El colapso silencioso en las salas de emergencia: una crisis para los adultos mayores con demencia en Estados Unidos

El envejecimiento de la población y la escasez de camas hospitalarias crean una tormenta perfecta que pone en peligro la dignidad y la vida de millones de ancianos

Por qué deberíamos indignarnos con el sistema de emergencias médicas en EE.UU. y su trato a pacientes vulnerables

Una espera que puede costar vidas

Tracy Balhan aún recuerda con dolor la noche que llevó a su padre, Bill Speer, a la sala de emergencias del Edward Hospital en Naperville, Illinois. Su padre, aquejado por una demencia severa, había tenido un episodio agudo donde intentó lanzarse de un coche en movimiento. Pensando que el servicio de emergencias podría facilitar una atención rápida y digna, acabó enfrentando una realidad brutal: 12 horas de espera en el ER, con su padre eventualmente siendo inmovilizado, esperando una evaluación psiquiátrica. Lo que desconocía era que esta experiencia tiene nombre: ER Boarding.

El término se refiere al fenómeno cada vez más común donde los pacientes son mantenidos durante horas –o incluso días– en las salas de emergencia antes de ser transferidos a una cama de hospital. Y para pacientes como Bill, mayores y con enfermedades mentales progresivas, esta espera puede ser catastrófica.

¿Qué está pasando con las salas de emergencia?

Entre 2003 y 2023, el número de camas hospitalarias con personal adecuado en EE.UU. se mantuvo prácticamente estático, pasando de 965,000 a 913,000, según la American Hospital Association. Durante el mismo periodo, las visitas a salas de urgencia aumentaron entre un 30% y 40%, colapsando los servicios de emergencia.

Este desequilibrio estructural se ve empeorado por el envejecimiento de la población estadounidense. Ya estamos en medio de una llamada "tsunami plateada": la ola de baby boomers que envejecen y traen consigo enfermedades crónicas, entre ellas la demencia.

En 2022, una de cada seis visitas al departamento de urgencias que resultó en hospitalización tuvo una espera de más de cuatro horas, según un análisis realizado por Side Effects Public Media y Associated Press. La mitad de estos pacientes tenía más de 65 años.

El caso de la demencia: un riesgo agravado

Los pacientes con demencia son particularmente vulnerables a largas esperas en ambientes caóticos como las emergencias. El Dr. Shafi Siddiqui, psiquiatra geriátrico en Chicago, advierte que estas condiciones pueden llevar rápidamente al desarrollo de delirio, un estado agudo de confusión que puede incluir alucinaciones. Esto no solo agrava la enfermedad de base, sino que puede tener consecuencias irreversibles.

Un estudio publicado en junio de 2024 en la Journal of the American Medical Association (JAMA) examinó más de 200,000 pacientes y encontró una correlación alarmante entre estancias largas en urgencias y un incremento en la aparición de delirio en individuos con demencia.

No hay lugar para ellos

El problema no termina en la sala de emergencias. Muchos hospitales y unidades especializadas no tienen camas disponibles o simplemente no aceptan pacientes con demencia, especialmente si se muestran agitados o agresivos debido a su enfermedad.

La experiencia de Nancy Fregeau con su esposo Michael Reeman lo demuestra. En varias ocasiones, Michael pasó más de cuatro y hasta diez horas en la sala de emergencias de Riverside Medical Center esperando una cama en una unidad de salud mental. Las unidades especializadas ya no están aumentando su capacidad. De hecho, muchos están cerrando. Según un informe de la American Health Care Association, 1,000 hogares de ancianos en EE.UU. cerraron solo entre 2015 y 2022.

En 2023, al menos 15 centros de salud mental que ofrecían cuidados para pacientes con comportamientos complejos relacionados con demencia también cerraron. Esto deja a las salas de emergencia como el único lugar accesible para muchas familias en crisis, perpetuando el círculo vicioso.

¿Por qué los hospitales priorizan a otros pacientes?

Las decisiones hospitalarias, aunque difíciles de aceptar, muchas veces están motivadas por razones económicas. Las compañías aseguradoras pagan tarifas más altas por procedimientos programados como cirugías ortopédicas o tratamientos por cáncer. Estas intervenciones suelen recibir una prioridad mayor cuando hay camas limitadas, relegando a pacientes de emergencia a las salas de espera.

La Dra. Alison Haddock, presidenta del American College of Emergency Physicians, resume el problema: "Las salas de emergencias están fallando porque todo el sistema de salud está fallando".

Una crisis sin datos precisos

Un obstáculo para solucionar este problema es la escasez de datos completos. El Centers for Medicare and Medicaid Services eliminó recientemente una normativa que obligaba a los hospitales a reportar los tiempos medianos de espera en urgencias. Aunque grupos de expertos han sugerido nuevas métricas para rastrear mejor los casos extremos, aún no se ha implementado ningún cambio sustancial.

Alternativas limitadas: ¿Hay otra opción?

Algunas familias han encontrado pequeñas soluciones alternativas: el uso de centros de día para adultos mayores o grupos de apoyo comunitarios. Michael Reeman, por ejemplo, asiste desde noviembre al MCA Senior Adult Day Center en Kankakee, Illinois. Allí realiza pequeñas tareas y socializa, y su esposa asegura que vuelve a casa mucho más feliz. Sin embargo, en muchos estados hay más condados que centros como este, y su número también está disminuyendo.

La desesperación y el dolor son comunes entre los cuidadores. Como lo expresa Tracy Balhan: "No sentí que trataran a mi padre como un ser humano con dignidad".

¿Qué se puede hacer?

La comunidad médica ha propuesto soluciones como la expansión de unidades especializadas en salud mental geriátrica, incentivos gubernamentales para reactivar hogares de ancianos y centros de día, y reformas legislativas que exijan reportes de tiempo de boarding para fiscalizar a los hospitales.

Sin embargo, los expertos son claros: nada mejorará si no hay voluntad política ni presión social. El Dr. Vicki Norton, presidente electo de la American Academy of Emergency Medicine, lo dice sin rodeos: “La gente necesita estar indignada por esto”.

Las decisiones que tomemos hoy –o la indiferencia que mostremos ahora– determinarán el tipo de atención que millones recibirán mañana. Tal vez incluso nosotros mismos, en nuestra vejez.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press