Tragedia en Jet Set: El colapso que sacudió a República Dominicana y dejó una herida nacional
Más de 220 muertos, cientos de heridos y un país en duelo: qué falló en el icónico club nocturno de Santo Domingo
Por décadas, el club Jet Set fue sinónimo de alegría, merengue y cultura nocturna en República Dominicana. Cada lunes, las leyendas del ritmo caribeño hacían vibrar las paredes del legendario recinto en Santo Domingo. Pero el pasado lunes 7 de abril de 2025, esas paredes —o, mejor dicho, su techo— caerían con un estruendo que convertiría la música en silencio, la fiesta en tragedia y la historia del país en un antes y un después.
Una noche que prometía alegría
Como cada semana, la noche prometía un espectáculo inolvidable. El icónico Rubby Pérez, cantante de éxitos como “Volveré” y “El Africano”, tomaría el escenario del Jet Set cerca de las 11:50 p.m., ante una multitud de más de 400 personas que llenaban el local en su tradicional evento del lunes.
Pero lo que empezó como una animada celebración terminó en desastre poco después de la medianoche. Testigos aseguran que comenzó a caer polvo del techo en las bebidas, y solo minutos más tarde, la estructura colapsó sobre los asistentes.
La cronología de la pesadilla
La tragedia se desató en cuestión de segundos, pero el drama se extendió durante días. A continuación, un repaso de cómo se desarrollaron los hechos:
- Martes, 8 de abril: A las 12:44 a.m., el sistema de emergencias 911 recibió la primera de 102 llamadas alertando sobre el colapso. Solo dos minutos después, la gobernadora de Montecristi, Nelsy Cruz —hermana del exbeisbolista Nelson Cruz— contactó directamente al presidente Luis Abinader. Fue rescatada viva, pero falleció horas después en el hospital.
- A las 12:46 a.m., llegaron las primeras unidades policiales, seguidas por bomberos y ambulancias. La operación de rescate movilizó 25 soldados, 7 brigadas de bomberos y 77 ambulancias.
- Al mediodía, el recuento inicial era de 13 muertos y más de 70 heridos. Pero la cifra aumentaría vertiginosamente.
- En la tarde, ya se hablaba de 58 fallecidos. Esa misma noche, se anunció que el número de víctimas superaba los 98.
Miércoles de luto y desesperación
El miércoles por la mañana llegó ayuda internacional. Equipos de rescate de Puerto Rico e Israel se unieron a la búsqueda de sobrevivientes. Pero las esperanzas comenzaron a desvanecerse cuando el cuerpo sin vida de Rubby Pérez fue encontrado entre los escombros.
Ese día, la cifra de muertos ascendió a 184 personas, muchas de ellas originarias de Haina, ciudad natal de Pérez. El afamado lanzador Pedro Martínez participó en el velorio del cantante y señaló que conocía a más de 50 víctimas de la tragedia.
Un funeral que unió al país
El gobierno realizó un homenaje oficial en el Teatro Nacional de Santo Domingo el jueves 10 de abril. Multitudes entonaron espontáneamente “Volveré” al despedirse de Rubby. Mientras tanto, los familiares de al menos 10 víctimas se congregaron frente a los ataúdes en Haina, en un velorio colectivo patrocinado por el municipio.
Tras 53 horas de operaciones, las autoridades anunciaron el fin de las labores de búsqueda. Un total de 189 personas fueron rescatadas con vida. Entre lágrimas, el director del Centro de Operaciones de Emergencia (COE), Juan Manuel Méndez, declaró: “Ha sido la misión más difícil en mis 20 años de servicio”.
El dolor que no cesa
El viernes, la lluvia cayó sobre cientos de personas que continuaban en las afueras del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), esperando identificar los cuerpos de sus seres queridos. Un monitor informaba en verde los cadáveres ya identificados y en negro aquellos disponibles pero aún no reclamados.
Mientras las autoridades resolvían detalles logísticos, los doctores revelaban que muchos de los heridos tendrán secuelas permanentes que incluyen parálisis o pérdida de extremidades.
¿Qué falló en Jet Set?
Las autoridades han iniciado una investigación para establecer las causas del colapso. Aunque los informes preliminares no apuntan a sabotaje ni incendios, muchas voces apuntan a fallas estructurales, negligencia en mantenimiento y una posible sobrecarga dentro del edificio como factores determinantes.
En un país propenso a huracanes y con varios edificios envejecidos, esta tragedia ha encendido las alarmas sobre la seguridad en lugares de afluencia masiva. Según el Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores Dominicanos (CODIA), cerca del 30% del parque inmobiliario de Santo Domingo no cumple con las normativas actuales.
Jet Set: del símbolo a la ruina
Desde la década de los 70, Jet Set fue más que un club: fue un lugar de peregrinaje cultural. Grandes del merengue como Wilfrido Vargas, Milly Quezada y Sergio Vargas desfilaron por su escenario. La noche del lunes 7 de abril, también se encontraba presente Tony Enrique Blanco Cabrera, exjugador de béisbol, y el hijo del ministro de Obras Públicas, ambos entre los fallecidos.
La disparidad entre lo que Jet Set fue y en lo que acabó reflejó un país desgarrado entre tradición y negligencia. La tragedia fue una herida colectiva que tocó no solo a las familias directamente afectadas, sino a toda una generación que alguna vez bailó sus mejores recuerdos entre esas cuatro paredes.
¿Habrá justicia?
Tanto el presidente Luís Abinader como su vocero Homero Figueroa anunciaron la creación de un equipo técnico nacional e internacional para determinar las causas del colapso. Pero no pocos dominicanos temen que, como otros casos en la región, el desastre quede en la impunidad si no se garantiza una investigación independiente y transparente.
“No queremos compasión, queremos justicia,” declaró una mujer afuera del INACIF mientras esperaba los restos de su hermana. Su clamor resonó entre otros cientos que exigen respuestas.
El futuro tras la catástrofe
El colapso del Jet Set no solo significó la caída física de un lugar emblemático, sino también una metáfora sobre lo que ocurre cuando la infraestructura, la inspección y la responsabilidad pública colapsan junto con las paredes de un club.
Las autoridades prometen que nada quedará impune. Pero más allá de la justicia inmediata, esta tragedia es un llamado a revisar los estándares de construcción, la seguridad en espacios públicos y a reevaluar cuánto valor se le da a la vida en un país donde el merengue debe sonar por generaciones, y no silenciarse bajo los escombros.
“Somos un país que canta nuestras penas”, dijo un asistente al homenaje de Rubby Pérez. “Hoy gritamos nuestras rabias y lloramos nuestras ausencias.”