Tragedias en el aire: un vistazo crítico a las recientes catástrofes aéreas en Estados Unidos

Entre familias rotas y fallos de seguridad, el espacio aéreo estadounidense atraviesa una etapa oscura y preocupante

Un vuelo truncado por el destino

El pasado fin de semana, una familia modelo compuesta por eminentes médicos, jóvenes atletas y estudiantes brillantes, falleció en un accidente aéreo en Copake, Nueva York. Entre los seis fallecidos se encontraban Karenna Groff, exjugadora de fútbol del MIT y galardonada como Mujer del Año de la NCAA en 2022, y James Santoro, su pareja y prometido.

También perecieron en el accidente los padres de Karenna, Michael Groff y Joy Saini, ambos distinguidos cirujanos, su hermano Jared Groff y la novia de este, Alexia Couyutas Duarte, quien se preparaba para comenzar estudios en Harvard Law School. Todos ellos abordaron una aeronave Mitsubishi MU-2B, pilotada por el Dr. Groff. Lo que debía ser un vuelo corto hacia los Catskills terminó en tragedia cuando, según las autoridades, el piloto perdió el control tras un intento fallido de aterrizaje.

Karenna y Alexia, líderes de una nueva generación

Desde diferentes orígenes —una atleta brillante del noreste estadounidense y una inmigrante colombiana con una misión social profunda—, Karenna y Alexia compartían un futuro prometedor en común.

Karenna, además de su éxito deportivo, había publicado investigaciones científicas sobre epilepsia y salud global. Su vida parecía tener un equilibrio perfecto entre deporte de alto nivel y logros académicos. Por su parte, Alexia, criada entre Colombia y Venezuela, encontró su vocación en el derecho migratorio tras observar de cerca las dificultades que enfrentaban comunidades desplazadas.

Una seguidilla alarmante de accidentes aéreos

Este accidente no es un hecho aislado. En lo que va del año, EE.UU. ha sido escenario de múltiples tragedias aéreas, desde colisiones fatales hasta aterrizajes forzosos producto de fallas técnicas o errores humanos. Esta cadena de eventos está generando mayor presión pública sobre la Administración Federal de Aviación (FAA) y las políticas de seguridad aeroespacial.

  • Enero: Colisión entre un avión de American Airlines y un helicóptero militar sobre el río Potomac —67 muertos.
  • Febrero: Accidente de avión pequeño en Arizona —2 muertos.
  • Marzo: Avión de American Airlines sufre fuego en el motor tras aterrizar en Denver —12 heridos.
  • Abril: Choque de alas entre dos aviones de American Airlines en Washington D.C.

Aunque las estadísticas globales continúan mostrando que el transporte aéreo es uno de los más seguros —la tasa de mortalidad es de aproximadamente 0.07 por cada mil millones de millas recorridas—, la percepción pública está comenzando a cambiar. Y con razón.

¿Quién regula a los reguladores?

Los expertos señalan que una parte del problema tiene que ver con recortes presupuestarios y falta de supervisión. Durante la administración Trump, se implementaron reducciones significativas en agencias como la FAA. Esto incluyó la disminución de inspectores aéreos y retrasos en la implementación de nuevas tecnologías de control de tráfico aéreo.

Además, varios analistas aeroespaciales han advertido de la obsolescencia de muchos equipos en los aeropuertos regionales, como el de Columbia County, donde el accidente de los Groff tuvo lugar. Desde sistemas de radar anticuados hasta aeronaves operadas por pilotos sin una certificación médica reciente, las posibles negligencias abundan.

Incidentes menores, pero alarmantes

Aun cuando muchas situaciones no entran en la categoría de “accidente fatal”, los “casi accidentes” también revelan brechas en el sistema aéreo:

  • En febrero, un avión de Southwest en Chicago tuvo que abortar su aterrizaje por otra aeronave cruzando la pista sin autorización.
  • Ese mismo mes, un hombre abrió la puerta de emergencia en un vuelo de JetBlue antes del despegue, desplegando el tobogán inflable.
  • En Nueva Jersey, un avión de carga FedEx aterrizó de emergencia tras el ingreso de un ave en el motor.

Dolor, memoria y legado

El caso de la familia Groff y la helicóptero turístico que se estrelló en el Hudson River, donde murió una familia española, nos recuerdan lo vulnerables que somos incluso bajo las condiciones aparentemente más controladas.

Todos eran tan brillantes, pero nunca se trató solo de sus logros”, dijo John Santoro, padre de James, en una entrevista con medios. “Para todos los que los conocieron, fueron una luz en sus vidas”.

Una de las historias más conmovedoras está en la figura de Maria Claudia Couyutas Duarte, hermana de Alexia, quien relata con orgullo y tristeza cómo su hermana convertía cada logro en un paso hacia el servicio a los demás. “Era su sueño —llegar a Harvard. Y lo logró”.

¿Qué dice la NTSB?

La Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) aún no ha proporcionado un informe definitivo sobre el accidente en Copake. Sin embargo, algunos detalles plantean preguntas cruciales. El piloto, Dr. Michael Groff, había fallado en la primera aproximación al aterrizaje y solicitó nuevas coordenadas. Los controladores intentaron advertirle por altitud, pero nunca obtuvieron respuesta. ¿Fue un fallo técnico? ¿Error humano? ¿Condiciones meteorológicas adversas? Todo sigue en investigación.

¿Vuelo seguro en el siglo XXI?

Los aviones comerciales y privados dependen de una red extensa de mantenimiento, tecnología y capacitación. Pero si uno de estos elementos falla, las consecuencias pueden ser catastróficas. El MITRE Corporation, un centro de investigación independiente, identificó más de 1,300 incidentes de “pérdida de separación mínima” (es decir, vuelos que rozaron una colisión) en EE.UU. entre 2019 y 2022.

Según el Flight Safety Foundation, uno de los principales desafíos modernos es el aumento de vuelos privados sin reglamentaciones estrictas —como en el caso del MU-2B operado por Michael Groff, una aeronave exigente con un historial preocupante de accidentes.

¿Qué se necesita cambiar?

El Congreso ha iniciado debates sobre modernizar las leyes que rigen la aviación privada, fortalecer los sistemas automatizados en torres de control, e incrementar los exámenes médicos y de formación para pilotos civiles. Otros países, como Australia o Japón, han implementado modelos de seguridad de múltiples capas, en donde los vuelos privados deben someterse a inspecciones aleatorias y contar con caja negra obligatoria.

Pero en EE.UU., con una potente industria de aviones personales y una cultura histórica de “libertad aérea”, imponer controles más estrictos ha sido resistente.

Honrar con acción

Desde los festejos truncos de dos compromisos matrimoniales hasta los ideales de justicia migratoria y salud global, la vida de los seis fallecidos en el accidente de Copake representa más que una cifra en una estadística.

Sus muertes deberían servir como punto de inflexión para revisar y repensar lo que entendemos como un vuelo “seguro”. Porque cada nombre —Karenna, James, Jared, Alexia, Joy, Michael— llevaba un futuro que hoy ya no existe. Y honrarlos es también impedir nuevas tragedias.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press