Los Sixers del Desastre: La temporada más frustrante de Philadelphia y el espejismo de la esperanza

Entre lesiones, expectativas rotas y decisiones dudosas, el proyecto de Embiid, George y Maxey se tambalea pese a las promesas de reconstrucción

Philadelphia 76ers. Un nombre que evoca grandeza histórica en la NBA. Wilt Chamberlain, Allen Iverson, Julius Erving. Nombres que dejaron huella imborrable en el baloncesto. Pero el presente de los Sixers está lejos de esos días gloriosos. En vez de ser un contendiente al título, el equipo terminó la temporada 2024-25 como una de las mayores decepciones de la liga, con un récord desastroso de 24-58. Y sí, el proyecto liderado por Joel Embiid, Paul George y Tyrese Maxey se desmoronó antes de siquiera despegar.

En este análisis de corte Hot Take, desgranamos lo que ocurrió realmente con los Sixers, por qué esta temporada fue un fracaso estrepitoso y si hay, en realidad, motivos para el optimismo, como intenta vender Daryl Morey.

Una ecuación que nunca sumó: Embiid, George y Maxey

Para muchos, la llegada de Paul George en el verano parecía el movimiento ideal para posicionar a Philadelphia como candidato serio al campeonato. Un contrato de $212 millones por cuatro años pintaba señales de ambición total. Maxey venía de ser nombrado All-Star y Jugador Más Mejorado. Embiid, aún vigente MVP en 2023, seguía siendo el ancla del equipo.

Pero la realidad fue otra cosa: este trío jugó apenas 15 partidos juntos en toda la temporada. Solo 119 partidos combinados entre los tres. Embiid disputó apenas 19 encuentros. George, 41 y con bajo rendimiento (16.2 puntos, su peor marca desde la temporada 2011–12). Maxey estuvo fuera desde el 3 de marzo por una fractura en un dedo.

“He visto a Joel hacer cosas espectaculares. Le di la pelota y simplemente no podía. Estaba limitado”,
— Tyrese Maxey sobre Embiid

El núcleo jamás encontró continuidad. No basta con tener talento: se necesita salud, química y tiempo de juego efectivo. Tres elementos que nunca coincidieron para los Sixers en 2024-25.

Un roster viejo y vulnerable

Aquí es donde entra el cuestionado trabajo del presidente Daryl Morey. Las decisiones de la última temporada dicen mucho:

  • Inversión millonaria en George, un jugador con historial de lesiones y ya cercano a los 35 años
  • Renovación a largo plazo y de alto costo a Joel Embiid: $192.9 millones en 3 años
  • Una apuesta clara por veteranos orientados a rendir en playoffs… cuando ni siquiera pudieron mantenerse saludables durante la temporada regular

Morey lo admitió con frustración al final de la campaña: “No puse suficiente énfasis en construir un equipo capaz de sobrevivir la temporada regular”.

¿Un cambio de mentalidad en puerta? Morey prometió armar un equipo “más joven, más dinámico y más profundo” para evitar los colapsos físicos de este año. Tarde, pero necesario.

Los Sixers: una franquicia atrapada en su propio ciclo

Este equipo lleva más de una década girando en torno al proyecto de Joel Embiid. Desde que fue drafteado en 2014 (número 3), ha jugado sólo 452 de 883 partidos posibles hasta ahora. Es decir, ha estado ausente en el 51% de los juegos por lesión.

El MVP de 2023 tiene talento de élite, una combinación única de tamaño, habilidad y lectura ofensiva. Pero su cuerpo parece no resistir la exigencia de una temporada completa. Para peor, viene saliendo de una cirugía artroscópica en la rodilla que lo mantendrá fuera por lo menos seis semanas más.

“Es justo que la gente dude. Pero cuando tienes a un jugador de nivel MVP, debes hacer movimientos agresivos a su alrededor”,
— Daryl Morey

¿Qué le espera a Philadelphia?

Primero, el consuelo de la lotería del Draft: con el quinto peor récord de la liga, tienen una probabilidad del 10.5% de obtener la primera selección. Y al menos, a diferencia de otros equipos en reconstrucción, sí poseen picks propios y futuros.

Segundo, Morey y la dirigencia ratificaron la continuidad del entrenador Nick Nurse, afianzado para su tercera temporada aun con el desastre reciente.

Sabemos que decepcionamos a los fans”, dijo Morey. Claro. El equipo pasó de prometer luchar por un anillo a cerrar el curso con una marca de 5-31 en sus últimos 36 partidos. Un derrumbe histórico, sin paliativos.

¿La solución? Según Morey, nada de rupturas drásticas. Volverán Embiid, George y Maxey si evolucionan favorablemente de sus respectivas lesiones. El plan es construir en torno a ellos. La fe —¿ciega?— sigue puesta en este núcleo.

El lado humano: los factores fuera de la duela

Paul George reveló que tuvo dificultades personales, incluyendo el impacto psicológico de mudarse de la costa oeste y su preocupación por los incendios en California, cerca de su residencia en Pacific Palisades.

“Había muchas cosas pesando sobre mí que no estarán presentes el próximo año. Espero un renacer, para mí y para este equipo”,
— Paul George

Y eso abre otra arista: la fortaleza mental de un equipo que no logró responder ni cuando tuvo algo de salud, ni cuando se requería liderazgo, ni siquiera en los momentos más oscuros de la campaña.

Un espejo roto para la NBA moderna

Los Sixers representan un microcosmos de lo que puede fallar en la NBA actual. Un “Big Three” con cartel, contratos multimillonarios, dirección técnica validada, y una ciudad sedienta de éxitos... y sin embargo, todo se derrumbó por la dependencia absoluta en jugadores frágiles.

El baloncesto ya no premia solo el talento. Se necesita durabilidad competitiva, rotaciones confiables, profundidad, juventud. Elementos que brillaron por su ausencia en Filadelfia.

Mientras equipos como Denver, Oklahoma City o incluso Cleveland consolidan proyectos a largo plazo, Philadelphia parece estancada en una idea que no termina de explotar. Con un Embiid envejeciendo (cumple 31 este año), un George lleno de incógnitas y un Maxey que aún no puede cargar con toda la franquicia, quizá sea momento de replantear el modelo entero.

¿Revolución o resignación?

Lo más impactante de todas las declaraciones post-temporada es la ausencia total de autocrítica profunda. Nadie mencionó la posibilidad de mover a Embiid a un nuevo proyecto. Nadie insinuó que George haya sido un error. Nadie quiere tocar la estructura de fondo más allá del plantel complementario.

El riesgo es alto. Otro año de lesiones y rendimientos pobres podría dilapidar el valor de todos los activos, evaporar la última oportunidad de Embiid como figura dominante y dejar al equipo en terreno pantanoso: demasiado bueno para parar, demasiado roto para competir.

Philadelphia mira al horizonte con ilusión. Pero mientras las rodillas de Embiid sigan siendo un interrogante, mientras el millonario contrato de George no se traduzca en impacto real y mientras Maxey no tenga el equipo que lo proteja adecuadamente, el “Proceso” sigue estancado.

La historia nos lo ha dicho antes: cuando un gigante de cristal se quiebra, no siempre hay forma de pegar las piezas.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press