Ja Morant y la cultura de las celebraciones: ¿libertad de expresión o inmadurez reincidente?
La nueva celebración con “granada” de Ja Morant reaviva el debate sobre su conducta, el límite del espectáculo en la NBA y las implicaciones de sus gestos en una liga que intenta cuidar su imagen
Por tercera vez en menos de dos temporadas, Ja Morant vuelve a estar en el centro de la controversia. Su estilo flamboyante, electrizante sobre la cancha y polémico fuera de ella, ha añadido una nueva página a su creciente historial: esta vez, una celebración simulando lanzar una granada imaginaria tras anotar un triple.
Lo que podría parecer un simple festejo a primera vista, tiene implicaciones más profundas en un contexto donde Morant ya ha sido sancionado anteriormente por gestos considerados inadecuados, como apuntar con un arma imaginaria tras encestar desde larga distancia. A continuación, analizamos el impacto cultural, social y mediático del comportamiento de Ja Morant dentro de la NBA y lo que dice sobre la evolución actual del baloncesto profesional.
Una granada que estalla más allá de la cancha
Durante el partido entre los Memphis Grizzlies y los Minnesota Timberwolves, Morant anotó cinco triples de trece intentos, una actuación sólida aunque insuficiente frente a la histórica ráfaga ofensiva del rival en el tercer cuarto. Lo que realmente atrajo la atención mediática fue su nueva forma de celebrar: fingiendo retirar la anilla de una granada y lanzarla, seguido por el gesto de taparse los oídos.
“Esa es mi celebración ahora... hasta que alguien más tenga un problema con ella”, dijo el base estrella tras la sesión de entrenamiento previa al juego. La frase tiene un tono de desafío que no pasó desapercibido, sobre todo viniendo de un jugador que ya fue suspendido en dos ocasiones por temas relacionados con el uso de armas.
Morant y su largo historial con la disciplina
El gesto de la granada llega menos de dos semanas después de haber recibido una multa de $75,000 por hacer gestos con una arma imaginaria en los partidos del 1 y 3 de abril. Esa sanción se suma a suspensiones previas:
- 2023: Ocho juegos de suspensión por exhibir un arma en un club nocturno en el área de Denver.
- 2023-24: Suspendido 25 partidos al inicio de la temporada por otro incidente armado captado en video dentro de un automóvil.
Una conducta repetitiva que ha generado preocupación dentro y fuera de los círculos de la NBA.
¿Celebraciones creativas o señales de inmadurez?
En la superficie, celebrar una canasta con una mímica teatral podría parecer inocuo. Sin embargo, el contexto es clave. En palabras del analista Kenny Smith, “Morant tiene un historial que quizás debería hacerle evitar ese tipo de celebraciones”. Mientras tanto, Shaquille O’Neal fue más pragmático: “Él sabe lo que está haciendo porque ustedes no van a dejar de hablar de ello”.
La crítica reflejó una preocupación compartida por muchos: la recurrencia de comportamientos que ponen en entredicho la madurez de una de las jóvenes superestrellas de la NBA. Charles Barkley, nunca tímido con sus opiniones, incluso llegó a decir que el más feliz era el exentrenador de los Grizzlies, Taylor Jenkins, despedido el 28 de marzo: “Ya no tiene que lidiar con estas cosas inmaduras”.
¿Culpable Morant o una NBA que exagera?
Hay quienes defienden al jugador. Su compañero, Vince Williams Jr., justificó el nuevo gesto: “Buena elección, así se ahorra dinero. Todo lo que le beneficie en ahorrar, lo apoyo”. Y no está solo. Dentro de las redes sociales, especialmente en plataformas como Instagram y X (antes Twitter), muchos elogian el carisma e irreverencia de Morant, considerándolo un anti-héroe de la nueva era del deporte.
Este debate entre la expresión personal versus la responsabilidad ética de una figura pública refleja una tensión cultural contemporánea que va más allá del baloncesto. ¿Debe la NBA permitir este tipo de expresiones si no son explícitamente ofensivas? ¿O es correcto que mantenga estándares estrictos en una liga seguida por millones de jóvenes en el mundo?
El espectáculo en la cultura NBA
Las celebraciones siempre han sido parte de la cultura del baloncesto, desde los icónicos gestos de Michael Jordan sacando la lengua, hasta los bailes de LeBron James o las exclamaciones de Stephen Curry. Sin embargo, lo de Morant no se limita al nivel del espectáculo, sino que su conexión con simulaciones violentas genera incomodidad.
La NBA, bajo el liderazgo de Adam Silver, ha dejado claro que el uso —aunque simbólico— de armas no será tolerado en ninguna forma. No solo por razones de imagen, sino también por el contexto social de los Estados Unidos, donde la violencia armada es una crisis nacional.
¿Un talento desperdiciado?
Con apenas 24 años, Ja Morant tiene todo para convertirse en uno de los grandes de su generación: es carismático, explosivo, talentoso y una auténtica máquina de highlights. Esta temporada, a pesar de haber jugado partidos limitados por suspensión y lesiones, registra casi 26 puntos por encuentro, con números que lo posicionan como futuro All-Star continuo.
Sin embargo, su indisciplina ya pesa más que su currículum deportivo. Patrocinadores han expresado sus dudas. Nike incluso pausó temporalmente la promoción de su línea de zapatillas exclusivas tras el segundo incidente con armas en 2023.
Una victoria para Morant, pero ¿a qué precio?
Aunque algunos resalten que cambió su gesto por uno “más aceptable”, como el de la granada imaginaria, está claro que la lectura de sus actos sigue siendo negativa. Mas que corregir, parece estar desafiando con picardía las reglas del juego.
Morant no solo juega al límite en la cancha, sino también fuera de ella. Pero el límite de la tolerancia de la liga y la opinión pública parece acortarse, especialmente cuando esos gestos generan más columnas que sus triples.
¿Qué sigue para los Grizzlies?
En lo deportivo, Memphis continúa luchando por evitar el play-in tournament, pero la reciente derrota 141-125 ante Minnesota, a pesar de los 36 puntos de Morant, debilita esas opciones. Habían encontrado estabilidad con tres victorias consecutivas bajo el mando del entrenador interino Tuomas Iisalo, pero la defensa fue inexistente ante el tercer cuarto más explosivo de la temporada —52 puntos de los Timberwolves con un demoledor 85.7% de campo.
El talento de Ja Morant es indiscutible. Pero la intersección entre libertad de expresión, madurez emocional y profesionalismo sigue sin encontrar un equilibrio en el joven astro. Y en una liga donde cada gesto puede ser reproducido millones de veces en redes, esa intersección puede convertirse en su verdadera cancha más difícil.