Controversia, identidad y derechos: ¿Dónde trazamos la línea en el debate sobre atletas trans en escuelas?

El caso de Parker Tirrell y la demanda de dos padres en New Hampshire expone las tensiones entre libertad de expresión y protección estudiantil

Un símbolo, una protesta, un campo de batalla cultural

En el corazón de Bow, New Hampshire, una disputa aparentemente pequeña en un partido de fútbol escolar ha desatado un debate mucho más grande: el derecho a la expresión libre versus la protección de estudiantes transgénero. Dos padres, Kyle Fellers y Anthony Foote, fueron expulsados de terrenos escolares y prohibidos de asistir a eventos deportivos tras usar pulseras rosadas con la inscripción “XX”, símbolo de cromosomas femeninos, durante un partido que incluía a una chica trans en el equipo rival: Parker Tirrell.

Ambos hombres argumentaron que su gesto no tenía la intención de hostigar ni señalar directamente a la jugadora trans, sino que era una forma de expresar su punto de vista: que los equipos femeninos sean exclusivos para quienes fueron asignadas como mujeres al nacer. Sin embargo, la justicia federal no estuvo de acuerdo.

La libertad de expresión tiene límites, especialmente en ambientes escolares

El juez de distrito Steven McAuliffe denegó la solicitud de Fellers y Foote de portar las pulseras “XX” y carteles similares durante partidos escolares mientras su demanda contra el distrito escolar continúa. En su fallo, McAuliffe afirmó:

“La intención estrecha y posiblemente inofensiva de los demandantes no es lo que importa, sino el contexto general. Los adultos en eventos deportivos escolares no gozan del derecho constitucional de la Primera Enmienda a enviar mensajes que puedan resultar denigrantes o dañinos para estudiantes”.

El juez subrayó que, aunque los padres puedan no haber querido transmitir un mensaje ofensivo, el simbolismo utilizado es completamente capaz de conjurar uno, y eso es precisamente lo que el personal educativo buscaba prevenir.

Protestas organizadas y tensiones previas al partido

Superintendentes y otros funcionarios escolares indicaron que el comportamiento de los padres no fue un hecho aislado. Correos electrónicos de Foote mostraban su autodefinición como “un verdadero líder” listo para actuar, y publicaciones en redes sociales impulsaban a otros a asistir al partido como forma de protesta.

Según otros testimonios, se planeaba que algunos asistentes llegaran vestidos con ropa femenina para burlarse de la jugadora trans, y hubo advertencias de padres sobre posibles hostigamientos. La superintendente Marcy Kelley declaró:

“Esto fue algo organizado y dirigido”.

La defensa legal: ¿discriminación por punto de vista?

El abogado Del Kolde, del Instituto para la Libertad de Expresión y representante de los padres, manifestó su desacuerdo con la decisión del tribunal:

“Esto fue discurso de adultos en un foro público limitado. Por lo tanto, tiene más protección que lo que ocurre dentro del aula escolar. Claramente hubo una discriminación basada en el punto de vista, ya que las pulseras ‘XX’ fueron percibidas como excluyentes hacia las personas trans”.

Kolde sostiene que la intención era únicamente promover la idea de que el deporte femenino debería incluir solo a mujeres biológicas, y que impedir esta manifestación en un entorno público viola derechos fundamentales protegidos por la Constitución.

El contexto nacional: paralelo legal y político creciente

Este caso no es aislado. De hecho, forma parte de un debate nacional cada vez más intenso sobre la participación de atletas transgénero en deporte escolar y universitario en EE. UU.

El estado de New Hampshire aprobó una ley que impide que atletas transgénero de grados 5 al 12 participen en equipos que correspondan a su identidad de género. A su vez, una orden ejecutiva firmada por Donald Trump —titulada “Manteniendo a los hombres fuera de los deportes femeninos”— ha aumentado las tensiones sobre el tema.

Sin embargo, una juez federal permitió de manera preliminar que Parker Tirrell y otra atleta trans participen en sus equipos elegidos mientras se desenvuelve el juicio que busca derogar esa ley. Este tipo de fallos dividen a la sociedad, especialmente en estados conservadores donde el rol de cada género se encuentra fuertemente politizado.

¿Qué dice la ciencia sobre deportistas trans?

Uno de los principales puntos del debate es si las atletas trans tienen ventajas competitivas con respecto a sus pares cisgénero. Según el Comité Olímpico Internacional (COI), aspectos como la densidad ósea, capacidad pulmonar y fuerza muscular pueden verse alterados tras tratamientos de hormonas, pero no de manera exactamente uniforme en todos los casos.

En 2021, el COI actualizó sus directrices, afirmando que “no debe presumirse una ventaja por el simple hecho de ser trans” y llamando a evaluaciones individualizadas. Sin embargo, a nivel escolar estadounidense, muchos distritos y estados ignoran estas consideraciones y aplican leyes generales y excluyentes.

La política domina el terreno de juego

Entre 2020 y 2023, más de 20 estados en EE. UU. aprobaron leyes que prohíben participaciones trans en deportes escolares. Estas medidas han sido impulsadas en gran medida por liderazgos republicanos y figuras como Donald Trump, quien también ha sugerido penas financieras para escuelas que no las implementen.

Grupos conservadores defienden estas posiciones afirmando que buscan “proteger la integridad del deporte femenino”. Por otro lado, organizaciones de derechos humanos como la ACLU y Human Rights Campaign denuncian que estos argumentos enmascaran políticas discriminatorias amparadas en prejuicios.

El impacto psicológico en las juventudes trans

Según el informe de The Trevor Project (2022), un 45% de jóvenes trans han considerado seriamente el suicidio en los últimos doce meses, y más de un 60% han experimentado síntomas de ansiedad o depresión. El deporte puede ofrecer un entorno seguro y de socialización esencial para estos jóvenes, y las exclusiones legales agravan el sentimiento de marginación.

Parker Tirrell ha expresado anteriormente que el fútbol escolar ha sido un refugio donde podía ser ella misma sin miedo. Su madre declaró públicamente que la controversia ha puesto a su hija en el centro de un foco injusto, y que sigue orgullosa de su valentía al no esconderse.

Un fallo con implicaciones futuras

El reciente fallo judicial no es definitivo. La demanda de Fellers y Foote contra el distrito sigue adelante, aunque los padres han anunciado que no presentarán más evidencias. Aun así, el precedente establecido por la decisión del juez McAuliffe podría marcar la pauta para futuras decisiones similares en otros estados donde la política, la educación y la identidad de género se encuentren en conflicto.

En este contexto, cabe reflexionar: ¿hasta dónde deben limitarse los derechos de opinión para proteger a minorías vulnerables? ¿Es legítimo establecer una “zona libre de ofensas” en espacios educativos, incluso si eso restringe ciertos discursos adultos?

La línea entre libertad de expresión y protección estudiantil es cada vez más fina, y este debate seguirá ocupando titulares mientras la sociedad estadounidense lidia con una auténtica reconfiguración de los conceptos tradicionales de género, deporte y equidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press