Surgen sombras de guerra en Sudán del Sur: entre la esperanza de paz y el riesgo de otra catástrofe

Mientras el frágil acuerdo de paz de 2018 tambalea, la violencia vuelve a escalar y la crisis política amenaza con llevar a Sudán del Sur al abismo de un nuevo conflicto civil

Sudán del Sur, el país más joven del mundo desde su independencia en 2011, vuelve a estar en el centro de la atención internacional. Lo que alguna vez fue una promesa de paz y autonomía se ha tornado nuevamente en un campo minado de tensiones étnicas, luchas de poder político, violencia armada y creciente crisis humanitaria. El jefe de la misión de paz de la ONU, Nicholas Haysom, ha lanzado una alarmante advertencia ante el Consejo de Seguridad: el país podría recaer en una guerra civil a gran escala si no se actúa con urgencia.

Una historia corta, pero marcada por conflictos sangrientos

Sudán del Sur logró su independencia en julio de 2011 luego de un referéndum que formó parte del acuerdo de paz que puso fin a décadas de guerra civil con Sudán. La comunidad internacional celebró el nuevo nacimiento de una nación africana soberana, rica en petróleo y recursos naturales, y con el potencial de surgir como un ejemplo de reconstrucción y autodeterminación.

Sin embargo, la alegría fue efímera. Menos de tres años después, en diciembre de 2013, estalló un conflicto interno entre las fuerzas leales al presidente Salva Kiir, de la etnia dinka, y las del entonces vicepresidente Riek Machar, líder del grupo nuer. El conflicto, marcado por matanzas étnicas, desplazamientos masivos y uso de violencia sexual como arma de guerra, dejó más de 400,000 muertes confirmadas según estimaciones del International Rescue Committee, y millones de desplazados.

El acuerdo de paz de 2018: una esperanza aún por concretarse

En 2018, se firmó un nuevo acuerdo de paz bajo el auspicio regional de IGAD y con apoyo del Vaticano, restaurando transitoriamente la figura del vicepresidente Machar e instaurando un gobierno de unidad nacional. Si bien el acuerdo ha conseguido reducir la violencia en gran parte del país, su implementación ha sido incompleta y extremadamente lenta. Las reformas clave como la reunificación del ejército, reformas del sistema judicial, y la organización de elecciones democráticas, siguen estancadas.

Haysom advierte que la progresiva ruptura del delicado equilibrio entre Kiir y Machar parece inminente. "Las condiciones actuales recuerdan tenebrosamente los conflictos de 2013 y 2016", declaró, citando enfrentamientos armados directos entre las facciones de ambos líderes.

La amenaza real: una nueva guerra civil

El detonante actual parece ser el arresto y creciente marginación del vicepresidente Machar, junto con campañas de desinformación y discursos de odio propagados en redes sociales. En el norte del país, enfrentamientos armados indican un deterioro del frágil cese al fuego.

La situación ha llevado a que el proceso político se paralice. Las elecciones presidenciales previstas originalmente para 2024, fueron pospuestas hasta diciembre de 2026, agravando la frustración y desconfianza ciudadana. Las instituciones siguen siendo débiles, con limitada capacidad operativa y control territorial efectivo fuera de la capital, Juba.

“El acuerdo de paz de 2018 sigue siendo el único marco viable para evitar una recaída al conflicto”, enfatizó Haysom ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

La tragedia humanitaria: hambre, desplazamiento y desesperación

Si el aspecto político ya es sombrío, el panorama humanitario es aún más devastador. Según Edem Wosornu, directora de operaciones de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), el país sufre un cúmulo de crisis: inseguridad alimentaria aguda, colapso económico, violencia, desplazamiento forzado y cambio climático.

  • 9.3 millones de personas —el 75% de la población— necesitan asistencia humanitaria.
  • 7.7 millones padecen inseguridad alimentaria aguda.
  • 650,000 niños menores de cinco años corren riesgo de desnutrición severa.

Las cifras no son meros números. Representan vidas en peligro a diario en un país sin redes sociales sólidas de protección, carestía de recursos básicos e infraestructura devastada. Las agencias humanitarias trabajan en condiciones extremadamente adversas, con acceso restringido a muchas áreas y sin garantías de seguridad.

Diplomacia urgente: la última esperanza

La misión de paz de la ONU, compuesta por casi 20,000 efectivos de diversas nacionalidades, continúa realizando esfuerzos diplomáticos con actores relevantes como la Unión Africana, IGAD, la Santa Sede e incluso directamente con ONU y su Secretario General. La presión internacional es clave para evitar que la violencia se desborde nuevamente.

Haysom llamó al Consejo de Seguridad a intervenir con firmeza. Entre sus demandas destacan:

  • Instar a las partes en conflicto a cumplir el cese al fuego.
  • Evitar una narrativa étnica que profundice la polarización.
  • Ejercer presión para avanzar hacia elecciones transparentes y creíbles.

Los riesgos no se limitan al país: una nueva guerra en Sudán del Sur tendría graves repercusiones regionales, incluyendo flujos masivos de refugiados hacia países vecinos como Etiopía, Uganda y Sudán.

La responsabilidad internacional: más allá del discurso

Durante años, la comunidad internacional ha sostenido financieramente al nuevo Estado sursudanés a través de ayuda humanitaria, programas de desarrollo y gasto militar estratégico. Pero las críticas por su falta de compromiso efectivo con la presión diplomática también son crecientes.

Sudán del Sur necesita algo más que palabras y asistencia técnica: requiere una estrategia internacional centrada en la construcción legítima del Estado, fortalecimiento institucional, justicia transicional y reconciliación nacional genuina entre sus diversas etnias.

El momento para actuar es ahora. Como advirtió Wosornu: “Si no se resuelve la crisis política, la pesadilla humanitaria se convertirá rápidamente en una realidad.”

Una nación entera se encuentra en la cuerda floja. Sudán del Sur aún sueña con la paz, pero sin acción diplomática contundente, ese sueño corre el riesgo de morir una vez más entre las llamas de la guerra.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press