De Rafales a Exocet: El ambicioso rearme militar de Grecia frente a la tensión con Turquía
A través de una estrecha cooperación con Francia y otros aliados clave, Grecia se reinventa militarmente para enfrentar amenazas marítimas y modernizar su fuerza armada postcrisis
El Ministerio de Defensa de Grecia ha vuelto a levantar titulares tras firmar un nuevo acuerdo con Francia para la adquisición de 16 misiles antibuque Exocet. Aunque los costos del contrato no fueron revelados públicamente, este paso representa una nueva pieza del intenso rompecabezas de modernización militar en el que el país helénico se ha embarcado desde hace varios años.
Una relación estratégica cada vez más profunda con Francia
Este nuevo contrato no es un hecho aislado, sino parte de una ola de inversiones militares impulsadas por Grecia en los últimos años. Francia se ha convertido en uno de los principales socios defensivos del país, con acuerdos que ya han incluido la compra de 24 cazas Rafale, tres fragatas Belharra (con negociaciones para una cuarta ya en marcha), y helicópteros militares NH-90.
El ministro de Defensa griego, Nikos Dendias, subrayó durante la visita de su homólogo francés, Sébastien Lecornu, que Grecia no busca provocar, pero sí reforzar su capacidad defensiva: “Grecia no amenaza, pero es amenazada.”
¿A qué responde este rearme masivo?
Aunque tanto Grecia como Turquía son miembros de la OTAN, sus relaciones bilaterales han estado plagadas de disputas territoriales y marítimas, particularmente en el mar Egeo y el Mediterráneo oriental. Las tensiones han escalado hasta el punto de haber estado al borde del conflicto bélico en varias ocasiones, la más reciente en 2020 durante una disputa sobre prospecciones energéticas en aguas en disputa.
Ante este clima, el rearme griego es percibido tanto como una medida disuasoria como una herramienta geopolítica. Entre 2010 y 2018, Grecia experimentó una severa crisis económica que obligó a realizar profundos recortes en su presupuesto de defensa. Ahora, con cierta estabilidad fiscal recuperada, Atenas ha anunciado una inversión de 25.000 millones de euros en defensa a lo largo de la próxima década, enfocándose en tecnología de última generación.
El nuevo paradigma: inteligencia artificial, drones y alta tecnología
Uno de los anuncios más ambiciosos hechos por Dendias es el cambio de paradigma en la doctrina militar griega. El país busca pasar de una lógica tradicional basada en ejércitos y flotas convencionales, a un modelo más dinámico y ajustado a las guerras del siglo XXI: una estructura militar “en red” potenciada por sistemas móviles, inteligencia artificial, y tecnologías de drones.
Este enfoque implica la creación de centros de comando avanzados, interconectados, que operen de forma autónoma y coordinada, reduciendo la dependencia en flotas grandes y pesadas. Un concepto similar al aplicado por Israel en su defensa antimisiles y operaciones con drones, o por Estados Unidos en sus fuerzas de respuesta rápida.
La pugna con Turquía: historia de una larga rivalidad
La tensión entre Grecia y Turquía no es nueva. Desde la invasión de Chipre por parte de Turquía en 1974, que provocó su partición de facto, ambos países han mantenido una relación cargada de recelos, con frecuentes disputas por derechos de exploración marítima y control aéreo en el mar Egeo.
- En 1996, los dos países casi entran en guerra por la soberanía sobre un par de islotes deshabitados (crisis de Imia/Kardak).
- En 2020, un enfrentamiento naval entre embarcaciones griegas y turcas generó un nuevo pico de tensión por la exploración de hidrocarburos en aguas en disputa.
- Turquía ha manifestado repetidamente su descontento por la militarización de las islas griegas del Egeo oriental.
Desde el punto de vista griego, esta disputa se agrava con las reiteradas violaciones del espacio aéreo y marítimo, lo que ha generado una sensación pública de vulnerabilidad que las autoridades desean disipar mediante un enfoque firme
Francia: un aliado clave con intereses cruzados
La relación estratégica con Francia no es sólo militar. Ambos países tienen intereses comunes tanto en el Mediterráneo oriental como en África. Francia ve a Grecia como un aliado importante dentro de la UE con el que contrarrestar la influencia turca y rusa en la región. Además, Atenas garantiza presencia europea más allá de las fronteras comunitarias inmediatas.
Francia ha demostrado su intención de convertirse en proveedor clave de armas para Grecia. Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Francia fue responsable del 29% de las importaciones de armamento griegas entre 2019 y 2023.
¿Qué son los misiles Exocet y por qué importan?
Los misiles Exocet MM40 Block 3, que Grecia ha adquirido, tienen un alcance de más de 180 kilómetros y están diseñados para ser lanzados desde plataformas navales, aéreas o terrestres. Sus principales características:
- Cruzan a baja altitud para evitar ser detectados por radares enemigos.
- Utilizan guiado inercial y radar activo para dirigirse al blanco en la fase final.
- Han sido ampliamente probados en combate, como en la guerra de las Malvinas (1982).
En un contexto como el Egeo, un mar de múltiples islas, canales estrechos y fronteras contestadas, su utilidad táctica es enorme. La incorporación de estos misiles es una apuesta por una disuasión marítima ágil y eficiente.
Los retos internos: deuda, opinión pública y escalada diplomática
El rearme no está exento de críticas. Algunos sectores políticos y económicos apuntan a que, tras apenas una década de profunda crisis y ajustes, el gasto de decenas de miles de millones en armas podría poner en tensión otras partidas del presupuesto en salud, educación o desarrollo económico.
Además, sectores pacifistas e internacionalistas han advertido que el rearme podría escalar la tensión con Turquía, y convertir al país en un laboratorio de ensayo para tecnologías bélicas destinadas a futuros conflictos regionales.
No obstante, la opinión pública helénica parece respaldar este tipo de estrategias; según una encuesta de Kathimerini en 2023, más del 65% de los griegos apoyaban el fortalecimiento de las fuerzas armadas frente a las amenazas externas.
Una apuesta claramente tecnológica
Grecia está trazando un horizonte en el que las Fuerzas Armadas no solo se rearman en términos materiales, sino que ganan autonomía, capacidades interoperables e inteligencia artificial embebida en sus sistemas principales.
Su objetivo: estar lista para operar en escenarios de guerra híbrida, disuasión marítima y vigilancia de fronteras, y no depender exclusivamente de la OTAN o socios externos.
En este sentido, la cooperación con países como Israel, Estados Unidos y Francia no solo incluirá hardware, sino también intercambio de inteligencia, doctrina táctica y desarrollo conjunto de capacidades.
Perspectiva a futuro
El caso griego muestra cómo países medianos pueden reinventar sus estructuras militares no solo como acto de defensa nacional, sino también como forma de insertarse en nuevas redes geoestratégicas y de innovación militar.
A medida que potencias regionales como Turquía incrementan sus propias capacidades, la militarización y la diplomacia armada seguirán marcando la agenda mediterránea, con Atenas y París como ejes de una nueva arquitectura defensiva europea.