El legado de Towana Looney: una pionera en la frontera entre especies y medicina moderna
La mujer que vivió con un riñón de cerdo por 130 días abre un nuevo capítulo en la lucha contra la escasez de órganos
Una proeza médica sin precedentes
El nombre de Towana Looney, originaria de Gadsden, Alabama, ya está inscrito en los libros de historia de la medicina moderna. Con solo apretar los labios para buscar palabras, agradeció a los médicos de NYU Langone Health por darle una oportunidad que ninguna otra persona había tenido antes: vivir con un riñón de cerdo genéticamente modificado durante 130 días.
“Sé que esto ayudará e inspirará a muchos otros en su lucha contra la enfermedad renal”, dijo Looney tras ser sometida a una segunda cirugía para retirar el órgano animal, que su cuerpo había empezado a rechazar. A pesar del resultado inesperado, el procedimiento marca un antes y un después en la historia del trasplante.
¿Qué significa portar un órgano animal?
Una palabra lo resume todo: xenotrasplante. Consiste en trasplantar órganos de una especie a otra —en este caso, de cerdo a humano—. No se trata de ciencia ficción, sino de una solución real que los científicos llevan décadas soñando, particularmente ante cifras estremecedoras:
- Más de 100,000 personas están en lista de espera para un trasplante de órganos en EE.UU..
- Casi 90,000 de ellas necesitan un riñón.
- Cada día, 17 personas mueren esperando un trasplante, según la Red de Donación y Trasplante de Órganos.
Los cerdos son candidatos ideales para trasplantes por su similitud fisiológica con los humanos y su rápida reproducción. Pero su genética, diferente al ADN humano, provoca una respuesta inmunológica agresiva que destruye el órgano casi de inmediato. Para evitarlo, los científicos han comenzado a editar genes en los cerdos, quitando aquellos que causan hiperrechazo y añadiendo genes humanos que permiten mayor tolerancia.
Experimentos de alto riesgo
Antes del caso de Looney, solo cuatro pacientes en EE.UU. habían recibido órganos porcinos:
- Dos trasplantes de corazón.
- Dos trasplantes de riñón.
En todos los casos, los pacientes estaban gravemente enfermos y murieron al poco tiempo, no siempre por rechazo sino por la gravedad de su condición previa. En cambio, Looney ofrece un nuevo modelo: era una paciente en condiciones más estables, aunque no apta para recibir un riñón humano debido a su “hipersensibilización”, es decir, su sistema inmunológico estaba preparado para rechazar cualquier órgano humano trasplantado.
La cirugía que cambió paradigmas
El pasado 25 de noviembre de 2024, el doctor Robert Montgomery, pionero en xenotrasplantes y director del programa de trasplantes en NYU Langone, lideró la operación. El riñón, acompañado de modificaciones genéticas en el cerdo donador, funcionó de manera eficaz y permitió que Looney dejara de realizar diálisis durante más de cuatro meses. Un respiro invaluable luego de 8 años atada a una máquina tres veces por semana.
Montgomery, quien él mismo es receptor de un corazón humano, calificó la experiencia de Looney como “vital para futuros ensayos clínicos” y una prueba de que la medicina está a solo unos pasos de transformar el xenotrasplante en una opción viable para miles.
El rechazo: una sombra previsible
Todo parecía ir bien hasta que, en abril de 2025, el sistema inmunológico de Looney comenzó a rechazar el órgano. Se habían reducido ligeramente las dosis de fármacos inmunosupresores tras una infección relacionada con su tiempo previo en diálisis, pero la combinación de esta baja medicación con una respuesta inmunitaria reactiva hizo que el riñón comenzara a fallar.
“Decidimos remover el órgano por seguridad”, explicó Montgomery. “No quisimos arriesgar su vida con otros fármacos más agresivos”.
Ciencia a base de fallos
La historia de Looney demuestra que no se trata de un fracaso, sino de un avance con aprendizajes cruciales. El mismo Montgomery lo resumió con precisión: “Esta batalla la vamos a ganar con sencillos y dobles, no bateando jonrones”.
Otros expertos, como el doctor Tatsuo Kawai del Hospital General de Massachusetts, coinciden: es necesario experimentar con distintas combinaciones de medicamentos inmunosupresores hasta encontrar la adecuada, tanto para riñones como para corazones provenientes de cerdos genéticamente modificados.
El futuro ya está aquí
Gracias a Towana Looney, otros pacientes tendrán más oportunidades. Este verano se iniciará en EE.UU. un ensayo clínico riguroso de xenotrasplantes de riñón, donde se analizarán protocolos inmunológicos, resultados funcionales e índices de supervivencia.
Al mismo tiempo, China ha anunciado su primer trasplante exitoso de riñón porcino en un paciente humano. La carrera por salvar vidas ha dejado de ser teoría. Es praxis.
¿Qué nos impide avanzar más rápido?
Varios factores complican el avance masivo de los xenotrasplantes:
- Limitaciones éticas: ¿Es correcto usar animales específicamente con fines médicos humanos?
- Costos elevados: La ingeniería genética y el seguimiento clínico son costosos.
- Riesgo de zoonosis: Aunque con medidas extremas de prevención, aún existe temor a que virus porcinos “salten” a humanos a través del trasplante.
A pesar de estas limitaciones, la necesidad humanitaria continúa siendo abrumadora. Y si bien algunos activistas por los derechos animales se mantienen escépticos, otros argumentan que la edición genética de cerdos para salvar vidas humanas es un uso ético y necesario de la biotecnología.
Looney: una heroína anónima
Más allá del debate científico, es crucial reconocer lo que hizo Towana Looney: se arriesgó, voluntariament,e a participar como pionera en un experimento que podría beneficiar a miles. En sus propias palabras: “Fue una oportunidad, no un sacrificio”.
Hoy ha vuelto a la diálisis, como antes, pero con una experiencia que no solo mejoró su calidad de vida durante 4 meses, sino sobre todo sembró esperanza tangible en aquellos que hoy viven conectados a una máquina y a un número en una lista
Porque gracias a Towana y sus médicos, dentro de muy poco tal vez un riñón de cerdo pueda salvar la vida de un joven en México, una abuela en Argentina o un niño en España. El futuro es ahora, y su testimonio es el motor que lo impulsa.
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