El caso de Victor Perez: un grito nacional sobre discapacidad, brutalidad policial e injusticia
Un adolescente autista y no verbal es abatido por policías en Idaho, sacudiendo a la comunidad y generando un llamado urgente a la reforma en la actuación policial ante personas con discapacidades
Una tragedia evitable que conmociona a Idaho
Victor Perez, un joven de 17 años con autismo, parálisis cerebral y sin capacidad verbal, falleció el pasado sábado tras ser desconectado del soporte vital. La causa: fue baleado en repetidas ocasiones por la policía de Pocatello, Idaho, mientras se encontraba al otro lado de una cerca, con un cuchillo de cocina en la mano. El caso ha generado indignación en toda la comunidad local y ha despertado fuertes críticas a nivel nacional.
El tiroteo ocurrió el 5 de abril, después de que se realizara una llamada al 911 reportando a un supuesto hombre borracho con un cuchillo persiguiendo a alguien en un jardín. Pero no se trataba de un desconocido ni de una amenaza real: era Victor, quien según su tía Ana Vazquez, tenía una forma particular de caminar debido a sus discapacidades físicas y no estaba bajo los efectos del alcohol.
Un malentendido mortal
De acuerdo con los relatos de testigos y un video grabado por un vecino, los policías llegaron rápidamente, cruzaron a pie hasta la cerca y, al ver a Victor con un cuchillo, le ordenaron arrojarlo. Sin embargo, el joven, que ya estaba en el suelo tras una caída, se puso de pie y comenzó a avanzar con dificultad hacia los oficiales. En menos de 12 segundos desde que salieron de sus autos patrulla, abrieron fuego.
“¿Cómo iba a saltar una cerca si apenas podía caminar?”, cuestionó Vazquez. “Nadie intentó mediar, nadie pidió contexto. No preguntaron quién era él, ni por qué tenía el cuchillo”.
Victor fue alcanzado por nueve balas. Los médicos le amputaron una pierna y realizaron múltiples cirugías. Nunca volvió a despertar.
¿Qué hacer cuando una persona con discapacidad representa un aparente riesgo?
Este tipo de incidentes no son aislados. Según un informe de la Fundación Ruderman, entre un tercio y la mitad de las personas asesinadas por la policía en EE.UU. tienen alguna discapacidad. El problema radica en la falta de formación adecuada en los cuerpos de seguridad, específicamente en cómo interactuar con personas neurodivergentes o con afecciones mentales.
En el caso de Victor, estamos hablando de un joven que no hablaba, no comprendía instrucciones verbales básicas, y tenía movimientos desacertados. Aun así, fue tratado como una amenaza letal inmediata.
La indignación de una comunidad
Tras la confirmación de la muerte cerebral del joven el día viernes, unas 200 personas se congregaron para una vigilia a las afueras del hospital de Pocatello. Más tarde ese mismo sábado, se llevó a cabo otra vigilia frente a la casa de la familia Perez. “Estos policías destruyeron a nuestra familia”, expresó entre lágrimas Ana Vazquez. “No hay manera de explicar este dolor”.
En respuesta, las autoridades locales colocaron a los cuatro oficiales involucrados en licencia administrativa mientras se realiza una investigación independiente a cargo del Eastern Idaho Critical Incident Team. Los resultados serán revisados por una entidad externa a Bannock County, según explicó el fiscal de ese condado, Ian Johnson.
Un niño que amaba las cosas simples
Victor no era un desconocido para su comunidad. Era un adolescente que adoraba la lucha libre profesional, comer papas fritas y dar paseos de la mano de su madre. Era observador y demostraba cariño de formas únicas: al notar el esmalte de uñas azul de su tía o cuando esta se cambiaba el peinado, él la elogiaba a su manera, tocando suavemente su cabello.
“Voy a extrañar cuando se ponía en esos estados extraños y tenía que llevarlo de regreso a la cama”, contó Vazquez. “Siempre le prometía que volvería mañana, pero que debía dormir”.
¿Cuál es el protocolo ante personas en crisis?
Muchas ciudades en Estados Unidos han comenzado a replantearse la intervención policial en casos donde hay personas con discapacidad o crisis de salud mental. Algunas incluso implementan equipos especiales de intervención (Crisis Intervention Teams o CIT), formados por trabajadores sociales o profesionales de salud mental que colaboran con los cuerpos de seguridad.
Pocatello, sin embargo, no cuenta con este tipo de programas, y el resultado, como lo demuestra este lamentable caso, puede ser fatal. En situaciones de salud mental, los 12 segundos que tomó a los oficiales disparar fueron una sentencia de muerte.
Visión de expertos: lo que se debió hacer
Betsy Brantner Smith, portavoz de la Asociación Nacional de Oficiales de Orden Público (National Police Association), ha dicho en múltiples ocasiones: “No todos los incidentes que involucran a una persona con discapacidad son peligrosos. Pero si los policías no están entrenados para reconocer signos de autismo o parálisis cerebral, su reacción puede ser errónea”.
Para los defensores de los derechos de personas con discapacidad, este caso debería marcar un antes y un después. “Es urgente que las academias policiales incluyan módulos obligatorios sobre neurodiversidad y discapacidades físicas y cognitivas”, argumenta Charles Drake, psicólogo forense consultado por medios regionales.
El otro lado del sistema: familias sin apoyo
La historia de Victor no es solo una tragedia policial, sino también un reflejo de abandono institucional. Su familia llevaba años enfrentando la dificultad de obtener apoyos estatales adecuados. Como muchas otras familias inmigrantes latinas con hijos con necesidades especiales, tuvieron que resolverlo todo por sí mismos.
“Intentamos quitarle el cuchillo porque sabemos cómo manejarlo. Había tenido una rabieta, algo que le pasa a veces. Nadie llamó para dañar”, explicó Ana. “Llamamos por ayuda, por seguridad, y recibimos muerte”.
¿Cómo puede un sistema cambiar si no escucha?
La pregunta que deja este caso no es solo qué ocurrió, sino por qué. ¿Por qué los oficiales no preguntaron? ¿Por qué el sistema falla a las personas con discapacidad? ¿Por qué no hay protocolos específicos cuando hay vidas diferentes involucradas?
La familia anunció que el lunes se realizará la autopsia, y durante la semana harán pública su decisión sobre acciones legales. Mientras tanto, las redes sociales y las calles de Pocatello se llenan de voces exigiendo justicia para Victor.
“Nuestro corazón está vacío”, dijo la tía del joven. “Pero su historia tiene que cambiar algo. Nadie más debe morir así”.
¿Es este el momento para una reforma real?
Este no es un incidente aislado. Se suma a una larga lista de casos donde la policía, al enfrentar a personas vulnerables, responde con fuerza letal sin intentar comprender. Ya no basta con comunicados de "pensamientos y oraciones". Es momento de acción, de formación y de humanidad.
Crear una policía que sepa lidiar con la diversidad humana no es una utopía. Es una necesidad. Y Victor, en su silencioso andar, nos lo recordó de la forma más dolorosa.