Trump, el carbón y la realidad energética: ¿Un retorno imposible?

Una mirada crítica a la apuesta del expresidente por el ‘carbón limpio’ frente al avance imparable de las energías limpias

Donald Trump nunca ha ocultado su fascinación por el carbón. Durante su presidencia y en sus recientes declaraciones públicas, ha sostenido que el carbón es una fuente de energía “hermosa, limpia, eficiente y barata”. Sin embargo, los datos actuales sobre costos, impacto ambiental y evolución del mercado energético contradicen estas afirmaciones de manera rotunda.

En este artículo de opinión, analizamos las afirmaciones más recientes del expresidente sobre el carbón, las contrastamos con cifras oficiales y expertos en el tema, y evaluamos si realmente es viable —o deseable— regresar a una economía energética basada en este combustible fósil.

El romance de Trump con el carbón

Trump ha reiterado una y otra vez que bajo su mandato se impulsará el renacimiento de la industria del carbón. En una de sus últimas comparecencias, aseguró:

“Yo lo llamo carbón hermoso y limpio. Le dije a mi equipo: nunca digan la palabra ‘carbón’ si no dicen ‘hermoso’ y ‘limpio’ antes.”

Estas declaraciones, aunque efectistas y políticamente astutas para su base conservadora, contrastan significativamente con los datos actuales sobre la industria fósil. De hecho, buena parte del fracaso en reestablecer al carbón como motor de la economía estadounidense no solo recae en políticas ambientales más estrictas, sino en un simple hecho económico: el carbón ya no es competitivo.

El falso mito del ‘carbón limpio’

Uno de los pilares en los que se apoya Trump es la idea del llamado “carbón limpio”, esto es, carbón cuya combustión emite menos contaminantes y gases de efecto invernadero gracias a procesos tecnológicos modernos.

Si bien la tecnología ha mejorado, la realidad es que el carbón sigue siendo una de las fuentes más contaminantes para producir electricidad. La Administración de Información Energética de EE.UU. (EIA) reconoce que la combustión de carbón produce dióxido de carbono (CO₂), dióxido de azufre (SO₂) y óxidos de nitrógeno (NOₓ), todos ellos responsables de impacto climático, lluvia ácida e incluso enfermedades respiratorias.

¿Es el carbón una fuente barata? Los datos dicen lo contrario

Trump también asegura que el carbón es “extraordinariamente barato y eficiente”. Sin embargo, los números de la EIA para 2024 muestran una realidad diferente:

  • Nuevas plantas de carbón: $89 por megavatio/hora
  • Energía solar (sin almacenamiento): $23 por megavatio/hora
  • Gas natural: $43 por megavatio/hora

De hecho, según un estudio de Energy Innovation en 2023, el 99% de las plantas de carbón existentes en EE.UU. son más caras de operar que las nuevas inversiones en energías renovables como solar, eólica y geotérmica combinadas con almacenamiento en baterías.

El cambio ya está en marcha: caída en la producción y uso del carbón

Desde 2010, el uso del carbón para electricidad en EE.UU. ha descendido drásticamente:

  • 2010: Aproximadamente 45% del total de energía eléctrica
  • 2023: Solo un 16%

Este declive no fue impuesto exclusivamente por regulaciones, sino principalmente por el auge del gas natural y las energías renovables, que se han vuelto más baratas y tecnológicamente viables. El carbón es, en apariencia, un zombi energético: aún camina, pero su corazón económico ya ha dejado de latir.

Una comparación curiosa: ¿vale más el carbón que el oro de Fort Knox?

Trump también declaró recientemente:

“El valor del carbón sin explotar en EE.UU. es 100 veces mayor que el valor de todo el oro en Fort Knox.”

Según los datos:

  • Reservas de oro en Fort Knox: 147.3 millones de onzas troy 🤝 Valor de mercado en 2024 ≈ $440.6 mil millones
  • Reservas de carbón en EE.UU. (EIA, 2024): ≈ $598.3 mil millones (53% accesibles)

Conclusión: aunque el valor del carbón es superior al del oro almacenado, está muy lejos de ser 100 veces más. Otra exageración discursiva sin base en datos concretos.

Alemania y el supuesto auge del carbón

Trump afirmó también que “se están abriendo plantas de carbón por toda Alemania”. Pero esa afirmación colapsa bajo el más breve análisis:

  • Año 2024: Alemania cerró 18 plantas de carbón
  • Objetivo nacional: Eliminación completa antes de 2038

Es cierto que, tras la crisis energética de 2022 provocada por la guerra en Ucrania, Alemania reactivó temporalmente algunas plantas. Sin embargo, fueron desactivadas nuevamente en marzo de 2024. No se están construyendo nuevas plantas, según confirmó el Ministerio de Economía alemán.

El futuro de la energía no es el carbón

EE.UU. ya ha dado un giro casi irreversible hacia las energías limpias. Tan solo en 2023:

  • Gas Natural: 43% de la matriz energética
  • Nuclear: 19%
  • Renovables (solar, eólica, hidro): 22%
  • Carbón: Solo 16%

Y lo que es más llamativo: ninguna empresa está construyendo nuevas plantas de carbón en EE.UU., según los datos de planificación energética disponibles.

¿Es nostálgico o irrealista el discurso de Trump?

La apuesta del expresidente por el carbón puede tener raíces culturales, políticas e incluso emocionales. El carbón está profundamente ligado a ciertos estados industriales como Virginia Occidental, Kentucky o Wyoming. Pero desde una perspectiva económica y medioambiental, es una idea obsoleta.

Además, como muestran todos los indicadores, un renacimiento del carbón significaría:

  • Alzas en los costos de electricidad para los consumidores frente a tecnologías más baratas como la solar o el gas
  • Aumento de emisiones que dificultan los compromisos climáticos globales
  • Una pérdida de competitividad internacional frente a países que sí han abrazado la transición energética

Una retórica poderosa, pero insostenible

Trump ha demostrado saber usar el carbón como símbolo electoral: representa independencia energética, puestos de trabajo perdidos y una era industrial dorada. Pero lo que propone no es más que una ilusión política sin respaldo económico ni científico.

En el contexto actual de emergencia climática, cambio de matriz energética global y desplome del precio de las renovables, insistir en el carbón es como tratar de revivir al telégrafo en la era del 5G. Atractivo para algunos nostálgicos, sí. Pero profundamente desconectado de la realidad del siglo XXI.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press