Tormenta entre potencias: cómo la guerra comercial entre EE. UU. y China está sacudiendo la economía mundial
Mientras los bancos ganan con la volatilidad, empresas y trabajadores en China y Occidente sienten los efectos de los aranceles impuestos por Trump
Una economía global bajo presión
En medio de la escalada de tensiones entre Estados Unidos y China, provocada por la política de aranceles impulsada por el presidente Donald Trump, el mundo observa con preocupación cómo el crecimiento económico se ve amenazado. Las cifras contrastan: mientras bancos como JPMorgan Chase reportan ganancias récord gracias a la volatilidad de los mercados, pequeñas y medianas empresas en lugares como Yiwu, China, sienten cómo se evaporan sus ingresos y su estabilidad laboral.
JPMorgan se beneficia del caos del mercado
En el primer trimestre de 2025, JPMorgan Chase reportó un aumento del 9% en su ingreso neto, alcanzando los 14.600 millones de dólares. El banco superó ampliamente las proyecciones de Wall Street, con ganancias de $5.07 por acción, frente a los $4.63 estimados, propulsado por el crecimiento en sus divisiones de mercados. La firma reveló ingresos totales administrados de $46 mil millones, frente a los $41.9 mil millones del año anterior.
Jamie Dimon, su CEO, advirtió sin embargo que "las tensiones comerciales podrían tener consecuencias negativas para la economía global", mencionando explícitamente la incertidumbre causada por los aranceles impuestos por Trump y el incremento de las tarifas en represalia por parte de China.
Mercados ganan, consumidores y trabajadores pierden
La paradoja es evidente: los bancos se benefician de la inestabilidad, pero las personas y empresas que dependen de un comercio internacional estable están al borde del colapso.
Trump ha aumentado los aranceles en un 10% para la mayoría de los socios comerciales de EE. UU., y en un impactante 145% para China. En respuesta, el gobierno chino impuso un arancel de hasta el 125% a productos estadounidenses, encendiendo aún más el fuego de esta guerra económica.
Los testimonios desde Yiwu: un epicentro en crisis
La ciudad de Yiwu, en la provincia de Zhejiang, es hogar del mercado mayorista más grande del mundo. Exportadoras de productos navideños, accesorios de cocina y calcetines sienten ya los efectos devastadores de esta guerra arancelaria. Compartimos algunas voces desde el terreno:
- Jiang Jiayu, dueña de Yiwu Jiayu Festive Supplies Co., denuncia la ausencia total de órdenes desde EE. UU., que normalmente representan el 10% de su negocio: "¿Realmente puede EE. UU. fabricar lo que produce China? La gente común será la más afectada", afirma.
- Wu Liying, dueña de una tienda de calcetines, predice que "nadie ganará dinero" si las tarifas siguen aumentando: "el propósito del beneficio mutuo ya no existirá".
- Margaret Zhuang, vendedora de artículos de cocina de madera, reveló que un cliente estadounidense canceló una orden incluso tras pagar el 30%: "Esta vez es peor que en 2018. Ya no hay intención de negociar".
- Ding Dandan, vendedora de adornos navideños, afirma con confianza: "¿Sabías que el 90% de los productos navideños de EE. UU. provienen de China? Si nosotros no los exportamos, no tendrán de dónde comprarlos".
La economía británica y el efecto dominó
Incluso fuera del eje directo EE. UU.-China, los impactos se sienten. El Reino Unido experimentó una sorpresiva expansión del 0.5% en febrero, pero el optimismo fue fugaz. La ministra del Tesoro, Rachel Reeves, advirtió: "El mundo ha cambiado. Estamos en un periodo de gran incertidumbre".
Desde la crisis financiera de 2008, la economía británica ha crecido a un ritmo históricamente bajo. Cualquier esperanza de repunte en 2025 está en duda debido al efecto contagio que la volatilidad global genera sobre las inversiones y el comercio.
Wells Fargo: expectativas moderadas
Otro gigante bancario, Wells Fargo, reportó ganancias por $4.89 mil millones (o $1.39 por acción) en el primer trimestre, superando ligeramente las expectativas. Pero su CEO Charles Scharf también se mostró cauto: “Apoyamos examinar el comercio justo, pero hay riesgos enormes cuando se toman medidas tan drásticas”.
Scharf dijo además que el banco está "preparado para un entorno económico más lento", mensajes que reflejan la expectativa general de desaceleración para el resto del 2025.
Un déjà vu peligroso: ¿Volvemos a 2018?
Durante el primer mandato de Trump, las tensiones comerciales ya habían comenzado a agrietar el sistema económico internacional. La diferencia ahora es que las heridas no han sanado, y la economía china, a diferencia de entonces, se encuentra debilitada.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las guerras comerciales pueden reducir el PIB global en más del 0.8% a largo plazo, una cifra que podría representar más de 700 mil millones de dólares en valor perdido anualmente. En 2019, el comercio mundial se contrajo por primera vez desde la crisis de 2009, en gran parte por estas tensiones.
El gran dilema: ¿resistir o retirarse?
Jiang Jiayu lo resume de manera contundente: “Al peor escenario, simplemente nos retiramos. No perderemos dinero solo para mantener ese mercado”. Este sentimiento resume una peligrosa tendencia: las empresas están comenzando a buscar nuevos destinos comerciales, lo cual podría reconfigurar el mapa del comercio mundial.
Algunas firmas chinas ya están orientando sus exportaciones a países como México, Brasil, Malasia o Vietnam. Por su parte, Estados Unidos también ha comenzado a atraer ciertas industrias de vuelta al país mediante subsidios y estímulos fiscales, especialmente en sectores como tecnología y producción farmacéutica.
¿Una nueva Guerra Fría comercial?
Margaret Zhuang afirmó: “Ya no se trata de negociar. EE. UU. quiere romper completamente con nosotros”. Estas palabras reflejan un sentimiento creciente: que la guerra comercial no es solo una disputa arancelaria, sino una estrategia de contención geopolítica.
Muchos expertos, entre ellos el economista Nouriel Roubini, consideran que EE. UU. está buscando “desacoplar” completamente su economía de China. El problema es que este proceso no será fácil ni barato. Actualmente, el comercio bilateral entre ambos países supera los $580 mil millones. Reemplazar cadenas de suministro enteras tomará años y requerirá inversiones multimillonarias.
¿Y los consumidores? Los grandes olvidados
En todo este debate, hay un actor que rara vez se menciona, pero que se lleva la peor parte: el consumidor. Con aranceles del 145% sobre productos chinos, los precios subirán considerablemente en EE. UU., especialmente en productos como juguetes, ropa, adornos navideños, utensilios de cocina y más.
La inflación, que ya fue un fantasma en los años posteriores a la pandemia, podría volver a acelerarse. La Reserva Federal tendría menos margen para recortar tasas si los precios siguen subiendo. Y eso podría conducir, como teme Scharf, a una “ralentización del crecimiento”.
Un mundo atrapado en las decisiones de dos hombres
Lo más inquietante es la dependencia del mundo de las acciones políticas de dos líderes: Donald Trump y Xi Jinping. Cada uno defiende sus intereses nacionales, pero en el proceso arrastran consigo a millones de personas cuyos hogares, trabajos y empresas están en juego.
Quizás la frase más reveladora la dijo Wu Liying desde su tienda en Yiwu: “Si nadie gana dinero, entonces el propósito de la cooperación termina”. El comercio global fue diseñado como una vía de doble beneficio, pero bajo esta guerra arancelaria, gana el más fuerte, y el resto observa desde el borde del abismo.