Guerra comercial entre EE.UU. y China: ¿Quién gana realmente?
Entre tarifas, tensiones diplomáticas y estrategias económicas, el conflicto comercial entre las dos potencias redefine el comercio global
En los últimos años, hemos sido testigos del nacimiento y la evolución de una histórica guerra comercial entre dos gigantes económicos: Estados Unidos y China. Esta contienda, marcada por la imposición de aranceles, represalias estratégicas y una diplomacia cada vez más tensa, ha empezado a redibujar las relaciones comerciales internacionales. Con el reciente anuncio del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles de hasta el 145% a importaciones chinas, y con China respondiendo con tarifas que alcanzan el 125%, se abre una nueva etapa en esta rivalidad global.
Un conflicto con raíces profundas
La tensión entre Estados Unidos y China no surge de la noche a la mañana. Ya en el primer mandato de Trump en 2018, comenzó una escalada sin precedentes en el uso de los aranceles como arma política. El objetivo: proteger la industria estadounidense frente a lo que la administración consideraba competencia desleal por parte de China. El presidente Xi Jinping, por su parte, decidió no ceder y desplegó una serie de medidas para contrarrestar los efectos.
Desde entonces, las dos economías más grandes del mundo han librado una batalla que incluye tarifas, sanciones sobre empresas como Google y DuPont, limitaciones al cine de Hollywood en China y demandas ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). Todo esto ocurre en un contexto global cada vez más interconectado, donde las decisiones de estas dos naciones impactan directamente en la inflación, el empleo y el crecimiento global.
Impacto en la inflación: luces en EE.UU., nubarrones desde oriente
En el frente económico, el último informe del Departamento de Trabajo de EE.UU. brinda un respiro: los precios al productor disminuyeron un 0.4% en marzo, la primera caída desde octubre de 2023. También se destaca que el índice de precios al consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) mostró un incremento interanual de solo 2.4%, el más bajo desde septiembre. Y el índice subyacente al consumidor —que excluye alimentos y energía— se desaceleró como no se veía hace cuatro años.
Parte de esta tendencia a la baja está vinculada a acontecimientos puntuales: los precios de gasolina cayeron en marzo 11.1% y los huevos, tras los estragos de la gripe aviar, bajaron un impresionante 21.3%. Sin embargo, los analistas advierten que la incertidumbre sobre los aranceles puede revertir esta tendencia si los importadores trasladan los mayores costos a los consumidores.
“Las guerras comerciales son fáciles de ganar”, dijo Trump en 2018. Hoy, esa afirmación está siendo puesta a prueba.
China responde: tarifas, recortes y estrategia diplomática
La reacción de China no se ha hecho esperar. Desde el 13 de abril, Pekín elevó sus tarifas sobre productos estadounidenses, pasando de una carga arancelaria del 84% al 125%. Además, el gigante asiático ha reactivado control de exportaciones sobre minerales estratégicos y comenzó investigaciones antimonopolio contra empresas estadounidenses de alto perfil.
En un movimiento más simbólico pero no menos potente, limitó la importación de películas de Hollywood, un sector que encuentra en China su segundo mercado más lucrativo. También ha recomendado a sus ciudadanos reconsiderar viajar a EE.UU., una advertencia que refleja el deterioro en las relaciones bilaterales.
En el plano económico interno, Xi Jinping y el premier Li Qiang han contemplado medidas para mitigar los efectos de esta guerra comercial. Entre estas se incluyen:
- Posible recorte de tasas de interés por parte del Banco Popular de China.
- Reducción de los requisitos de reservas bancarias para fomentar el crédito.
- Intervención de los fondos soberanos chinos, conocidos como el “equipo nacional”, para estabilizar los mercados.
- Incentivos a las exportaciones hacia mercados alternativos como Europa, ASEAN, Sudamérica o África.
La diplomacia del dragón: alianzas frente al aislacionismo
Mientras Trump endurece su posición hacia el exterior, China intenta consolidar su papel como líder de un frente común contra el proteccionismo. En las últimas semanas, el ministro de Comercio Wang Wentao ha mantenido conversaciones con la Comisión Europea, la ASEAN, Sudáfrica y Arabia Saudita. Analistas interpretan esto como una señal de que Pekín intenta fortalecer sus alianzas en un mundo cada vez más polarizado.
Además, Xi Jinping se prepara para una gira diplomática importante en Vietnam, Malasia y Camboya para proyectar la imagen de una China cooperativa, confiable y comprometida con el libre comercio global.
“Después de la primera ronda de la guerra comercial en 2018, el liderazgo chino ha aprendido a lidiar con Trump y su equipo”, afirma Chen Zhiwu, profesor en la Universidad de Hong Kong.
El gran impacto en las empresas: adaptación o abandono
La realidad para muchas empresas chinas es dura. Aquellas que ya vivieron la primera ronda del conflicto en 2018 han comenzado a diversificar sus mercados o adaptar sus cadenas de suministro. Sin embargo, otras, especialmente las pequeñas y medianas empresas que exportan productos de bajo costo como juguetes, muebles o electrodomésticos, reconocen que están en modo de espera o contemplando cerrar operaciones.
Irónicamente, en un intento por reducir la dependencia tecnológica de EE.UU., China ha invertido miles de millones de dólares en el desarrollo de tecnología avanzada propia, como chips y componentes industriales. No obstante, todavía enfrenta un retraso importante en comparación con empresas estadounidenses y taiwanesas.
Las tarifas sobre productos de alto valor agregado, como semiconductores, farmacéuticos y maquinaria, pueden tener un efecto devastador en la industria emergente de alta tecnología china.
¿Y si la solución está en la conversación?
Tanto Washington como Pekín aseguran estar abiertos al diálogo. Pero existe una gran diferencia entre declarar disposición a conversar y realmente estar dispuestos a ceder. Mientras el vocero del Ministerio de Comercio chino, He Yongqian, explicó que la puerta al diálogo está abierta si “es sobre una base de respeto mutuo”, los expertos dudan que haya concesiones de fondo.
Daniel Russel, vicepresidente del Asia Society Policy Institute, lo explicó así: “Pekín cree que Trump ve cualquier concesión como una debilidad, por lo que ceder solo alimenta más presión.”
Datos clave sobre el comercio entre EE.UU. y China
- En 2023, EE.UU. importó 539,000 millones de dólares en productos chinos.
- Las exportaciones de EE.UU. a China fueron de 153,000 millones de dólares.
- China es el mayor mercado para ciertas exportaciones agrícolas y tecnológicas estadounidenses.
- Alrededor del 90% de los hogares en EE.UU. compran productos chinos regularmente.
¿Qué nos depara el futuro?
El resultado de esta guerra comercial es incierto. Aunque los datos recientes ofrecen señales de alivio en la inflación estadounidense, estas podrían revertirse con nuevas imposiciones de tarifas. Por otro lado, China implementa medidas para evitar una recesión, pero sufre una desaceleración y ve límites en su capacidad de respuesta.
En medio de esta disputa, el resto del mundo observa, preocupado pero atento a las oportunidades. Nuevos acuerdos, alianzas económicas y redirección de inversiones podrían surgir si los actores regionales juegan sus cartas con inteligencia.
Estamos presenciando no solo una guerra comercial, sino una redefinición del orden económico global. Y en esta partida, lo que está en juego no es solo el comercio entre dos países, sino el futuro del multilateralismo, la estabilidad financiera y el modo en que las naciones resuelven sus diferencias en el siglo XXI.