueva era de regulación tecnológica en EE.UU., donde el Congreso y otras instituciones empiecen a tomar medidas más rigurosas ante prácticas que hasta ahora eran vistas como «costos aceptables del negocio».

Este artículo fue redactado con información de Associated Press