La batalla por el río Big Hole: entre algas, truchas y un grito de auxilio ecológico

Contaminación por nutrientes, colapsos en las poblaciones de truchas y propuestas para declarar el río como 'impedido' revelan un caso urgente en la conservación fluvial de EE.UU.

Un río icónico al borde del colapso

La cuenca del río Big Hole en el suroeste de Montana, célebre entre los pescadores de trucha y los defensores del medio ambiente, está experimentando una crisis que podría cambiar radicalmente su futuro. Dos organizaciones conservacionistas —Upper Missouri Waterkeeper y la Big Hole River Foundation— han registrado una petición oficial para que el Departamento de Calidad Ambiental de Montana (DEQ) declare al río "impedido" debido a la contaminación por nutrientes.

Durante cinco años, ambas organizaciones han detectado niveles elevados de nitrógeno y fósforo en varios puntos del río, lo que ha favorecido la proliferación de algas verdinegras que no solo alteran el paisaje, sino también amenazan directamente la biodiversidad del ecosistema acuático.

¿Qué es una declaración de "impedimento"?

Una ría o río catalogado como "impedido" (o impaired) indica que no está cumpliendo con los estándares ambientales requeridos para su uso recreativo, de vida silvestre o de consumo humano. Es una especie de llamado de alerta certificando que el ecosistema está en peligro. Esto exige que el estado desarrolle un plan de reducción progresiva de contaminantes bajo una estrategia conocida como "dieta de contaminación", o más técnicamente, Total Maximum Daily Load (TMDL).

“No cabe duda de que el río Big Hole tiene un problema serio de contaminación por nutrientes”, expresó Guy Alsentzer, director ejecutivo de Upper Missouri Waterkeeper. “Aparecen floraciones de algas neón-verde cada verano alimentadas por estos nutrientes. Afortunadamente, el estado tiene herramientas para restaurar estos ríos.”

Las raíces del problema

Los principales culpables están bien identificados. La contaminación por nutrientes proviene de:

  • Escurrimientos de fertilizantes agrícolas
  • Mal mantenimiento de sistemas sépticos en propiedades rurales
  • Desechos ganaderos
  • Productos químicos como herbicidas e insecticidas

Estos subproductos agrícolas y domésticos, al llegar a los cuerpos de agua, desencadenan floraciones algales que consumen oxígeno y afectan directamente a los organismos acuáticos. Particularmente afectados están los insectos acuáticos (macroinvertebrados), base de la dieta de las truchas marrones (Salmo trutta) y arcoíris (Oncorhynchus mykiss).

Un colapso biológico en cámara lenta

En 2023, biólogos de Fish, Wildlife and Parks (FWP) documentaron los números más bajos registrados de truchas marrones en varias secciones del río. La situación motivó el nacimiento de la organización Save Wild Trout que describe esta crisis como un "momento canario en la mina", en referencia a cómo los canarios servían de alerta temprana en minas de carbón al detectar la presencia de gases nocivos.

“El Big Hole está recibiendo golpe tras golpe”, dijo Wade Fellin, director del programa en Save Wild Trout y guía de pesca desde hace décadas. “Debemos hacer lo posible ahora mismo para que el río se recupere. Y eso empieza por una determinación oficial que lo declare impedido.”

Las voces oficiales: ¿lento accionar?

El DEQ reconoció por medio de su portavoz que las condiciones de nutrientes y el crecimiento de algas en el Big Hole y sus afluentes coinciden con niveles que favorecen tales floraciones. La agencia asegura haber monitoreado algas desde 2020 y coincide en que tanto el flujo de agua como las temperaturas elevadas del río afectan su salud.

Aunque la ley requiere que DEQ dé una respuesta a la petición dentro de los 60 días, los legisladores de Montana están impulsando una propuesta —House Bill 684— que extendería este plazo a 180 días. Esto ha generado incertidumbre entre ambientalistas y biólogos que reclaman acción inmediata.

Alga hoy, trucha mañana: la ecología interconectada

Las floraciones algales impactan más allá de la estética del río. Estas algas, al morir y descomponerse, consumen oxígeno disuelto en el agua, generando zonas hipóxicas que afectan a peces y macroinvertebrados, especialmente durante los meses de verano cuando el caudal del río es más bajo y la temperatura más alta. Es en esos momentos donde el oxígeno disponible es crucial para la supervivencia de especies sensibles como las truchas.

La pérdida de biodiversidad acuática y de peces no solo afecta al ecosistema, sino también a la economía local basada en el turismo de pesca con mosca. Montana tiene una de las industrias de pesca recreativa más activas del país, estimada en 900 millones de dólares anuales, gran parte de los cuales se generan en el suroeste del estado.

Las acciones en curso: más ciencia, menos especulación

Frente a la crisis truchera, el gobernador de Montana, Greg Gianforte, lanzó en 2023 un proyecto de investigación de varios años a través de Montana Fish, Wildlife and Parks (FWP), en colaboración con la Universidad Estatal de Montana. Los estudios se concentran en tres áreas:

  • Impacto de flujo de agua, temperatura y pesca en la mortalidad de truchas adultas
  • Contribución de afluentes a la población juvenil
  • Presencia de enfermedades y soluciones preventivas

Para facilitar el estudio, biólogos han marcado truchas en los ríos Big Hole, Ruby, Beaverhead y Madison. Se solicita a los pescadores que capturen truchas marcadas que reporten sus hallazgos en una plataforma en línea para ayudar a recopilar datos vitales.

Datos iniciales de 2024 muestran cierta mejoría en truchas marrones y arcoíris, aunque aún por debajo de los promedios de los últimos 15 años. Se espera que los conteos de 2025 estén disponibles en pocas semanas.

¿Qué se necesita ahora?

La petición de las organizaciones conservacionistas no busca prohibiciones ni restricciones drásticas. Buscan un reconocimiento oficial de que el Big Hole está enfermo y necesita tratamiento; es decir, que el estado implemente un plan de acción para reducir la contaminación por nutrientes antes de que el sistema colapse de manera irreversible.

Sin acciones concretas, los escenarios futuros podrían incluir:

  • Cierres permanentes para la pesca recreativa en verano
  • Reemplazo de truchas nativas por especies invasoras más resistentes
  • Impacto en la industria turística del suroeste de Montana
  • Pérdida de resiliencia ecológica frente al cambio climático

El mensaje es claro. Ya no se trata solamente de salvar a un pez o a un río, sino de mantener el equilibrio de un sistema completo —ecológico, económico y social— que ha sido ejemplo de conservación por décadas.

Como advierte Guy Alsentzer: “El Big Hole aún puede salvarse. Pero requiere voluntad política, conciencia ciudadana y decisiones valientes. No hacer nada es simplemente permitir que siga muriendo.”

Este caso se convierte hoy en historia, estudio de caso y llamada de atención para otros ríos y regiones que podrían estar sufriendo males similares sin recibir la atención que merecen.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press