Meta, monopolio y el juicio que podría redefinir el futuro de las redes sociales
Zuckerberg enfrenta a la FTC en un juicio histórico que pone en juego el destino de Instagram y WhatsApp, y desafía el poder de las grandes tecnológicas
Mark Zuckerberg volvió a ser el centro de atención esta semana, no por un nuevo lanzamiento de producto, sino por encontrarse bajo el escrutinio de la justicia estadounidense en un juicio antimonopolio que podría cambiar para siempre las reglas del juego en Silicon Valley. El juicio, en curso en Washington D.C., examina si Meta (anteriormente Facebook) compró Instagram y WhatsApp con el fin de eliminar competencia y establecer un monopolio ilegal en el mercado de las redes sociales. Este proceso no solo podría obligar a Meta a desprenderse de estas populares plataformas, sino que también marcaría un precedente histórico para el control regulatorio sobre las grandes tecnológicas.
Un imperio construido sobre adquisiciones
Retrocedamos al año 2012. Facebook, aún un gigante en crecimiento, adquiría Instagram por 1.000 millones de dólares. En ese momento, la aplicación era joven, no tenía publicidad y se dedicaba exclusivamente al intercambio de fotos. Dos años después, y en una transacción mucho mayor, Meta volvía a la carga comprando WhatsApp por 22.000 millones de dólares. Estas dos operaciones marcarían el punto de inflexión en la estrategia expansiva de Facebook.
Hasta entonces, era común que Facebook hiciera pequeñas adquisiciones para absorción de talento, conocidas como "acqui-hires". Pero Instagram y WhatsApp fueron distintas: ambas compañías se mantuvieron activas como productos independientes, sumando rápidamente usuarios y consolidando la posición de Facebook en el incipiente mercado de redes móviles.
¿Estrategia empresarial o eliminación de competencia?
Para la Comisión Federal de Comercio (FTC), las motivaciones detrás de estas adquisiciones fueron mucho más allá de lo estratégico. El argumento central del organismo es que Zuckerberg y Meta tenían la intención de neutralizar amenazas potenciales a su dominio en lugar de simplemente impulsar su crecimiento o innovación.
“La FTC sostiene que Meta utilizó su posición dominante en tecnología social para mantener su poder creando barreras de entrada y absorbiendo a sus principales competidores antes de que pudieran representar una amenaza real”, dijo Daniel Matheson, uno de los abogados de la comisión.
Durante el juicio —catalogado como el más significativo contra una Big Tech desde la demanda contra Microsoft en los 90—, la FTC presentó correos electrónicos de Zuckerberg donde se mostraba preocupación por el crecimiento de Instagram y el impacto que esta app podría tener sobre Facebook, evidenciando, según la acusación, su intención de eliminar competencia potencial.
Zuckerberg se defiende en el estrado
La defensa de Meta, liderada por el abogado Mark Hansen, ha construido una narrativa distinta. Según Zuckerberg, las adquisiciones se realizaron porque Instagram y WhatsApp eran productos valiosos por sí mismos, que complementaban y mejoraban la visión de su compañía sobre el futuro de la comunicación en línea.
“Mi trabajo es entender lo que está pasando en el mercado y empujar a nuestros equipos a avanzar rápido”, afirmó Zuckerberg frente al juez federal James Boasberg. También insistió en que las alarmas que sonaban en los correos eran parte del proceso natural de vigilancia competitiva.
Sobre WhatsApp, Zuckerberg explicó que si bien inicialmente le preocupaba su expansión, finalmente entendió que los fundadores no compartían sus prioridades, pero que aun así vio un gran valor en la aplicación. “Pensé que la aplicación era importante y valiosa”, afirmó.
¿Cuánto poder tiene Meta?
La defensa ha repetido un argumento constante: Meta no tiene un monopolio real como alega la FTC, ya que enfrenta competencia intensa, especialmente de TikTok y YouTube.
Zuckerberg destacó en su declaración que los usuarios pasan más tiempo viendo contenido en YouTube que en Facebook e Instagram combinados. Agregó que TikTok, propiedad de la empresa china ByteDance, también representa un desafío formidable en el espacio de contenido corto y viral.
No obstante, el modelo de negocio de Meta se apoya fuertemente en las relaciones personales entre usuarios, uno de los aspectos que distingue a sus plataformas, lo cual según la FTC le da una ventaja desproporcionada. Aunque YouTube también permite compartir videos, la FTC no lo considera un competidor directo en el nicho de “red social basada en amigos y familiares”.
El contexto político del juicio
Este test legal enfrenta a la FTC en una de sus pruebas más públicas y demandantes desde que el expresidente Donald Trump fortaleciera las políticas contra las grandes tecnológicas durante su administración. La demanda fue originalmente presentada en 2020, y a pesar de los esfuerzos iniciales de Meta de que fuera desechada, el juez Boasberg determinó a finales de 2023 que existía fundamento suficiente para que siguiera adelante.
El fallo que emita este tribunal podría tener consecuencias legales y comerciales de gran alcance. Una decisión en contra de Meta podría obligar a la división de sus activos tecnológicos, reviviendo políticas antimonopolio al estilo de la famosa disolución de Standard Oil en 1911.
Lo que está en juego para el consumidor
Más allá de la tensión legal entre organismos y empresas, este juicio pone bajo la lupa el impacto del comportamiento corporativo sobre los usuarios. En la actual era digital, donde plataformas como Instagram, WhatsApp y Facebook se han convertido en herramientas cotidianas de comunicación y comercio, una empresa con demasiado poder puede limitar opciones, innovación y privacidad.
“El poder de una empresa para adquirir a sus competidores más prometedores, si no se regula, puede silenciar el futuro de nuevas ideas antes siquiera de que nazcan”, advirtió la analista tecnológica Lina Khan en uno de sus informes sobre concentración en el sector.
Por otra parte, si Meta demuestra que sus adquisiciones, lejos de obstaculizar la competencia, ayudaron a escalar productos útiles al público, entonces podría salir fortalecida y abrir el camino a nuevas fusiones en el ecosistema digital.
¿Y ahora qué?
Aún se esperan testimonios cruciales durante las próximas semanas, incluyendo el de Sheryl Sandberg, exCOO de Meta, y otros directivos de la industria tecnológica. La complejidad del juicio, además de los intereses en juego, podría extender el proceso y cualquier apelación durante años, pero independientemente del resultado, el veredicto sentará las bases legales para el control de los gigantes tecnológicos en la próxima década.
Empresas como Google, Amazon y Apple observan este juicio con atención, pues ellos también mantienen posiciones dominantes en sus respectivos mercados. Si el tribunal falla a favor de la FTC, podríamos ver una nueva ola de litigios y restricciones regulatorias, cambiando profundamente el panorama digital mundial.
En esencia, el juicio no solo evalúa una adquisición, sino el concepto mismo de monopolio digital en un nuevo ecosistema económico. Y con más de 3.500 millones de personas dependiendo de servicios relacionados con Meta, el veredicto tendrá efectos muy reales para el mundo conectado.