Microsoft frena la expansión de centros de datos: ¿un cambio de rumbo en la fiebre de la inteligencia artificial?

El gigante tecnológico ajusta sus ambiciosos planes de infraestructura en medio de señales de saturación del mercado y cambios estratégicos en sus alianzas clave

Por años, Microsoft ha sido uno de los principales motores detrás de la expansión global de centros de datos para soportar la creciente demanda de servicios en la nube e inteligencia artificial (IA). Sin embargo, la compañía ha iniciado una pausa estratégica en algunos proyectos clave, lo que genera preguntas sobre el futuro de la infraestructura tecnológica global y la evolución del mercado de IA.

Un freno inesperado en Ohio

En un giro sorpresivo, Microsoft ha anunciado que "está desacelerando o pausando" algunos de sus proyectos de centros de datos, incluyendo una inversión de mil millones de dólares en el condado de Licking, Ohio. De los tres sitios originalmente adquiridos para desarrollo, ahora se reservarán dos como terrenos agrícolas.

"En los últimos años, la demanda por nuestros servicios en la nube e inteligencia artificial creció más allá de lo que hubiéramos podido anticipar. Para atender esta oportunidad, comenzamos a ejecutar el proyecto de escalamiento de infraestructura más monumental y ambicioso de nuestra historia" — comentó Noelle Walsh, presidenta de operaciones en la nube de Microsoft, a través de LinkedIn.

Según la ejecutiva, estas pausas son parte de un proceso de ajuste natural: "Cualquier empresa de gran envergadura requiere flexibilidad y refinamiento a medida que aprendemos y crecemos junto a nuestros clientes".

Wisconsin, otra víctima del freno

Ohio no es el único estado afectado. En diciembre pasado, Microsoft ya había dado señales de desaceleración al pausar fases posteriores de otro proyecto masivo en Wisconsin. A esto se suman reportes de cancelación de arrendamientos de centros de datos operados por terceros en diversos lugares de EE.UU.

¿Qué está pasando realmente?

La causa principal parece ser múltiple: una reevaluación estratégica del verdadero volumen de infraestructura necesario, cambios en la relación con OpenAI, y un entorno económico y energético cada vez más complejo.

De acuerdo con analistas de TD Cowen, Microsoft ha disminuido la intensidad de su expansión internacional y también ha cancelado contratos de arrendamiento en EE.UU. para centros de datos administrados por otras empresas.

Craig Ellis, director de investigación en B. Riley Securities, destaca un punto clave: "OpenAI tenía un enfoque marcado en desarrollar sistemas de IA aún más avanzados, los cuales demandan una enorme cantidad de recursos computacionales. Pero Microsoft parece estar adoptando una dirección diferente".

No es coincidencia que el 21 de enero de este año Microsoft y OpenAI modificaran su acuerdo original, el cual convertía a Microsoft en proveedor exclusivo de capacidad computacional para la startup. Ahora, OpenAI busca construir su propia infraestructura, con apoyo de Oracle y SoftBank, en un proyecto que promete 500 mil millones de dólares en nuevas instalaciones en EE.UU.

Un panorama energético poco sustentable

Una de las razones detrás de estas pausas también tiene que ver con el alto consumo de energía que conlleva la ejecución de modelos de IA. Se estima que entrenar una IA del tamaño de GPT-3 puede consumir hasta 1.287 MWh —suficiente para alimentar 120 hogares estadounidenses por un mes. Esta situación ha reavivado debates sobre la dependencia de fuentes como el carbón y las apuestas un tanto polémicas en energía nuclear.

Recientemente, Microsoft se asoció en un proyecto de resurrección de la planta nuclear de Three Mile Island en Pensilvania, clausurada tras el famoso incidente de 1979. El objetivo sería reactivar su capacidad energética para abastecer centros de datos en Ohio y Virginia, este último considerado el epicentro tecnológico del país.

¿Estamos ante una burbuja de la IA?

La sobredemanda de infraestructura en los últimos tres años podría estar encontrando, por fin, un punto de equilibrio. Microsoft ha duplicado su capacidad global de centros de datos desde 2021, y aún prevé gastar 80 mil millones de dólares en expansión este año fiscal, que culmina en junio. Pero, el tono ya no es de crecimiento febril, sino de prudencia calculada.

"Seguiremos creciendo con fuerza, pero asignando estas inversiones de forma estratégica y en línea con la demanda del negocio y de nuestros clientes" — concluyó Walsh.

Impacto local: la decepción de Ohio

Para los funcionarios del condado de Licking, el anuncio fue un duro golpe. La zona se perfilaba como un central tecnológico tras atraer proyectos de Microsoft, Google, Meta e incluso una fábrica de semiconductores de Intel. El retraso de este último al 2030 solo intensifica la frustración. La fe en un auge tecnológico que reviviera la economía rural parece tambalearse.

No obstante, fuentes locales indican que Microsoft aún mantiene presencia activa con instalaciones ya operativas, por lo que no todo está perdido.

Una relación complicada con OpenAI

El ajuste en el acuerdo con OpenAI puede tener ramificaciones mucho más profundas. Microsoft apostó miles de millones de dólares por convertirse en el socio clave detrás de productos como ChatGPT, Copilot y otras herramientas con base en IA generativa.

Sin embargo, con OpenAI enfocado en autonomía e infraestructuras propias, la hegemonía de Microsoft podría erosionarse. Y es aquí donde se abre una grieta estratégica: ¿puede Microsoft reinventar su camino en la IA sin caer en una guerra de recursos con su propio socio?

¿Cambio pragmático o problema emergente?

Algunos analistas sostienen que esto no es un retroceso, sino una corrección natural tras una fase de sobreinversión. “La fiebre del oro de la IA no podía continuar indefinidamente. Eventualmente vendría un momento para mirar las cifras, entender el uso real del recurso y ajustar la estrategia” — dice Anita Ramasastry, profesora de derecho tecnológico en la Universidad de Washington.

Y tiene sentido. Según datos de Canalys, el 30% de la capacidad de cómputo en los centros de datos de IA del mundo está actualmente subutilizada, lo que indica que la infraestructura creció más rápido que el mercado.

¿Qué podemos esperar?

  • Una desaceleración global de expansiones no rentables. Más empresas podrían hacer lo mismo una vez que el mercado deje de recompensar la visión expansiva y premie la eficiencia.
  • Más presión regulatoria y medioambiental. Los gobiernos están empezando a vigilar las megainversiones en infraestructura digital debido a su enorme huella de carbono.
  • Reequilibrio del poder entre socios tech. Si OpenAI logra autonomía energética y de cómputo, su relación con Microsoft podría pasar a ser más bilateral o incluso competitiva.

La industria entra en fase de maduración

La pausa de Microsoft marca, quizás, el fin del entusiasmo desenfrenado por la IA como nuevo petróleo. Lo cierto es que los cimientos del futuro digital requieren más que entusiasmo: requieren sostenibilidad, estrategia y visión a largo plazo.

"Estamos en una nueva etapa. Ya no se trata solo de construir, sino de construir con propósito" — concluye Ramasastry.

En el vasto paisaje tecnológico, a veces frenar también es avanzar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press