Elecciones en Singapur: ¿Renovación política o continuidad del poder absoluto?
Con Lawrence Wong al mando, el Partido de Acción Popular busca revalidar su hegemonía en un país marcado por la estabilidad económica y el férreo control político.
Un relevo en medio de incertidumbres globales
Este 3 de mayo, Singapur celebrará elecciones generales luego de que el parlamento fuera disuelto oficialmente. Bajo el liderazgo del nuevo primer ministro Lawrence Wong, el Partido de Acción Popular (PAP) intentará reforzar su dominio político en una etapa de creciente tensión global, desafíos económicos y murmullos por una apertura política.
Wong, que asumió el cargo en mayo de 2023 tras la retirada de Lee Hsien Loong, hijo del histórico líder Lee Kuan Yew, encara sus primeras elecciones como figura central del PAP. El líder compartió en Facebook: “Estamos siendo testigos de cambios profundos en el mundo. Se está volviendo más incierto, inestable y hasta inseguro. Las condiciones que permitieron el éxito de Singapur pueden que ya no existan”. Este mensaje apunta claramente a una narrativa de continuidad en medio de adversidades.
Del legado de Lee Kuan Yew a una nueva etapa política
Lee Kuan Yew, primer primer ministro del país y arquitecto del milagro económico de Singapur, gobernó por 31 años con mano férrea. Bajo su mandato y el de su hijo, el PAP nunca perdió el poder desde la independencia en 1965.
Pero tras décadas de dominio y éxito socioeconómico, algunos síntomas de desgaste empiezan a ser visibles. En las elecciones de 2020, celebradas en plena pandemia, el PAP obtuvo 83 de los 93 escaños, pero su porcentaje de votos cayó a un histórico bajo del 61%. Además, la oposición logró incrementar su representación parlamentaria a 10 escaños, la cifra más alta en la historia del país.
¿Una brecha generacional?
Uno de los principales retos para el liderazgo de Wong es conectar con una nueva generación de votantes que ya no se deja impresionar simplemente por la promesa de estabilidad económica. Las preocupaciones de estos electores incluyen:
- El alto costo de vida: Singapur es una de las ciudades más caras del mundo. Según el índice anual de la Economist Intelligence Unit (EIU), en 2023 compartió el puesto número uno con Nueva York como la ciudad más cara del planeta.
- Desigualdad de ingresos: Mientras la clase media alta sigue beneficiándose del desarrollo, los singapurenses más jóvenes se enfrentan a oportunidades laborales volátiles y limitaciones en el acceso a vivienda asequible.
- Libertad de expresión: La fuerte censura de medios y leyes restrictivas han generado críticas internas y externas. Organizaciones como Human Rights Watch acusan al régimen de restringir libertades civiles bajo el pretexto de garantizar la armonía social.
- Inmigración y sobrepoblación: La llegada masiva de migrantes ha impulsado el crecimiento económico, pero también ha generado tensiones sociales y presión sobre los servicios públicos.
Frente a estas situaciones, Lawrence Wong lanzó el plan «Forward Singapore», una iniciativa que busca influir en la opinión pública al prometer una agenda inclusiva y renovada en colaboración con la ciudadanía. Sin embargo, muchos consideran que es una estrategia más discursiva que estructural, caracterizada por consultas superficiales sin intención real de descentralizar el poder del PAP.
El PAP y su maquinaria política: ¿invencible o vulnerable?
Desde su origen, el PAP ha funcionado como una estructura vertical y altamente centralizada. No hay duda de que su eficiencia administrativa y visión a largo plazo han sido pilares del crecimiento del país, pero también se apoya en un arsenal de herramientas legales y tácticas para suprimir la oposición:
- Leyes como la de Orden Público y Seguridad Interior (POHA) permiten arrestos sin cargos.
- Leyes de prensa, como el Licensing Framework de medios digitales, dan amplios poderes al gobierno para regular y censurar contenido.
- Los candidatos opositores pueden enfrentar demandas por difamación importantes, un recurso habitual para silenciar voces críticas.
La estructura vigente de GRC (Group Representation Constituency) también ha sido criticada por dar ventajas estructurales al PAP. Esta modalidad obliga a los partidos a presentar listas de varios candidatos por distrito, lo cual demanda recursos que los partidos pequeños muchas veces no tienen.
Un sistema democrático en el papel
Aunque Singapur realiza elecciones regulares y el sistema de partidos no está oficialmente prohibido, la práctica demuestra que se trata más bien de una democracia controlada. La oposición más visible, el Workers’ Party, ha logrado avances lentamente, pero aún enfrenta limitaciones concretas para competir en igualdad de condiciones.
En un editorial de The Diplomat, se señala que “en Singapur, los votantes quieren cambio, pero también temen que cualquier alteración brusca pueda poner en riesgo la estabilidad que disfrutan”. Este equilibrio entre deseo de reforma y temor al caos ha sido el principal escudo del PAP durante décadas.
¿Cuál es el verdadero desafío para Wong?
El primer ministro entrante necesita legitimarse ante las nuevas generaciones sin perder la fidelidad de un electorado envejecido que aún confía en el PAP como garante de estabilidad. Esta campana de 2024 representa una oportunidad crucial para sentar las bases de un nuevo ciclo político.
Pero más allá de una redistribución de escaños o un baño de nuevos candidatos, el verdadero dilema para Singapur sigue siendo cómo evolucionar de una tecnocracia efectiva a una democracia más transparente y plural. Esa transformación no se logra solo en las urnas, sino con cambios culturales, institucionales y, sobre todo, voluntad política.
Singapur vs el mundo: ¿una narrativa conveniente?
Una de las frases más repetidas por Wong es: “El verdadero enfrentamiento no es entre partidos, es Singapur contra el mundo”. Esta narrativa proyecta una imagen de un país amenazado por las inestabilidades globales y que solo bajo el PAP puede encontrar seguridad. Pero también funciona como una forma indirecta de disuadir a los votantes de arriesgarse por otras opciones políticas.
En un contexto donde las ciudades-estado están desapareciendo o transformándose profundamente (pensemos en Hong Kong), el dilema resulta válido: ¿hasta qué punto la hiperestabilidad política puede ser perjudicial para el pluralismo y la innovación needed en tiempos cambiantes?
¿Qué esperar este 3 de mayo?
Según todos los pronósticos, el PAP mantendrá su dominio en el Parlamento. El reto será observar si la oposición puede expandir aún más su representación, si Wong logra consolidarse como líder carismático —no solo como administrador eficiente— y si los votantes más jóvenes decidirán mostrar sus inquietudes en las urnas.
El futuro de Singapur no está en juego solo en términos de escaños, sino en su capacidad de reinventar el contrato social construido desde mediados del siglo XX.
¿Seguirá siendo el ejemplo de éxito asiático basado en control y pragmatismo, o dará pasos hacia una sociedad más participativa y abierta a la disidencia?
Las elecciones de mayo tal vez no respondan completamente esa pregunta, pero podrían ser el primer capítulo de una nueva narrativa.