Brote de sarampión en EE. UU.: ¿Estamos ante el regreso de una enfermedad que creíamos vencida?
Con más de 600 casos confirmados en 2025 y tres muertes, los brotes de sarampión en varios estados revelan los peligros de una baja vacunación en comunidades vulnerables
En pleno 2025, Estados Unidos vive un repunte inesperado del sarampión, una enfermedad que se consideraba eliminada del país desde el año 2000 gracias a la vacunación masiva. Pero el virus ha regresado con fuerza, más de 600 casos confirmados, varios estados en crisis sanitaria, y al menos tres muertes notificadas, entre ellas dos niños en Texas. ¿Qué está pasando en la nación más poderosa del mundo para que una enfermedad prevenible vuelva a poner vidas en riesgo? Este artículo ofrece un análisis de la situación actual, sus causas, los riesgos y lo que significan estos brotes para el futuro de la salud pública en EE. UU.
Más de 600 casos en 2025: cifras que alarman
De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), EE. UU. ya suma 607 casos de sarampión en lo que va de 2025, superando por más del doble los casos registrados en todo el 2024. La mayoría de los contagios se concentran en Texas, donde ya se reportan 505 casos en 21 condados, de los cuales el 65% se localiza en Gaines County, una pequeña comunidad de apenas 22,000 habitantes.
En comparación, en 2019 se contabilizaron 1,274 casos de sarampión, lo que puso en riesgo el estatus de “eliminación” del virus en EE. UU., un título que ostenta desde el año 2000. Aquel año fue una llamada de atención, pero el 2025 parece ser un verdadero punto de inflexión si no se actúa con urgencia.
Los brotes: Texas, Nuevo México, Kansas y más
El virus no solo afecta a Texas. Se han identificado brotes en:
- Nuevo México: 56 casos, la mayoría vinculados al brote texano. Se reportó una muerte de un adulto no vacunado.
- Kansas: 32 casos en ocho condados. El brote comenzó en Stevens County y se ha expandido a otros centros poblacionales como Finney y Ford.
- Ohio: 20 casos oficiales, aunque se tienen registros de 14 casos en Knox County, incluyendo residentes de otros estados.
- Indiana: 6 casos conectados en Allen County. Cuatro menores no estaban vacunados.
- Oklahoma: 10 casos (ocho confirmados y dos probables), relacionados también con los brotes de Texas y Nuevo México.
Además, se han confirmado casos aislados en Alaska, California, Florida, Georgia, Michigan, Nueva York y otros estados. Aunque todavía hay zonas libres de contagios, los expertos señalan que hay riesgo de diseminación a todo el país.
¿Qué está provocando estos brotes?
La causa principal que identifican los epidemiólogos es la baja tasa de vacunación en comunidades específicas. En Gaines County, epicentro del brote texano, el virus se propagó sobre todo en una comunidad menonita poco vacunada. Allí, las tasas de inmunización están muy por debajo del 95% que se considera necesario para lograr inmunidad de grupo.
La reducción de las tasas de vacunación no es exclusiva de Texas. A nivel nacional, la pandemia de COVID-19 interrumpió programas de vacunación infantil, y desde entonces los niveles no se han recuperado. Según datos de los CDC, en 2023 solo el 93.1% de los niños de jardín infantil estaban vacunados contra el sarampión, lo que representa una caída frente al 95% observado en 2019.
Muertes que despiertan alarma
El sarampión es altamente contagioso y potencialmente mortal. En este brote, ya se han registrado tres muertes por complicaciones del virus:
- Un niño de 6 años en Texas murió en febrero.
- Un niño de 8 años también en Texas falleció en abril por fallo pulmonar relacionado con sarampión.
- Un adulto en Nuevo México murió en marzo. No estaba vacunado.
Estas tragedias han reavivado el debate sobre la vacunación obligatoria. Scott Weaver, virólogo de la red Global Virus Network, advirtió que estos casos podrían duplicarse en los próximos meses si no se controlan los brotes.
¿Qué tan contagioso es el sarampión?
El sarampión es uno de los virus más contagiosos y se transmite por vía aérea. Puede sobrevivir en el aire hasta dos horas después de que una persona infectada haya tosido o estornudado. La tasa de reproducción básica (R0) del sarampión puede llegar a ser de 12 a 18, es decir, una persona infectada puede contagiar entre 12 y 18 personas no inmunizadas. Para compararlo, el COVID-19 original tenía un R0 de aproximadamente 2.5.
Sus síntomas incluyen:
- Fiebre alta (hasta 40 °C o 104 °F)
- Tos seca
- Congestión nasal
- Ojos rojos y llorosos
- Erupción rojiza que aparece tras unos días
Las complicaciones incluyen neumonía, ceguera, encefalitis (inflamación cerebral) y muerte.
Vacunarse salva vidas: MMR en foco
La vacuna MMR protege contra sarampión, paperas y rubéola. Se recomienda aplicar la primera dosis entre los 12 y 15 meses y una segunda entre los 4 y 6 años. Con ambas dosis, la eficacia supera el 97%.
Los CDC y expertos recomiendan incluso una dosis de refuerzo a adultos en zonas de brote, especialmente si pertenecen a grupos de riesgo: personas inmunodeprimidas o que viven con pacientes infectados.
Además, quienes fueron vacunados antes de 1968 podrían haber recibido una vacuna de virus “muerto”, que no brindaba protección completa. Estas personas deben ser revacunadas.
La falsa sensación de seguridad
“El sarampión desapareció”, es una frase común entre muchos estadounidenses. Pero esta “desaparición” es gracias a 25 años de vacunación. Cuando bajan las tasas de inmunización, el virus encuentra fisuras.
La Organización Mundial de la Salud ha vinculado los casos recientes en México con el brote de Texas. Esto señala un fenómeno global: con la caída de las campañas de vacunación pospandemia, enfermedades controladas están reapareciendo. En 2023, hubo más de 304,000 muertes por sarampión en el mundo, especialmente entre niños menores de 5 años, de acuerdo con la OMS.
La politización de las vacunas agrava el problema
El caso está influenciado por desinformación, creencias religiosas y discursos políticos antivacunas. A pesar de décadas de evidencia científica, movimientos en contra de la vacunación han ganado fuerza en redes sociales y ciertos sectores políticos en EE. UU.
El Dr. Peter Hotez, experto en enfermedades infecciosas en Texas, advirtió en una entrevista para NPR: “Este brote en comunidades religiosas no es coincidencia. La combinación de aislamiento, desinformación médica y desconfianza institucional crea el caldo perfecto para el resurgimiento de estos virus”.
¿Cómo detener el brote?
Las herramientas existen: vacunas eficaces, expertos preparados y recursos. Lo que falta —según múltiples especialistas— es decisión política, comunicación clara y educación comunitaria persistente. Algunas recomendaciones claves incluyen:
- Programas móviles de vacunación en zonas rurales.
- Campañas específicas para contraatacar la desinformación.
- Colaboración con líderes religiosos y comunitarios.
- Reforzamiento de normativas de vacunación escolar, con menor acceso a exenciones.
Más que un brote: un termómetro social
Este resurgimiento del sarampión expone algo más: una profunda erosión de la confianza pública en la ciencia. Lo que está en juego no es solo la salud de algunos niños en Texas o Kansas, sino la capacidad del país para actuar en bloque ante amenazas prevenibles.
El sarampión no es solo una enfermedad del pasado. Mientras sigamos bajando la guardia, puede volver a ser parte de nuestro presente —y futuro.