El desafío de Fukushima: robots, radiación y un futuro a cien años vista
La misión de un robot para recuperar combustible fundido en la planta nuclear dañada expone la complejidad del desmantelamiento y el costo tecnológico de la energía nuclear en Japón.
Un robot en las entrañas de Fukushima
El 5 de marzo de 2024, un robot controlado a distancia inició una operación cuidadosamente planificada para recuperar material radiactivo del reactor número 2 de la planta nuclear de Fukushima Daiichi —la misma que sufrió una de las catástrofes nucleares más graves de la historia tras el terremoto y tsunami de marzo de 2011.
Esta misión, llevada a cabo por la compañía Tokyo Electric Power Company (TEPCO), es la segunda de su tipo y utiliza el robot "Telesco", un dispositivo extendible que lleva equipadas cámaras e instrumentos similares a un gancho de pesca. Su objetivo: recoger pequeñas cantidades de combustible nuclear fundido mezclado con otros elementos estructurales colapsados dentro del reactor.
El peso del pasado: Fukushima y la tragedia de 2011
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9.0 azotó la costa noreste de Japón, desencadenando un tsunami que alcanzó olas de hasta 40 metros de altura. Este evento natural de proporciones inimaginables provocó un colapso total en la central de Fukushima Daiichi, lo que resultó en fusiones de núcleo en tres de sus reactores.
Se calcula que dentro de esos reactores aún hay al menos 880 toneladas de combustible fundido, conocido como corium, una mezcla letal de combustible nuclear, acero fundido, concreto y otros materiales. Esta sustancia representa no solo un desafío técnico, sino también un inmenso peligro para la salud humana y el medio ambiente.
¿Por qué usar robots?
La radiactividad dentro de estos reactores es tan alta que ninguna persona puede acercarse sin poner en riesgo su vida. Por eso, desde hace años, científicos e ingenieros japoneses han estado desarrollando distintas generaciones de robots especializados para explorar y eventualmente retirar el material radiactivo.
El robot "Telesco" es el más reciente de estos dispositivos. Diseñado para adaptarse a espacios estrechos y altamente contaminados, el robot no solo extrae muestras, también registra imágenes en alta resolución, lo cual permite a los ingenieros planificar futuras operaciones con mayor precisión.
Lecciones del primer intento
La primera prueba, realizada en noviembre de 2023, logró recuperar una pequeña muestra de sedimentos de combustible, aunque presentó múltiples contratiempos, entre ellos la pérdida de señal de video y fallos en el mecanismo de agarre. Pero incluso esos desafíos sirvieron como valiosas lecciones.
“Aunque el resultado fue limitado, demostró que podemos llegar al combustible fundido y recogerlo,” declaró Akira Ono, jefe del programa de desmantelamiento de TEPCO, durante una conferencia reciente.
Una tarea de un siglo
Expertos del Instituto Japonés de Energía Atómica y la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) coinciden en que el proceso de desmantelar completamente Fukushima puede tardar hasta 100 años. No es solo cuestión de retirar el material nuclear, sino también de descontaminar el entorno, manejar desechos y almacenar permanentemente cantidades inmensas de residuos radiactivos.
Según la OIEA, el costo económico completo de Fukushima podría superar los 200.000 millones de dólares.
Japón, entre la desconfianza y la resiliencia
La tragedia de Fukushima provocó una crisis de confianza en la energía nuclear. Tras el desastre, el 54% de los reactores nucleares del país fueron apagados, y muchos permanecen inactivos debido a la oposición pública. Una encuesta de NHK en 2023 mostró que solo el 23% de los japoneses apoya el reinicio de todos los reactores nucleares, mientras que un 45% se opone categóricamente.
Sin embargo, a medida que avanzan los años y aumenta la presión por reducir emisiones de carbono, el gobierno japonés ha empezado a reactivar algunos reactores como parte de su estrategia para cumplir compromisos climáticos.
Los desafíos técnicos: más allá de la ingeniería
La radiación no es solo peligrosa para los humanos, también afecta negativamente a los propios robots. En 2017, uno de los primeros robots exploradores diseñado para durar 10 horas en el reactor colapsó en menos de 2 horas debido a la intensidad de la radiación.
Esta problemática ha impulsado investigaciones avanzadas en inteligencia artificial, robótica autónoma y materiales resistentes a radiación, sectores en los que Japón lidera a nivel mundial. Incluso empresas de robótica de otros países, como Boston Dynamics, han comenzado a interesarse en las soluciones japonesas.
¿Inspiración para el futuro?
Algunos expertos afirman que los avances logrados con robots en Fukushima podrían ser aplicados en otras situaciones de emergencia nuclear, ya sea desmantelamiento de armas nucleares o rescate en zonas de guerra química o nuclear.
“Las enseñanzas de Fukushima no solo son un recordatorio del peligro de la energía nuclear mal gestionada, sino también una guía para la innovación en robótica segura”, explicó Naoko Ishikawa, especialista en ingeniería robótica de la Universidad de Tokio.
Un proceso supervisado por el mundo entero
Las tareas en Fukushima están siendo observadas atentamente por países con industria nuclear, desde Francia hasta Estados Unidos. Además, organismos internacionales como la OIEA continúan colaborando para asegurar que las actividades cumplan con los más altos estándares de seguridad ambiental.
El propio Director General de la OIEA, Rafael Mariano Grossi, ha visitado en seis ocasiones el sitio y ha expresado públicamente que el esfuerzo japonés representa una “responsabilidad única ante la humanidad”.
Un símbolo de persistencia tecnológica y humana
Pese al desafío abrumador, Japón ha mantenido su compromiso con el desmantelamiento seguro de Fukushima. En palabras del primer ministro Fumio Kishida: “Nuestro deber no termina con una solución técnica. Solo se cumplirá cuando retomemos la normalidad en las comunidades afectadas.”
Siguiendo esa promesa, numerosos programas de asistencia aseguran subsidios, educación y apoyo médico a las poblaciones desplazadas, muchas de las cuales aún no han regresado a sus hogares.
El reloj avanza: una carrera contra la corrupción y el olvido
Algunos críticos, sin embargo, cuestionan la transparencia de TEPCO y denuncian retrasos injustificados. En 2022, documentos internos filtrados revelaron retrasos en inspecciones claves y subcontratación de empresas sin experiencia comprobada.
“La lucha no solo está bajo tierra, también es institucional”, escribió el periodista de investigación Shoichi Watanabe en su serie para Asahi Shimbun.
No obstante, con misiones como la del robot Telesco, Japón da un claro mensaje al mundo: aunque los escombros del pasado pesan, la ciencia y la perseverancia pueden allanar el camino hacia una solución, por lenta que sea.