MLS ante un cambio radical: ¿Es viable el calendario otoño-primavera?
La liga estadounidense de fútbol considera alinear su temporada con el calendario europeo a partir de 2027. Analizamos los pros, contras y las implicancias para la liga, los jugadores y el fútbol internacional.
Major League Soccer (MLS) se encuentra en una encrucijada histórica. La junta de gobernadores del circuito ha revelado que evaluará seriamente un cambio de calendario: pasar de su actual formato primavera-otoño a uno otoño-primavera, como el de prácticamente todas las grandes ligas de fútbol europeo.
Esta reforma radical, de concretarse, empezaría a aplicarse como muy pronto en la temporada 2027. Pero, ¿por qué este giro repentino? ¿Cómo afectaría a jugadores, clubes y aficionados? Aquí lo analizamos a fondo.
Un cambio largamente esperado
Desde su creación en 1996, la MLS ha seguido un calendario singular: comienza su temporada a fines de febrero y la culmina en octubre, con sus playoffs a lo largo de noviembre. Esto ha generado múltiples problemas a nivel competitivo, especialmente cada vez que hay torneos internacionales en verano como la Copa del Mundo, la Copa Oro o la Copa América.
En esos meses, gran parte del talento internacional de la MLS debe abandonar temporalmente a sus clubes para representar a sus selecciones, debilitando a sus equipos justo en plena competencia liguera.
“Tiendo a pensar que estar alineado al calendario internacional es importante. Tiene sus desafíos, pero muchas ligas han hecho eso desde siempre”, dijo este año Tim Howard, exarquero de la Selección de Estados Unidos e inversor del Houston Dynamo.
La vitrina de los jugadores
Otro aspecto fundamental es el mercado de fichajes. El calendario actual de MLS no coincide con las ventanas principales de transferencia en Europa. Esto provoca desincronización en negociaciones, ventas a mitad de temporada o la incorporación de refuerzos en etapas no ideales.
Por ejemplo, si la MLS ajustara su calendario, podría transferir jugadores en momentos estratégicamente más atractivos para los clubes europeos, lo que aumentaría el valor de las ventas y dinamizaría el mercado.
En la temporada 2023, la MLS transfirió más de $125 millones de dólares en jugadores, pero muchos acuerdos se frustraron o retrasaron por el desajuste con las ligas destino.
El frío invierno, un adversario temible
Pero no todo es tan sencillo. El principal obstáculo para adoptar el calendario tradicional europeo es el clima. Equipos como Minnesota United, Chicago Fire, Toronto FC o New England Revolution enfrentan inviernos extremos. Las condiciones bajo cero harían inviable jugar partidos entre diciembre y febrero, especialmente en estadios al aire libre.
Una solución sería establecer un receso invernal prolongado, como hace la Bundesliga, que detiene su competición unas seis semanas durante las bajas temperaturas. La MLS contempla esa opción como parte de un nuevo calendario.
Según reportes, un posible esquema sería iniciar en mediados de agosto, detenerse del 15 de diciembre al 15 de febrero, y culminar la temporada en finales de mayo.
Más competitividad internacional
Además, sincronizar el calendario con el resto del mundo permitiría a la MLS competir de mejor manera en torneos internacionales como la Liga de Campeones de la CONCACAF o el Mundial de Clubes de la FIFA. Actualmente, muchos equipos llegan desfasados físicamente o sin ritmo competitivo a dichos torneos, ya sea en pretemporada estadounidense o en semanas de descanso.
La edición 2025 del Club Mundial, que se jugará en EE. UU. con 32 clubes, servirá de laboratorio para observar cómo se adapta el mercado estadounidense a una competición global.
Oportunidad tras el Mundial 2026
Una de las principales razones por las que la MLS contempla 2027 es que justo después del Mundial 2026, que se organizará en Estados Unidos, México y Canadá, habrá un periodo ideal para pausar y reestructurar el calendario.
“Estamos hablando de un cambio histórico que se aprovechará del impulso que generará tener el Mundial más grande de la historia en casa”, apuntan fuentes cercanas a la liga.
Un tema político y geopolítico
El caso de Deyna Castellanos, jugadora venezolana del Portland Thorns FC, pone otro tema sobre la mesa: las complicaciones con las políticas migratorias estadounidenses. Castellanos se abstuvo de acudir a convocatorias con Venezuela por temor a no poder regresar al país debido a posibles restricciones ordenadas por la administración Trump.
No es un caso aislado. Cuatro jugadoras de Zambia —Barbra Banda, Grace Chanda, Prisca Chilufya y Racheal Kundananji— tampoco participaron con su selección por preocupaciones similares, según un comunicado de la Federación de Fútbol de Zambia.
Muchas deportistas extranjeras en la NWSL poseen visados P-1, lo cual las vuelve vulnerables ante ajustes migratorios. Por ello, un calendario competitivo internacionalmente ayudaría a que los equipos tengan menores conflictos durante las ventanas FIFA y las jugadoras puedan organizar sus carreras con mayor previsibilidad.
¿Y los aficionados?
La resistencia de algunos sectores viene del lado comercial y cultural. El fútbol en EE. UU. se vive como una actividad veraniega familiar, con consumo relacionado a vacaciones, buen clima y experiencias al aire libre. ¿Aceptarán los hinchas ir a los estadios en marzo con temperaturas bajo cero?
Sin embargo, las estadísticas muestran que los eventos deportivos más vistos del país —Super Bowl, Final Four, NFL— suceden mayormente en otoño e invierno. Por tanto, bien estructurado, el nuevo calendario podría integrarse con el consumo deportivo de masas.
¿Qué sigue?
La MLS afirmó tras la última reunión de la junta directiva que la siguiente fase contempla “consultas adicionales con partes interesadas clave”. Es decir, clubes, jugadores, patrocinadores, y posiblemente, encuestas a aficionados.
Hasta ahora, no hay fecha definitiva ni formato aprobado. Pero el mensaje es claro: la MLS se está tomando en serio la posibilidad de alinear, por fin, su calendario con el resto del planeta fútbol.
Una cosa es segura: si la liga desea consolidarse como una de las grandes marcas deportivas del mundo, tendrá que enfrentar decisiones incómodas, adaptaciones logísticas y, sobre todo, mirar más allá de las barreras climáticas y políticas. Porque en el fútbol global, quien no se adapta, queda atrás.
Autora: Andrea López – Especialista en fútbol internacional