Capibaras, la nueva fiebre animal en EE.UU.: ¿relajo adorable o tendencia preocupante?

El auge de los cafés de animales exóticos como el Capybara Café en Florida genera amor viral... pero también preguntas urgentes sobre bienestar animal, legalidad y el impacto en la fauna silvestre.

St. Augustine, Florida – En una pequeña sala decorada con mantas, peluches y luz suave, tres Hydrochoerus hydrochaeris —conocidos comúnmente como capibaras— se suben mimosamente al regazo de los visitantes mientras mastican mazorcas de maíz y reclaman caricias. Bienvenido al Capybara Café, uno de los espacios más comentados en las redes sociales de Estados Unidos y el lugar favorito para los amantes de los animales exóticos.

Desde su inauguración en octubre de 2023 en la ciudad más antigua de EE.UU., St. Augustine, este peculiar café ha sido visitado por cientos de personas dispuestas a pagar hasta $99 por una hora de interacción cercana con animales normalmente reservados para los documentales de fauna silvestre.

¿Qué es un Capybara Café?

Pese a lo que su nombre podría sugerir, el Capybara Café no vende café. En cambio, ofrece una experiencia de contacto directo con animales: capibaras, armadillos, skunks (zorrillos), y pequeñas aves. El esquema de funcionamiento es sencillo: se colocan mantas en los regazos de los visitantes y se les entrega a los animales para interacciones supervisadas. De esta forma, el lugar se convierte en un paraíso sensorial impulsado más por la curiosidad viral que por el espresso.

Stephanie Angel, fundadora del establecimiento, explicó que el objetivo es conectar emocionalmente con los visitantes para promover la empatía animal. “Los capibaras aman que los acaricien. Algunos incluso se tumban de costado cuando se sienten completamente relajados, lo cual es nuestra meta con cada encuentro”, comentó Angel.

Una moda viral con raíces internacionales

Los cafés de animales no son nuevos. En Japón, cafés con gatos, búhos, pingüinos e incluso erizos se convirtieron en enormes atracciones turísticas en la última década. El fenómeno migró a Corea del Sur, Europa y ahora se expande rápidamente por Estados Unidos. Los capibaras se han unido recientemente al “club de los tiernos” tras años dominados por los zorros, axolotles y perezosos.

Durante la temporada de compras navideñas de 2023, cadenas populares incluyeron pantuflas, batas y peluches de capibara en sus colecciones más vendidas. En TikTok, hashtags como #capybara superan los 5 mil millones de visualizaciones, con usuarios que van desde adolescentes hasta veterinarios ofreciendo snippets adorables del roedor más grande del mundo.

¿Quiénes son realmente los capibaras?

Los capibaras son nativos de Sudamérica y están más relacionados con los conejillos de indias que con los castores. Son semiacuáticos y pueden alcanzar los 1,2 metros de largo y hasta 60 kilos de peso. Su comportamiento tranquilo y su naturaleza sociable los convierte en un imán para quienes buscan mascotas “diferentes”.

Sin embargo, aquí comienza el debate.

De lo adorable a lo éticamente complicado

¿Debe considerarse ético usar animales silvestres para entretenimiento humano? Aunque los capibaras del café en Florida parecen felices y acostumbrados al contacto humano, varios expertos en bienestar animal han levantado banderas rojas.

“Cualquier animal salvaje o semi-salvaje adaptado a un entorno cerrado está bajo un gran estrés fisiológico que muchas veces no se detecta a simple vista”, alerta Dr. Jane Goodall Institute en un informe de 2021 sobre interacciones forzadas con fauna silvestre.

Organizaciones como Born Free USA o The Humane Society también cuestionan la legalidad e idoneidad de eventos donde animales son usados como entretenimiento, incluso si no existe maltrato activo. “El hecho de que un animal tolere el contacto humano no significa que lo disfrute o que sea justo para él”, advierte un estudio publicado en la revista Animals.

Regulación gris: ¿y la ley qué dice?

Estados Unidos cuenta con una amalgama de regulaciones estatales y federales para la tenencia y exhibición de animales silvestres. Según la U.S. Department of Agriculture (USDA), todo negocio con animales exóticos debe contar con licencias de exhibición y cumplir requisitos sanitarios rigurosos.

No obstante, la laxitud de vigilancia en algunos estados ha generado un boom de instalaciones de “encuentro animal” bajo regulaciones mínimas. Florida, por su clima subtropical, es uno de los estados con más mascotas exóticas legales del país. El Capybara Café dice cumplir con toda la normativa y estar registrado como entidad sin fines de lucro que respalda al refugio animal Noah’s Ark Sanctuary.

Entre la ternura y el negocio

El modelo Café + Animal también ha abierto nuevas puertas de negocio. Camisetas con capibaras, peluches temáticos, tazas de café sin café… la marca Capybara Café es un caso de estudio en marketing emocional. Y aunque su popularidad es incuestionable, hay expertos que piden supervisar más de cerca estas actividades para evitar un escenario de explotación disfrazado de experiencia educativa.

Según cifras de la American Pet Products Association, el gasto en mascotas y experiencias relacionadas alcanzó los $143 mil millones en 2023, un aumento de más del 10% respecto al año anterior. “Este tipo de cafés forman parte natural del crecimiento del mercado de experiencias con animales”, señala Molly Becker, economista de tendencias de consumo de animales domésticos.

La tendencia crece… ¿y el riesgo también?

Con planes de expandirse a St. Petersburg y, según rumores, a ciudades como Austin y Nashville, el Capybara Café podría iniciar una nueva ola de franquicias de animal cafés temáticos. Sin embargo, biólogos temen que si se banaliza la experiencia con animales silvestres, se incentive su tráfico ilegal o crianza masiva en condiciones inadecuadas.

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) todavía no cataloga al capibara como especie vulnerable, pero su explotación descontrolada podría cambiar esa realidad pronto.

¿Qué piensan los visitantes?

Leah Macri, quien visitó el Capybara Café con su hija, expresó entusiasmo tras su experiencia: “No esperaba que el armadillo fuera tan cariñoso… fue el más suave de todos. Pero los capibaras son sin duda inolvidables”.

Para otros como Chris Cooper, lo más impactante fue descubrir la textura del pelaje: “Es más áspero de lo que pensaba, como paja... pero son muy afectuosos. No me lo esperaba”.

¿Moda, terapia o dilema ético?

La línea entre oportunidad educativa y espectáculo es cada vez más delgada. Los cafés de animales como el Capybara Café representan un nuevo lenguaje de consumo emocional que humaniza a la fauna silvestre. Mientras el negocio florece y los animales sonríen (al menos, eso queremos creer), queda una pregunta esencial sobre la mesa: ¿cuál es el precio real del placer de un abrazo animal?

Este artículo fue redactado con información de Associated Press